Joder, yo voy a subir toda esta verga de una sola vez. Nadie aquí me quiere... ;n; *en la esquina abrazando una papa cruda(?)* Como sea. Aquí va. Como nadie me quiere aquí, me largo de vuelta a Mundo Yaoi, allá en serio que es más fácil. Aquí tan sólo voy a leer.
El siguiente fin de semana, bien temprano por la mañana, me preparé para cumplir mi promesa de ir a visitar a Shirou. Terminé toda mi tarea en la noche anterior y me llevé mis notas para los exámenes del lunes. Ya me encontraba en Hokkaidou. El tren se detuvo y me estaba bajando, apenas miré a los lados mirando cosas sin importancia, alguien me saltó encima. Era Shirou, que me recibía.
― ¡Shuuya! ―exclamó sin dejar de abrazarme. Yo correspondí de inmediato el abrazo.
― Shirou, te extrañé mucho. ―le dije.
Luego de saludarnos y hablar un poco, nos fuimos a su casa. Había llegado hasta la estación en su bicicleta, y de vuelta me llevó a mí detrás. Creo que desde una perspectiva ajena era cómico mirarme sentado de espaldas a él, mientras él pedaleaba. Al llegar a su casa, entrando, noté que en el suelo había algo de tierra.
― ¿No has limpiado? ―le pregunté.
― Ahm... no. No solía limpiar ya que estudiaba con mi hermano, y mis padres trabajaban. Así que teníamos una nana. Pero creo que al no encontrarnos tanto tiempo después, dejó de venir. ―me dijo. Hice una mueca con los labios. Dejé mis cosas en el colgadero y entré con unas pantuflas puestas.
― ¿Dónde estás las cosas de limpieza? ―le pregunté. Él me miró un momento extraño.
― No me digas que te pondrás a limpiar. ―me dijo extraño.
― No. Nos pondremos a limpiar ―sentencié―. Yo voy a barrer y desempolvar, y tú limpiarás.
― Aaaay, ¿en serio? ―preguntó un poco decepcionado. Ese pequeño flojo...― Yo esperaba pasar el fin de semana contigo, divirtiéndonos antes de volver a las clases. Terminé toda mi tarea anoche para pasar el sábado y domingo contigo. ―dijo, lo cual me sorprendió. Sonreí.
― Yo hice lo mismo ―dije bajo―. Pero, no quiero que te enfermes por vivir entre tanto polvo y bacterias. Así que vamos a limpiar y te invito a almorzar. ¿Qué piensas? ―le propuse. Él pensó un poco.
― ¿Y podemos poner música? ―me preguntó. Yo asentí sin problemas― Entonces sí. ―aceptó sonriendo.
Comenzamos a limpiar de inmediato. Cuando puso la música me sorprendí de ver que tenemos gustos parecidos con el Rock n' Roll, o las de Electro Pop y mixes para estudiar. Barrí rápidamente y desempolvé los estantes y orillas más altas de las paredes, a veces cantando una que otras letras, y cuando él empezó a limpiar, oí su hermosa voz cantando una canción Rock de amor. Suspiraba y me deleitaba sólo con oírlo, pero él reaccionaba a cada rato por mi mirada y se quedaba acallado, hasta que otra vez se distraía volviendo a cantar.
Así terminamos de limpiar a las once y media. Ya ambos teníamos hambre. La casa quedó hermosa, muy bien organizada. Nos miramos orgullos. Ambos nos dimos un baño, nos arreglamos bien y salimos. En la ciudad, llegamos a un restaurante que me recomendó él, y allí almorzamos. Comimos muy a gusto, hablando de temas triviales, de cómo era tan complicada la universidad, y otras cosas. Entonces se quedó callado un momento, y noté en él un pequeño rubor.
― ¿Qué pasa?
― Esas señoras están mirando para acá y murmurando algo ―dijo. Miré hacia atrás, que fue donde me indicó con la mirada. Cuando vi, había dos señoras vestidas muy elegantes, murmurando más cosas cuando las miré. Me volví hacia Shirou―. ¿Acaso ellas pensarán que somos... algo? ―preguntó.
― ¿Algo? ¿Algo como novios? ―le pregunté buscando un significado para ese «algo». Él asintió un poco, aún ruborizado― Hum... ¿Y qué?
― ¿Eh?
― Que crean lo que quieran, que somos novios, amigos, ¿qué importa? ― le dije comiendo de mi comida. La verdad no lo había pensado, pero en mi mente, me llegó la idea de que realmente fuéramos novios, y eso me hizo avergonzar también.
Al terminar, salimos del restaurante, y caminábamos tranquilos, Shirou llevando su bicicleta rodándola por el manubrio. Él estaba muy callado desde que esas señoras chismeaban de nosotros: pudieron haber estado hablando de nuestra vestimenta casual mientras ellas iban elegantes, o de mi peinado puntiagudo o su cabello alborotado, pero ¿por qué supuso un noviazgo ante sus murmullos? Lo miré un poco; miraba al suelo con una expresión decaída, pensando en quién sabe qué distraído del mundo. Noté que el mismo rubor de hace rato no había desaparecido aún.
― Shirou, ¿aún piensas en lo que pasó con las señoras del restaurante? Ya te dije, no les prestes atención. ―le dije para calmarlo, suponiendo que ese era su problema. Pero entonces me miró.
― ¿Eh? No, eso no es lo que me molesta. Ya he tenido ciertos problemas con gente así por ser medio peleón. Gracias por proporcionarme tu temperamento, Atsuya ―dijo volteando los ojos―. Es... que creo que a ti no te molesta para nada la idea de vernos a ti a mí de novios. ―dijo apresurado, un poco más rojo.
― Ahm... pues no, a mí no me molesta, en realidad. ―le dije sincero. Él miró para un lado pensando. Íbamos pasando ya por un bosque otoñal, las hojas rojas, anaranjadas y amarillas estaban cayendo al suelo, con algunos montículos de nieve alrededor. Él pensó un poco para hablar.
― Ese día que estábamos hablando por teléfono, cuando me dijiste te quiero... ¿lo dijiste de verdad? ―me preguntó.
― Sí. ―dije como si nada. Se detuvo un momento mirándome sorprendido, y noté que su sonrojo creció poco a poco.
Yo me detuve justo después que él, pero estaba tranquilo. Entonces me empecé a avergonzar; me miraba tan fijamente, con tanta intensidad, que creo que toda la vergüenza que él estaba sintiendo desde antes, la empecé a sentir yo justo a ahora.
― Ah... quiero decir, a mí no me molestaría ser novios, para nada. E-Eso que dije era por que en verdad yo... ―decía yo todo avergonzado, rascándome la nuca y mirando para todas partes. Cerré los ojos con fuerza, bajando la cabeza―... de verdad me gustas, muchísimo. Pero... espero que esto no haga que me tengas asco o algo así. Si no te gusto, entonces hagamos de cuentas que nada pasó. Porque al menos quiero seguir siendo ―dije, en el mismo milisegundo en que sentí como me estrujaba Shirou― amigos...
Apenas pude oír hace un momento, sin darle para nada mi atención, la bicicleta cayendo sobre las hojas cuando él la soltó. Nos quedamos así por unos segundos. No entendía, estaba confundido, ¿por qué me abrazas?
― No quiero hacer de cuentas que nada pasó ―me dijo sin apartarse, más bien abrazándome más―. Quiero recordar esto por siempre. Y no quiero ser sólo amigos, eso no. ―Yo estaba sin palabras, casi hasta sin aliento.
― E-Entonces... ¿me dices que tú también me quieres? ―le pregunté, correspondiendo lentamente el abrazo. Mi mente aún no lograba asimilar todo eso.
― No... ―dijo bajo, haciéndome confundirme. Se alejó un poco de mí, dejándome mirarle la cara roja y a la vez pálida de frente por apenas medio segundo― ¡Estoy completamente enamorado de ti! ―me gritó, saltando sobre mí y volviendo a unir, por segunda vez, sus labios con los míos. Yo estaba a punto de perder el conocimiento, ya sin poder sorprenderme más de lo que estaba. ¡Ay de mí, me iba a dar un infarto en cualquier momento! Pero correspondí ese beso al reaccionar. Reconócelo, Shuuya; Shirou está aceptando tus sentimientos, y siente el mismo amor, o uno más grande que el tuyo, por ti.
Shirou tenía que pararse de puntillas para poderalcanzarme, pero por eso yo me incliné un poco, él rodeó con sus brazos micuello y yo su hombro y su cintura desde atrás. Encajábamos perfectamente.
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❄Hokkaidou en Otoño❄ [Shuuya Gouenji x Shirou Fubuki]
RomanceGouenji Shuuya y su familia están de visita a la ciudad de Hokkaidou por negocios de su padre, pero ocurre el encuentro de un herido en el camino. Él se encarga de cuidarlo a petición de su padre. Al despertar, este joven llamado Shirou Fubuki, está...