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Ya era tarde, como siempre viajaba en la esquina del autobús con la mirada perdida observando todo por la ventana.

con mis emociones a flor de piel por nuevas metas.

La sonrisa irradiaba en mi rostro nada me la quitaria, era un nuevo comienzo una nueva oportunidad

Vaje del autobús y entre a la cafeteria
Pedi mi frappe de capuchino el de siempre, tu tan despistado te chocaste contra mi con tu andar desprevenido y creido a la vez,
Entonces te vi, me sonreiste tus ojos eran cansados y de un profundo negro esa... esa fue la primera vez que  mi corazón no latia por ti.

365 Escritos Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora