¿Qué es lo peor que puede pasar?

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Rin caminaba cada vez más lejos, sin dirección alguna, no quería saber de nada ni de nadie, sus pensamientos la atormentaban seguidamente, su paciencia se colmó consigo misma, sólo quizo correr y alejarse de sus problemas, cerró sus ojos fuertemente y huyó de manera imprevista, corrió todo lo que sus pies pudieron soportar, sin importar los rasguños de las gramas con las que tropezaba, una y otra vez, hasta sangrar en alguno que otro rasguño.

Si había algo que producía frustración en ella, era el hecho de que todos la subestimaban y desconfiasen de ella, ahora la perla no se sentía segura con ella, ya no lo estaba, su corazón iba poco a poco manchándose de lujuria hasta jartarse en pasión desveladora. Y no era por demás, lujuria es conocida cómo uno de los siete pecados capitales.

— A veces suele pasar, ¿No? A veces las cosas van mal... —se decía a sí misma como consuelo, su respiración agitada hacía eco entre la niebla en la que se ha visto rodeada ahora que veía a su alrededor— ¿Y esto...?

Nuevamente algo andaba mal, la niebla se sentía cada vez más pesada, su cuerpo iba poco a poco deshabilitándole la movilidad.

"¿Algo podría andar peor?" pensó para sí misma, mientras sus ojos se cerraban como hojas que caían de un árbol hasta llegar al suelo.

Vayamos lejos Rin, abandona todo. Hazlo por ti, yo te acompañaré, no te abandonaré...

Rin, despierta.

Despierta.

— ¡Rin! ¡Despierta! —Rin despertó de un sobresalto, si vista borrosa fue tomando claridad en cuestión de segundos, vio una cabellera negra, una piel un poco morena y ropa muy conocida, a verle bien, se trataba de Kohaku— ¿Estás bien? ¿Que haces aquí en medio de la nada? ¿Qué son todas éstas heridas?

— Kohaku... ¿Qué haces aquí? —Pregunto con voz derrotada, estaba exhausta.

— Viaje de casería, hay demonios cerca y debo mantenerlos a raya, me alejé bastante de la aldea y me perdí —Rin se dio cuenta de su pequeño nerviosismo por la forma en la que hablaba, sabía perfectamente que estaba preocupado.

— Yo... corrí de un demonio. —Le mintió a su mejor amigo, se sintió horrible consigo misma pero no podría confiar nadie por ahora, y si eso significaba mentirle a toda una aldea, lo haría.

— Maldición, tenemos que buscarlo, esto no se puede quedar así —Una vena frotaba en su frente, con tanta rabia que al mirarla herida sólo lo enfureció más—, subete a mi espalda, estás muy débil.

«Débil» era justamente la palabra que no quería oír en estos momentos.

— Puedo caminar sola.

— Ven conmigo, yo te ayudaré.

— ¡Basta Kohaku! ¡No necesito ayuda de nadie! —Frustada, sus emociones salieron a flote, trató de levantarse con esfuerzo inútil, la niebla seguía dando efecto— Vete... —susurró con voz apenas audible.

— Ni vayas a creer que te dejaré en éste estado —La tomó por la fuerza y la cargó en su espalda, los zapatos de la sacerdotiza cayeron en el acto mientras Kohaku alistaba su posición, y con una mano cargó las flechas y arco, y el equipaje de su amiga— Agarrate fuerte, será una caminata dura.

Pronto Kohaku comenzó su paso, y adentrándose en el bosque que se hacía cada vez más estrecho, apenas el canto de los pájaros se oían lejanamente, y el crujido de las ramas que se quebraban era adorno de la sombría niebla, que se tornaba de color lila. Rin escondía su cabeza entre el hombro de Kohaku, y tan débil como estaba, se rindió ante el hecho de que era lo mejor que podía haber pasado.

¿Quién más podría salvarla que su mejor amigo? ¿Naraku? o, ¿Sesshomaru?

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⏰ Última actualización: Jul 14, 2017 ⏰

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Tu puro corazón me purificó (Naraku x Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora