Capítulo 2

736 71 7
                                    

Wao... Es increíble cómo el hecho de que la gente me ignore puede hacerme perder la confianza en mí misma, parece que el estudio de la mente y reacción humanos sí son muy acertados.

Si este tema no es gustado, entonces lo voy a borrar y subirlo a Mundo Yaoi, allá sí me lo van a querer, es más fácil porque allá es donde la mayoría de las Fujoshis comenzamos desde abajo, e igual nos quieren demasiado.

Por cierto. Gracias, afrodi_frost, por la votación y por unir mi historia a tu lista de lectura, pero si la llego a borrar de aquí, la puedes encontrar hasta mejor organizada en Mundo Yaoi. 



Ya había transcurrido un mes, cuatro semanas en las que mi padre y hermana hacían lo que podían por no irse y esperar a que terminara esta labor. Yukka ya estaba aburrida de la nieve y el hielo, y se resfrió levemente. Mi padre ya era un visitante habitual del hospital, yendo siempre a supervisar alguna cosa. Había enseñado las cosas que se hacían en el Hospital General de Inazuma usualmente a los practicantes de medicina de aquí, quienes ya se habían encariñado con él. Las cosas eran sólo un poco diferentes aquí y allá, ya que mientras que en Inazuma una quemadura por sol era algo común, un Shock por el frío aquí era más común. Los accidentes de auto consistían más bien en que los autos se resbalaban por las calles congeladas, mientras que allí eran choques y otras cosas más.

Una tarde que fui a verlo, quité el emplasto que le había puesto en la cara, viendo que la herida había cicatrizado rápido, sólo que seguiría siendo eso mismo de ahora en adelante, una gran cicatriz en el lado izquierdo de su rostro. El color de sus facciones había vuelto a la normalidad, sus labios ya estaban rojizos, y su tono de piel, aún pálido, pero menos que antes. Aún no quitaba la venda de su tobillo derecho porque había que esperar a que despertara para hacerle terapia de rehabilitación. Me sentía bien en lo personal, ya que sentía que estaba haciendo un buen trabajo.

Pasó otra semana y media, en la que mi pobre hermana estaba ansiosa de volver a ver a sus amigos de la escuela, y mi padre recibía llamadas diariamente del Hospital General de Inazuma para saber cuándo volvía. Yo estaba tan preocupado por ellos que fue decisión mía decirles que volvieran a Inazuma sin mí, y luego yo podía volver sólo, cuando terminara esta tarea. Me costó mucho convencer a mi padre, pero al final aceptó, sólo porque ya Yukka quería volver.

El día que se iban, ya una semana después, Yukka fue hasta el hospital con mi padre, sólo para llegar a ver al chico antes de irse. Se había encariñado mucho con él, hasta me había llegado a decir que le gustaría que él nos visite en Inazuma cuando despierte. Debo admitir que yo también quisiera lo mismo. Como a las diez ya se estaban yendo.

― ¿Seguro que estarás bien solo, Shuuya? ―me pregunto preocupado.

― Sí, papá, estaré bien. Estaré llamándolos todos los días. Y vayan con cuidado. ―le dije a él. Me acerqué a Yukka y le di un beso en la frente.

Nos despedimos y ellos partieron en el auto. Mi padre estaría pagando el hotel semanalmente desde Inazuma hasta que yo volviera.

Hasta la semana siguiente todo había ido muy bien. El joven, cuyo nombre y persona había sido aún totalmente desconocido, todavía seguía dormido. Se veía bien, luego de seis semanas de descanso. Aún no encontraban nada sobre él, y preguntaban sobre él con fotografías que le tomaron, pero nadie lo conocía. Me resultaba extraño en muchos modos.

El martes 8 de Septiembre, fui como todos los días a revisarlo. Había recién llamado a mi padre diciéndole que aún no había cambios, pero que había mejorado físicamente. Cuando llegué al cuarto, me sorprendí porque el medidor cardiaco estaba extraño: el ritmo se ralentizaba y aceleraba por momentos, lo cual me preocupaba. Me quedé observando al joven que atendía por un rato, extrañado por esas reacciones. Cuando entonces empezó a hacer movimientos con las cejas, los primeros que ha hecho desde que lo encontré. Le presté más atención, quedándome cerca de él de pie. Él mismo dio un profundo respiro, moviendo un poco el rostro para los lados. No salía de mi sorpresa mientras lo miraba, ¿estaba despertando? De pronto sentí que todo el tiempo que llevaba vigilándolo no había sido nada, que todo se había ido tan pronto, sólo con verlo despertar al fin.

❄Hokkaidou en Otoño❄ [Shuuya Gouenji x Shirou Fubuki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora