corre, salta, vuela o teletransporta el coche

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-Ya estoy preparada chicos, plano perfecto.

La voz de Dakota llega a través el pinganillo prácticamente invisible que llevo en mi oído y me imagino que todos menos Lía, que no tiene uno, lo habrán escuchado.

-Tyler, dile a los gemelos que se pongan en cada bocacalle que da a la plaza. Hay tres, que dejen una para Evelyn.

Quien habla ahora es Karina, pero a ella la escucho por duplicado ya que estamos en el mismo coche.

-Dimitri ya está con el cliente, en cinco minutos empieza el discurso. Evelyn, como no llegues ya, te corta el cuello.

Puede que Tyler sea el que más nervioso se pone cuando tiene que salir a una misión, especialmente si no puede llevar su ordenador a mano... Y evidentemente no va a llevar un ordenador para robar.

-Estoy a tres minutos Dimitri, pero hay un atasco enorme.

Llevar los pinganillos es lo más práctico de todo esto, puedo dirigirme a una persona en especial y que el resto lo escuche sacando sus conclusiones.

-Búscate la vida, te quiero aquí en menos que canta un gallo.

Ahí esta la persona en especial, en este caso Dimitri, que supongo que ya ha terminado de hablar con el cliente y ahora la está tomando conmigo.

-Mira que eres lenta, me debes uno de los grandes señorita Evelyn, que lo sepas.

Y ahí están las conclusiones, la apuesta que había hecho con Bruno era de un precio elevado, y como no piense algo de camino a la plaza me va a tocar pagarle por haber tardado más que el en llegar, por culpa de un atasco de mierda.

-No es justo. Yo he tenido que dejar a Dakota.

-Te he dado la oportunidad de escoger a quien te llevabas, ahora no me recrimines nada.

-Vale.

No es por nada pero estoy metida en un atasco y nadie se está dando cuenta. ¿Qué voy a hacer yo si los coches no van ni para delante ni para detrás?

-Evelyn tienes un minuto, como no llegues ya, no te molestes en venir.

Dimitri, ahora más enfadado que antes, vuelve a hablarme por el pinganillo.

-¡Dimitri estoy en un atasco!- digo marcando cada palabra.

-¡Me da igual! Corre, salta, vuela o teletransporta el coche, pero mueve tu culo hasta aquí.

-Vale, tu lo has pedido. Yo no me hago responsable de lo que pase ahora. Y si atropello a algún ser vivo no me digas que soy una loca al volante porque me lo has pedido tú, recaerá sobre tu conciencia.

Ya no escucho lo que me dice Dimitri, empiezo a pitar y pitar hasta que los coches de delante se apartan de mi camino. Aprovechando que hay un hueco me meto en él y sigo con la técnica de hacer sonar el claxon hasta que se apartan.

Ya he perdido el minuto que Dimitri me había concedido, pero no por eso me voy a resignar. Por mitad de la gran avenida hay un pequeño callejón, no estoy segura de que el lamborghini quepa por ahí pero pensándolo bien... Tiene que entrar.

-Chicas...- digo a modo de aviso.

-Evelyn, no.

Karina que parece entender cual es mi idea se empieza a encoger en el asiento.

-Evelyn, sí.

El grito emocionado de Lía nos sorprende y en cierto modo me da el permiso para llevar a cabo mi plan, si a Lía le parece bien puedo hacerlo ¿no?

A Quemarropa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora