Estamos llegando a nuestra parada y Laura y yo nos levantamos para bajar del bus. Carlos nos mira y nos saluda, lleva un buen rato en el bus, pero no nos saludó porque estaba ensimismado con su teléfono. Yo también me suelo atontar con el móvil pero ahora ese no es el tema.
Caminamos hacia el instituto los tres juntos. Carlos avanza un poco más rapido dejándonos atrás. Como decía, la gente siempre tiene prisa. Laura me está hablando entusiasmadamente de otro de sus grupos de rock favoritos y yo hago como que sé de quien me habla. A veces me lamento de no tener una mayor cultura musical, pero últimamente escucho Radio 3 en el coche por las mañanas, donde ponen y hablan de música no comercial; también me estoy descargando música de grupos que me recomienda Laura, como Queen, que me gusta especialmente por sus contrastes musicales y por no ser una banda de rock cualquiera.
Poco a poco vamos llegando al instituto. Poco a poco llegamos al patio exterior. Poco a poco nos acercamos a la Innombrable. Y en el último momento desaparezco escaleras arriba para que no me vea.
¿Que quién es la Innombrable?
Ella es amargura y desesperanza pero también es alegría y ternura. Ella es pasado y presente pero no futuro. Su vida estuvo unida a la mía, ahora nos separa un océano, un océano de lágrimas infinitas que no terminan nunca, que fluye e influye en nuestro pensamiento. Ella no quiere, yo tampoco, y sin embargo alguna vez en el tiempo quisimos, pero ese tiempo ya pasó. No fue hace mucho pero lo siento lejano en el tiempo, y aún así duele como si hubiera sido ayer mismo. Sé que este dolor tarda en desaparecer, o al menos eso es lo que me han contado. Pero yo no quiero seguir sufriendo, yo quiero ser feliz y disfrutar de las cosas sin sentir esa punzada permanente que me agujerea el pecho.
De repente veo a Laura a lo lejos, a su lado la Innombrable. Se dirigen hacia mí. No sé que hacer. Por suerte para mí alguien se cruza en su camino, pero esto sólo podía provocar algo peor que el vernos el uno al otro. La persona que se cruza ante ellas pronuncia sus nombres. Y de repente la Innombrable deja de serlo para recibir un nombre.
«Natalie»