Mycroft (mi padre) no parecía extremadamente sorprendido ante la noticia de tener una hija. Yo estaba segura de que él ya lo sabía desde el preciso instante en el que entré por la puerta.
-Supongo que tengo que hacerme cargo de ti.-suspiró.
-Supone bien.-respondí yo, renunciando a tutearle.
-Puedes tutearme, Elizabeth.-abrió un archivo que tenía sobre la mesa y dijo:-Pediré que te preparen un cuarto. De momento, puedes explorar la casa. Me reuniré contigo a la hora de cenar y hablaremos.
Yo me levanté, recogí mi bolsa del suelo y me fui. Encontré la biblioteca sin ningún problema, y entonces oí un teléfono sonando. Como nadie respondía, me acerqué al sonido y vi un teléfono fijo. Y respondí.
-Aquí la residencia de Mycroft Holmes.
-¡Pásame con ese bastardo!-era una voz masculina.
-¿De parte de quién, por favor?-seguí con mi numerito.
-¡El puto lord Smallwood!
-Lo siento mucho, lord Smallwood, pero ahora mismo el señor Holmes no puede ponerse.-me reía interiormente, pero entonces mi padre apareció ante mí y me quitó el teléfono de las manos con gesto enfadado.-Disculpe, lord Smallwood. Mi secretaria aún no sabe que es usted preferente.-excusó sin delatarme, y se puso a charlar con el imbécil del teléfono como si nada hubiese pasado.
Yo volví a la biblioteca y la recorrí, golpeando levemente los lomos de los libros.
-Su habitación está lista, señorita Holmes.-oí la voz de un sirviente. Me volví, suspirando. A partir de ese momento, en esa casa, iba a ser Elizabeth Holmes, la hija de Mycroft Holmes.
Seguí al sirviente, que resultó ser un hombre anciano, delgado, ágil y sorprendentemente silencioso, que me llevó a una habitación enorme, con una cama de matrimonio en el medio, un par de mesillas a su lado y un escritorio de madera de roble al fondo.
-Le deseo una feliz estancia.-sonrió el hombre, cerrando la puerta para irse.-Y si necesita algo, por favor toque la campanilla del primer cajón de la mesilla derecha. Mi nombre es Thomas, por cierto.
Un segundo más tarde, estaba sola. Y un minuto después, Mycroft hizo su aparición.
-Hola.-dije, con mi habitual carencia de emociones.
-Hola.-repuso él, sentándose a mi lado en la cama.-Supongo que tendrás algunas preguntas.
-Solo una en realidad.
-Adelante.
-¿Por qué mi madre?-cuestioné. Ante su expresión de leve sorpresa, me expliqué:- Puede parecer una pregunta sentimental, pero en absoluto se trata de eso. Es más bien curiosidad. Tú eres el gran Mycroft Holmes, y estoy segura de que hace catorce años no eras menos. Por eso, ¿por qué alguien tan simple como mi madre?
-Precisamente por eso.-repuso Mycroft, recolocándose la chaqueta.-En aquella época aún no había asumido mi propia inteligencia, por decirlo así. Y en vez de refugiarme en las drogas, como mi hermano, hallé mi alivio en el soplo de aire fresco que era tu madre.
Asentí, comprendiendo.
-A propósito de tu hermano,-añadí.-¿Piensas decirle que tiene una adorable sobrina?Mycroft sonrió como un tiburón.
-Tengo una idea mejor.-dijo.
***
Y por eso, veinte minutos más tarde, me encontraba ante la puerta del 221 B de la calle Baker Street, fingiendo ser una clienta. Me abrió una tal señora Hudson, una mujer bajita y con pinta de buena, pero que había dirigido un cartel de drogas en su juventud. ¿Que como lo sé? Poderes de deducción sacados de mi padre.
-Buenos días.-saludé. Iba disfrazada de chica cuyo novio ha desaparecido y quiere encontrarle. Mi tío me miró con desinterés, sentado en su sillón enfrente del doctor Watson. Me senté en la silla que correspondía a los clientes, situada entre los sillones, y esperé a que hablasen.
-Déjame adivinar.-empezó mi tío.- Tu querido novio dos años mayor que tú ha desaparecido y quieres que te ayude a encontrarlo.
Me reí en voz alta. Había caído. Entonces él me volvió a mirar, esta vez con curiosidad.
-En el año 2001, Mycroft Holmes sintió atracción por una mujer, Amy Williams. Ese mismo año, se separaron. Los motivos jamás llegué a conocerlos, y tampoco me interesaban especialmente. En el año 2015, Amy Williams falleció en un accidente, y mandó a su hija de exactamente catorce años, Elizabeth, a vivir con su padre. Lo primero que él hizo -me reí.- fue una prueba de ADN. Bien, a estas alturas ya sabes quién soy, ¿no es así?
Sherlock sonrió sutilmente, me ofreció una taza de té traída por la señora Hudson y miró al doctor Watson.
-Obviamente.-dijo.-Eres Elizabeth Holmes. Mi sobrina.
El doctor Watson se quedó tan sorprendido que su cara parecía una interrogación en sí.
-¿Mycroft se acostó con alguien?-preguntó, y yo solté una risa.
-Por increíble que parezca.-comenté.-Pero eso no significa que sea buen padre. De hecho, es un padre bastante malo.
-Y un hermano horrible.-añadió Sherlock.-Supongo que puedes llamarme tío Sherlock.
-Puedo.-repuse, sonriendo.-Y será un placer, tío Sherlock.
-Presiento que este es el comienzo de una gran amistad.-intervino el doctor Watson, sonriendo con ironía.
-Y si no, siempre nos quedará París.-contesté, completando la cita.
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Elizabeth Holmes
Fanfiction-En el año 2001, Mycroft Holmes sintió atracción por una mujer, Amy Williams. Ese mismo año, se separaron. Los motivos jamás llegué a conocerlos, y tampoco me interesaban especialmente. En el año 2015, Amy Williams falleció en un accidente, y mandó...