Un día

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Son las tres y media de un mediocre día, ni el sol brilla, o no se percata de ello, ni se inmuta de darnos su cálida sonrisa, nisiquiera nos ilumina el día.

Las trágicas nubes lo cubren.

Ya las tres cuarenta dan y no se me ocurre nada, tendida en la silla del despacho a la espera de una noticia, de la que poder hablar, debatir y/o cotillear.

Simplemente las palabras fluyen a travez de la tinta que el papel atrapa.

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