Las páginas parecen ser infinitas y mis palabras parecen mancharlas como un lienzo de Pollock.
Podría decirse que este es mi diario
El diario de una fenómeno
Atte: L.J
Es una chica dulce y simpática que me enamoro de la manera más simple. Dudo qu...
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22 de septiembre de 2011
Después de todas las clases me diriji a mi casa tan rápido como pude. Estaba en la 5 cuadra me faltaban 10 y eran las 3:50 en lo que hacía la comida, darle los medicamentos de mi madre, hacer lo deberes me llevaría 1 hora. Y tenia que estar al Starbucks a las 5:00.
Buen día para que no funcione el coche de mi madre, me ahorraría 30 minutos pero no tengo suficiente dinero para llevarlo con el mecánico, lo único que hace es que perjudique más. Ya estoy en mi casa; hice lo que tenia que hacer, me cambie y decidí llevar la moto de Chris (mi hermano menor).
Ya estaba afuera del Starbucks solo faltaban unos minutos para las 5:00, entre y la busque con la mirada no estaba ¿Era bueno, no? Así que compre un chocolate caliente y me senté en una mesa junto a la ventana mientras hacia el trabajo. Eran las 5:30 y no llegaba así que lo seguía haciendo en un momento decidí despejarme y mirar hacia la calle y ahí la vi, estaba comparado con Austin, estaba con el, una punzada al corazón.
¿Me había vestido mal? ¿Le desagradaba tanto?. Me esforcé por estar lo mejor posible para ella y bueno ella esta con Austin, vaya que mi esfuerzo se fue a la basura. Ella me vio y simplemente se siguió algo en mi se volvía a romper en mi corazón. Decidí dejar los sentimientos y centrarme a mi trabajo, eran las 7:00 y me retiraba lo había terminado, vi que camila se acercaba a mí.
— "Lo siento tanto yo solo..." — la interrumpí.
— "No te preocupes" — dije con una sonrisa más falsa que la mentira de mi perro se comió la tarea —, "ya lo termine ya estas en el trabajo" — dije para último retirarme
— "Lauren yo..." — tomó mi mano, yo me solté y le dije a punto de llorar.
— "Te he dicho que no te preocupes estabas ocupada lo entiendo" — dije y me fui, durante el camino derramando lágrimas.
Aunque apenas la conocía me dolía como espinas enterradas en todo mi cuerpo. Y ahora que te escribo sigo derramándolas.
