FELIZ NAVIDAD

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Nuevamente era Navidad. Para él, la temporada no era más que una molestia, el año no era demasiado largo para no encontrarse con papa Noé. Tan solo escuchar los villancicos a su alrededor le provocaba nauseas. Para ella, la Navidad representaba una esencia de alegría y felicidad. Nunca faltaba su buena intensión, tanto, que podía llegar a ser desesperante.

Era veinticuatro de Diciembre, por lo que no podían faltar los adornos en cada una de las calles, más de un BASTON DE CARAMELO podía verse, campanas, moños, rojo por todos lados. El frio acompañaba el ambiente, mientras un viento helado que bailaba al son de las canciones navideñas provenientes de distintas tiendas,

Si no fuera porque él tenía que comprar el ese suéter para su sobrina, no se hubiera dado el lujo de salir de casa, ¿Por qué su madre no se lo había pedido antes? Ella, ya tenía todo preparado, la fiesta estaba perfectamente organizada. Siempre eran en su casa, e invitaba a cuanto podía. Después de tantos meses de anticipación, ¿Cómo había podido olvidar las nueces para el postre de manzanas?

Estaban por llegar las 9 de la noche, y después de muchas dificultades, se pudo conseguir un suéter bellísimo, y un kilo de nueces costosas.

Después de un pequeño recorrido a pie, se alejaron del ajetreo de las tiendas. El frio no había cesado, y luces de todos colores iluminaban la calle 43. Ella mostraba ilusión en su rostro, él estaba enojado, feliz navidad por todos lados lo hacía sentir tan frustrado, que solo quería llegar a votar el obsequio para intentar pasar otro nivel con su consola wii. La escena no podía ser más esplendida, más incómoda, hasta que la NIEVE inicio a caer. Copitos y copitos, llegaron a sus cabezas y al suelo, pronto adornarían todo de blanco. Fue entonces que levanto su rostro lleno de frustración, y fue entonces que se paró en seco para admirar.

Sus miradas se cruzaron, y no pudieron dejar de admirarse el uno al otro.

-¡Buenas noches!- Inicio él, no lo pudo evitar, las palabras salieron de su boca, así como sus dientes no los pudo ocultar.

-¡Buenas noches!-contesto ella - ¡Feliz Navidad!

Su sonrisa automáticamente se borro de su rostro. ¿Por qué tenía que ser fatídico día? -Pero no dejare que esto lo arruine -pensó.

-¿Qué la trae tan noche a estas horas señorita? ¿Me permite acompañarla?

-No se preocupe buen hombre, ya estoy por llegar, además por lo visto usted lleva un curso contrario, en su casa deben estar esperándolo-.

-No importa, además de que no me espera nadie en casa, este regalo es solo una responsabilidad que puede esperar.

-¿Cómo puede decir eso? En estas fechas tan importantes es esencial que sienta esa alegría navideña- Sin que lo hubiese pedido, empezó una larga charla sobre lo más importante del día. Fue entonces que se dio cuenta, ella era como todas las demás personas, incluso era peor.

-¿Querrá decir, que me incluya a un ambiente lleno de hipocresía, de consumismo y falsedad? ¡Yo no creo en eso!

Fue entonces que pudo observar, de que era como uno de esas moscas en la sopa, que les gustaba darse el concepto de Grich.

Sus miradas cambiaron de admiración a sentirse coraje el uno por el otro, se dieron cuenta lo distintos que eran.

-¿Quiere decir que ese regalo que lleva en su mano a caído milagrosamente del cielo? Usted es como todos, ¡No se haga el indiferente!-

Su rostro, se ruborizo como niño atrapado en el acto, pero claro que no podía quedarse callado.

-y Usted qué me dice, ¿Por qué no está en su casa celebrando la paz mundial? No me diga que ha olvidado el ingrediente secreto para su salsa, ¡¿Cómo podía faltar la salsa?!-le dijo en tono sarcástico.

Lo que más le dio coraje a ella, lo tan parecido que era a la verdad, por lo que se quedo sin palabras en instantes.

-¡No me diga que he acertado! ¡Qué boba! Deja su esplendida prosperidad por algo tan estúpido! ¡Corra o perderá a sus RENOS! ¡No piense en llegar tarde!

-¿Así que prefiere quedarse solo en estas fiestas por no ser parte de montón? -Le contesto ella con una ira contenida- Pues espero disfrute su premio, ¿Qué será?, seguramente llegara a su casa para desvelarse jugando un videojuego, ¡Que maduro!-

Estaban inmersos en sus pensamientos en su futura respuesta.

Solo se puedo escuchar un estrepitoso ruido, la nieve había hecho resbalar un automóvil, que sin previo aviso provocó accidente. Ella cayo en un instante al suelo, mientras su costado no paraba de sangrar.

No había tiempo de odiarse, ni en dar una respuesta aun más molesta, fuera lo que fuera, no quería que le pasara nada, no quería verla sufrir. Las lágrimas de ella iniciaron a correr por su rostro, estaba muy asustada.

- Por favor, resiste- fuertemente agarro su mano, con la ilusión de poderle darle un poco de esperanza. Su compañía la hicieron sentir tranquilidad, era como si se conocieran desde hace años. Empezó a decirle palabras dulces, quería de alguna manera robarle un poco de su angustia y hacerla sentir mejor.

Solo podía escuchar gritos, a lo lejos patrullas. ¿Cómo podían haber cambiado tantos sus planes?

Sin poder evitarlo perdió el conocimiento.

La despertaron los rayos del sol de la mañana, apenas pudo recordar lo pasado la noche anterior. Fue difícil distinguir el hospital estaba tan bien adornado.

Empezó a sentirse tan vacía, era Navidad y estaba tumbada en una cama. Él no o quería verla preocupada, y solo pudo decirle lo mas odiaba

-¡Feliz Navidad!

Su sonrisa fue su obsequio, y la razón para no morderse la lengua


-¡Feliz Navidad!

Vislumbró un MUERDAGO arriba de su cabecera. De manera inconsciente, se miraron mutuamente.

-Ni te hagas ilusiones señorita Navidad, me quitarías mi lado oscuro de niño inmaduro- le dijo él

-Ni que yo quisiera, me contaminaría en segundos- le respondió dándose la vuelta al instante.

Disimuladamente, y tratando de no demostrarlo, sonrieron al unísono.


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Comunidad JDL: Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora