Capítulo 11

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Capítulo 11: No es bueno hacerlo todo solo.

Cuando abrí los ojos me sorprendió ver que ya habían pasado unas tres horas desde que hubiéramos salido de la biblioteca.
Estaba tumbado en una de las camas de motel mientras Dean revisaba alguno de los libros que yo ya había leído.
Me erguí notando un poco de mareo al hacerlo. Al segundo, mi hermano estaba a mi lado, sosteniéndome y acariciándome un poco la espalda.

-Estoy bien- dije con tono cansado.
-No me vengas con esas, Sam... Llevas unas cuantas horas inconsciente.
-Ya... He visto el reloj de la pared pero, te digo, que ahora me siento bien.
-Como digas...- le noté mosqueado.
-Lo siento, ¿vale? Te prometo que si empiezo a sentirme mal te lo diré.
-De acuerdo- habló con resignación- ¿Quieres café?
-Por favor- le sonreí.

El "mayor" se levantó para dirigirse a la cocina en busca de la bebida caliente y yo no pude evitar comérmelo con los ojos.
Ese culito se veía pero que muy bien en esos pantalones vaqueros algo desgastados y esas piernas arqueadas...
Me moriría por tirarlo en la cama y separar esas piernas para poder adentrarme en él.

-Sammy- me llamó.

Abrí los ojos, que no me había dado cuenta de que había cerrado, para encontrarme de frente con su fuerte figura.
Tomé la taza que me ofrecía entre las manos, dándole las gracias, antes de beber un largo trago.

-¿Me pasarías el libro marrón?- le pregunté cuando se sentó de nuevo a la mesa.
-¿Qué?
-El libro, el de los símbolos raros.
-Sé cuál dices pero no pensarás, de verdad, que te voy a dejar ponerte a trabajar en tu estado.
-¿Qué estado? Te he dicho que me siento bien Dean.
-Bueno, pero tienes que descansar, así que yo me dedicaré a investigar.
-De eso nada. No pienso quedarme de brazos cruzados... Además eso es lectura ligera para mí, estoy acostumbrado a esos tochazos, hermano.
-Me da igual. Si yo te digo que a descansar, es a descansar.
-Ni que fuera un niño, Dean- protesté cruzándome de brazos.
-A veces lo pareces- su sonrisa burlona me mosqueó aún más.

Me levanté, yendo luego hasta el improvisado escritorio y cogiendo el libro.

-Tengo 32 años Dean, ahora soy el mayor y si yo digo que me des el libro, me lo das.

El rubio me miró apretando los ojos, sabía que eso lo iba a poner furioso pero no me importaba porque tenía la razón y, eso, era indiscutible.
Fui de vuelta a la cama, tomando asiento para, seguidamente, empezar con la lectura.
Dean se levantó enfado, cogiendo su chaqueta.

-¿A dónde vas?- le pregunté sin alzar la cabeza.
-¿Qué te importa?
-Oh, ¡venga ya! Y luego soy yo el infantil…
-Estoy harto de estar aquí encerrado. Iré a dar una vuelta y luego, a traer algo de cena.
-Como quieras. Hoy sí que me apetecería una ensalada.
-Vale- contestó de forma distraída mientras cerraba la puerta.

Me estiré en la cama clavando mis ojos en el texto. El manuscrito era más interesante que los otros que había consultado para el caso.
Parecía que todas las cosas que venían escritas en sus páginas eran reales y, de la mayoría de las cosas, yo tenía algunos conocimientos.
Terminé la introducción en menos de cinco minutos y empecé con el primer capítulo que versaba sobre instrumentos mágicos.

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Me llevé las manos al vientre de manera inconsciente cuando ese hombre habló de sacar al bebé.
No sabía por qué lo decía tan a la ligera porque se suponía que no era el tiempo adecuado ni nada. Todavía quedaba medio mes para que se cumpliera el tiempo de gestación.

-Aleck, nosotros solo pensábamos pedirte una revisión. Sam no ha mostrado ningún síntoma de estar de parto todavía- dijo mi hermano dirigiéndose al hombre de pelo canoso.
-Sí… ya sé que eso fue lo que me dijiste por teléfono pero, a estas alturas, si hay cualquier problema…- el hombre se calló cuando estuve un poco más cerca de él.

(EDITANDO)Un Extraño Viaje al Futuro ¿O es al Pasado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora