2. 12/10 Explícamelo otra vez

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Lara se mueve en la litera de arriba. Espero no haberla despertado. Miro su reloj, perfecto, ya son las dos y media de la tarde, tengo una excusa para salir, diré que tenía hambre.

Bajo de la cama y me pongo mis zapatillas negras, siempre intento llevar algo oscuro... Por mi "difunto" hermano. Estoy empezando a creerme esto.

Salgo intentando no hacer mucho ruido, pero con esta puerta es imposible no hacer ruido. Por suerte para mí -y para todas las personas que hay aquí por el mal humor mañanero de Lara- , Lara no se despierta. Aunque escucho que dice en sueños "Yo... Yo... Yo...".

Voy caminando por los pasillos de este lugar que me resulta tan enigmático a pesar de la charla de ayer que nos dio Clare. Mis zapatillas suenan a cada paso que doy contra el mármol del suelo. Esto ayer estaba lleno de gente y apenas se escuchaba, por lo que mínimo para mí, pasó desapercibido.

Las ventanas están todas cerradas y no dejan pasar la luz de fuera, y tampoco hay nadie por el lugar, estarán almorzando, supongo. Todas la puertas están, al igual que las ventanas, cerradas, excepto una. Paso a dentro de la sala abierta y quedo impresionada.

Es una gran biblioteca que, en vez de paredes, tiene cuatro grandes estanterías que llegan hasta el techo, todas a rebosar de libros. También tiene una especie de pasillos que divide la habitación en cinvco partes.

Me paseo por los pasillos de estanterías leyendo los cartelitos en los que ponen cosas como "novela juvenil, fantasía, humor, paranormal..." y parándome de vez en cuando a leer el resumen de un libro, y, cada tantos, cojo uno y lo añado a la colección de libros que va creciendo conforme avanzo.

La primera sala es un sofá y una hogera, la segunda, un comedor con muchas sillas y mesas, agrupados por una mesa con seis sillas a su alrededor, la tercera, una especie de sala de reuniones con aproximadamente cuarenta o cincuenta sillas y una gran mesa redonda, y, la cuarta y última -ya que la quinta estaba bloqueada- , una increíble sala de música con dos pianos de cola, incontables violines, violonchelos, violas... Guitarras de toda clase, españolas, clásicas, flamencas, acústicas, eléctricas y bajos. También hay cientos de instrumentos de percusión y viento, pero demasiados como para mencionarlos e instrumentos desconocidos. En el centro de la sala hay sillas y alfombrillas para sentarse.

Me tumbo en una de las alfombrillas recordando el sonido de una orquesta con años de preparación que podía tocar lo que quisiera, no recuerdo su nombre pero eran fantásticos.

Tanto me centro en recordarles que escucho un violín... ¡No! Es que alguien está tocando el violín aquí.

Dejo los libros en la alfombrilla y me guío por el sonido buscando a el o la prodigiosa violinista. Al cabo de un rato, encuentro a una chica pecosa pelirroja y baja con curvas y rasgos faciales muy definidos y muy atractiva -aunque no sea lesbiana se de chicas- tocando la quinta sinfonía de Bethoveen. La chica deja de tocar al verme y le hago un gesto para que siga, mientras yo disfruto de su música. Al rato para.

-¿Te ha gustado? Solo llevo un mes tocando y seguro que no lo hago bien pero... -interrumpo a la chica que aparenta unos doce o trece años.

-¡Me ha encantado! Tocas genial. Ya me gustaría a mi haber tocado asi de bien cuando llevaba un mes con la percusión o la guitarra -la chica me manda callar chistando con su dedo índice izquierdo sobre su labio inferior.

-Es muy pronto para hablar con ese tono.

-Vale, vale -digo casi en un susurro.

-Yo soy Samantha, pero llámame Sam, encantada -me tiende la mano.

-Yo soy Rachel, puedes llamarme Rachel, que es lo mismo -río y le doy la mano- igualmente.

-¿Cuántos años tienes?

El mundo de mi secuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora