mi misterioso acompañante

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Ocho de la tarde, podría decir que estoy nerviosa por la cita de esta noche, pero... estaría mintiendo descaradamente, no lo estoy.

En realidad yo nunca he sido de esas que se ponen nerviosas, a veces incluso pienso que mis nervios están atrofiados, por eso de la sangre fría y la mente clara... Tanto da.

También podría decir que llevo toda la tarde pensando en que ponerme, planchándome el pelo, maquillándome... Olvídalo, volvería a mentir con ganas.

Me he pasado todo la maldita tarde aburrida como una mona en mi habitación, y podría haber hecho muchas cosas pero tampoco tenía muchas ganas.

Así pues, media hora antes de encontrarme con Sam estoy decidiendo si meterme o no en la ducha y solo por que pase más rápido el tiempo accedo.

El contacto con el agua fría me espabila, estaba mucho más despistada de lo que creía y eso nunca es bueno.

Salgo rápidamente de la ducha y en vez de extender toda mi ropa encima de la cama y estirarme de los pelos en busca del conjunto perfecto abro el armario y cojo unas mallas negras y el primer jersey que encuentro.

En cuanto a lo que al pelo se refiere tampoco me voy a calentar mucho la cabeza, con una coleta voy que tiro y con una sencilla ralla en mis ojos azules termino lo que se denomina como "arreglarse para una cita".

Quince minutos, quince minutos infernales de espera.

Para hacer más ameno el rato bajo al comedor a ver quién hay por allí, a pesar de que hay una enorme sala de estar todos mis amigos prefieren quedarse en el comedor, no sé muy bien porqué. Solo encuentro a los gemelos jugando a un estúpido juego de cartas que consiste en dar tortazos al que pierda la partida.

Sigo mi camino, no me interesa ver a dos catetos dejarse la cara hinchada y roja.

Justo cuando iba a entrar en la sala de estar veo a Sam hablando con Dakota ¿qué estarán diciendo?
Parece que Dakota le está explicando algo y en el momento en que me planteo entrar le veo imitar un gesto propio de mí.

Le esta aconsejando, sobre como tratar conmigo o cualquier otra cosa. Me fijo en Sam y veo que está mucho más nervioso que yo, las manos le tiemblan y su mano viaja de su costado a su cabeza cada dos por tres.

Entonces si, es el momento de interrumpir, no quiero que Sam me trate forzadamente siguiendo los consejos de Dakota, solo quiero una cita natural.

-Llevo quince minutos matando el tiempo y muriéndome de hambre ¿nos vamos?- digo entrando de golpe y sin dar más rodeos.

-Buenas noches Evelyn, no aún no he cenado pero enseguida me reuniré con todo el equipo para ver que hacemos- saluda Dakota sarcásticamente.

-Ah sí, ¿como andas hermana?- intento gastar los últimos minutos aquí en molestarla.

-Mira que eres maleducada, Evelyn- se cruza de brazos y al instante sé que se está picando, es tan fácil.

-Ojito con lo que dices- alzo mi dedo índice para señalarle, otra cosa etiquetada como "mala educación"- que has sido tu la que me ha enseñado modales durante muchos años.

-Vete a cenar anda, que te conviertes en una auténtica cavernícola cuando tienes el estómago vacío.

Sonrío satisfecha al haber conseguido mi objetivo y tras despedirme de ella me marcho con Sam al garaje.

**

-¿Ya has decidido dónde me vas a llevar?- realmente estoy muerta de hambre, y no sé si voy a poder aguantar mucho más.

A Quemarropa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora