❄Hokkaidou en Otoño❄ [Shuuya Gouenji x Shirou Fubuki]

Capítulo 3

Gracias por tu comentario, afrodi_frost. Espero les guste este capítulo. Vamos a la mitad~

Pasó una semana. Fubuki había estado mejorándose mucho. Tenía diecisiete años, igual que yo. Yo era mayor que él por tan sólo meses, pero antes de saberlo, juraba que tenía entre catorce y dieciséis, por su corta estatura de 1, 57 cm. La razón por la que nunca supieron quién era él, es porque vivía más allá de las montañas, es un pueblo alejado de la ciudad, mientras los policías sólo revisaban aquí mismo. No llevaba identificación ni celular ya que se le cayeron muchas cosas cuando huía del ataque de los lobos.

En un momento recordé ese pequeño paquete que el Dr. Kamikawa encontró entre la ropa de él, y cuando se lo di, varios recuerdos llegaron a su mente.

― Este era el regalo que le iba a dar a mi hermano ese día. ―me dijo triste.

Me describía a su hermano con muchos tipos diferentes de sentimientos; era arisco, orgulloso y a veces grosero, pero era divertido y amoroso en realidad. Su madre, una dama noble y algo estricta, resultaba ser como su hermano, alguien dura por fuera, pero tierna y amable por dentro, mientras que su padre era más como él, dulce y amable con quien tuviese en frente, pero era un poco temperamental cuando se enojaba, algo no muy fácil de lograr.

Deberían haber visto el caos que se formó cuando todos se esteraron; Las noticias lo seguían por su historia de cómo sobrevivió a los lobos en una noche fría en la montaña, lo cual él intentaba negar para que lo dejasen en paz, los policías lo molestaban preguntándole dónde estaban los cuerpos de su familia, los médicos se la pasaban preguntándole cómo se sentía y cómo había logrado sobrevivir. En todo momento yo había estado a su lado, defendiéndolo de todas esas personas preguntonas y respondiendo cualquier cosa por él, incluso me encargué de calmar a los forenses para dejar reposar su pérdida. Aunque él me dijo en uno de esos momentos que les dijera el camino por donde él había bajado, incluso dio la ubicación exacta.

Todos los días hacía su terapia de rehabilitación, y cuando terminaba, me pedía que lo acompañara afuera del hospital a respirar el aire frío de la ciudad, usando sus muletas mientras aún necesitaba recuperarse. Algunas veces le tenía que revisar le herida de la cara y su salud interna. Cuando cerraba los ojos y lo tenía de frente, sujetando su rostro tan cerca del mío para revisar su cicatriz, tenía la impresión de que él estaba esperando un beso mío, que quería que lo sujetara suavemente y lo acercara para sellar este amor. Un amor que, al salir de mi mundo, recuerdo que es inexistente. Ni siquiera sé en qué momento había ocurrido, pero siempre deseaba tenerlo a mi lado. Me costaba despedirme al anochecer de él y dejarlo sólo en ese hospital, y me alegraba inmensamente por las mañanas al volver a verlo. Quería abrazarlo todos los días, ver siempre esa forma suya tan tierna de sonreír cuando lograba avanzar, y cada día que pasaba, mis ganas de obtener ese beso que mencioné anteriormente, iban en aumento. Eso sin duda me hacía saber lo que me ocurría: Estaba enamorado de él, no lo voy a negar.

Pero tenía miedo al rechazo, algo que yo creo que es muy común, aún así no me quería arriesgar. Quería decirle lo que sentía, pero creía que se enojaría y no me volvería a querer cerca de él. Así que seguí manteniendo mis sentimientos ocultos.

Un día llegó una llamada al hospital que era para Fubuki, pero me pidió que la recibiera por él―estaba haciendo su terapia cuando lo llamaron―. La llamada era de los policías, que me dijeron que habían encontrado los restos de los tres cuerpos, lo cual me sorprendió. Me preguntaron si Fubuki querría ir a verificar o algo. Yo no sabía qué responder, así que les dije que le preguntaría, y si no estaba allí en una hora, entonces era que no quería.