10.

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En cuanto Edmund despertó se unió a nosotros a comer y al parecer estaba hambriento pues comió casi toda la comida que estaba en su plato y un poco del mío.

—Deja algo de comida a narnia—le dijo burlona Lucy.

Todos soltamos una carcajada provocando que el pobre Edmund se sonrojara.

—Les van a dar comida para el viaje de regreso—anunció Peter que estaba recargado en una piedra.

—¿Regresamos? —preguntó confundida Susan.

Todos volteamos a ver a Peter confundidos y esperando una respuesta.

—Ustedes sí. Le prometí a mama que los mantendría a salvo — iba a replicar que yo no me iba a ir pero Peter continuo—y eso te incluye a ti ____.

—Pero nos necesitan, a los cinco—dijo Lucy en un intento de convencer a Peter

—¡Es muy peligroso! ¡Casi te ahogas, a Susan y ____ casi las comen los lobos y Edmund casi muere!—exclamó alterado.

—Por eso debemos quedarnos. He visto lo que la bruja ha hecho y lo peor es que yo la ayude—susurró arrepentido Edmund—no dejaré que nadie más muera por mi culpa.

Me acerqué a Edmund y lo abracé, este me abrazó de vuelta y miró a Peter. Lo voltee a ver y él lo miraba distinto.

—Entonces está decidido—dijo Susan levantándose y dirigiéndose a donde estaban nuestras armas. Tomó su arco y se lo acomodó— ¿vienes _____?—me preguntó tomando mis cosas y extendiéndomelas.

—Claro—dije soltando a Edmund y dirigiéndome a ella.

—¿A dónde van?—nos preguntó Peter.

—A practicar—dijimos al unísono.

Lucy se unió a nosotras y nos dirigimos a un campo que estaba en el campamento especial para que los arqueros practicaran. Duramos unas horas tirando, al principio no nos salía del todo bien pero después hicimos lo que papa Noel nos dijo "confiar en el arco" y poco a poco fuimos mejorando.

Estábamos practicando hasta que el señor castor llegó apurado a nosotros.

—¿Que sucede? —le pregunté mientras bajaba mi arco. Edmund y Peter que estaban practicando en sus caballos se acercaron curiosos a nosotras.

—La bruja blanca demanda una audiencia con aslan—dijo entrecortado a falta del aire el castor—se dirige hacia acá.

No hubo necesidad que lo repitiera en cuanto término Peter tomo mi mano y me ayudo a subir al caballo luego yo ayude a subir a Lucy mientras Susan y el castor subían al caballo de Edmund y rápido nos dirigimos a la tienda de Aslan.

En cuanto llegamos Peter nos ayudó a bajar y por el centro del campamento se abría paso Jadis. Esta venía siendo cargada por sus súbditos mientras un enano gritaba y movía a los soldados que se entrometían en el camino.

La bruja volteo a vernos y por instinto Susan y Peter tomaron a su hermano y lo ocultaron atrás de ellos quedando Peter delante de Susan. Lucy en cambio se aferró a mí.

—Hay un traidor en tus tropas Aslan—dijo la bruja mientras se acercaba a Aslan.

—Su ofensa no te ha hecho ningún daño—exclamó con tranquilidad el gran león.

—¿Olvidaste las leyes por las cuales Narnia se forjó?

Aslan le gruñó a la bruja y esta solo retrocedió un poco ante tal acto—¡No cites la gran magia ante mi bruja estuve allí cuando las escribieron!

—Entonces sabes ya que todo traidor por ley es mío—dijo con obviedad Jadis

Ante las palabras de la bruja sentí como el aire salía de mis pulmones. Ansiosa voltee a ver a Susan y esta estaba aferrada a su hermano y Peter delante de ella estaba como un escudo.

—Intenta llevártelo—dijo Peter entre dientes mientras desenvainaba su espada apuntándola a Jadis.

Ante tal acto los minotauros que acompañaban a la bruja se dispusieron a atacar pero la bruja los detuvo.

—¿Y crees que lograrías por la fuerza negarme mi derecho, Niño Rey? — le dijo con un tono de voz que mostraba superioridad ante el cual hizo que mi sangre hirviera y me aferre más a Lucy para evitar que llegara a hacer algo estúpido.

Peter poco a poco bajo la espada.

—Aslan sabe que si no recibo la sangre que por ley me pertenece toda narnia estará devastada—levantó la voz y se volteo dirigiéndose a todos los que estaban en el campamento—Ese niño—exclamó apuntando a Edmund—morirá en la mesa de piedra

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—Aslan sabe que si no recibo la sangre que por ley me pertenece toda narnia estará devastada—levantó la voz y se volteo dirigiéndose a todos los que estaban en el campamento—Ese niño—exclamó apuntando a Edmund—morirá en la mesa de piedra.

—¡Basta Jadis! Es suficiente—ordenó Aslan—lo discutiré contigo a solas.

Y después de eso Aslan y la bruja ingresaron a la tienda y hablaron por varias horas. Nadie de todos los que estaban presentes movió un dedo, solo nos quedamos en silencio esperando el acuerdo al que llegarían.

Un gran rato después las cortinas de la tienda se abrieron revelando a Jadis, inmediatamente todos nos levantamos la bruja camino con elegancia hasta que estuvo cerca de nosotros. En ningún momento aparto su vista de Edmund. En cuanto Aslan salió también miró a Edmund, todos estábamos nerviosos en espera porque alguien hablara.

—Ha renunciado al sacrificio del hijo de Adán para siempre—habló fuerte y claro Aslan.

El campamento entero soltó gritos y levantaron sus armas celebrando la libertad de Edmund. Los Pevensie se sumergieron en un abrazo en el que su hermano estaba en el centro yo solo los mire y sentí una punzada en el pecho.

Mi padre.

Hasta este momento recordé todo lo que estaba pasando en nuestro mundo. La guerra, las bombas, las familias desintegrándose todo vino a mi cabeza y una necesidad de irme para saber cómo estaba mi papá me lleno el cuerpo.

—Como sabré que tu promesa será cumplida— gritó la bruja blanca dirigiéndose a Aslan y llamando la atención de los presentes e interrumpiendo mis pensamientos.

Aslan solo lanzó un potente rugido y la bruja indignada se retiró del campamento.

Todos siguieron celebrando, los soldados se acercaban a los Pevensie y los abrazaban yo en cambio estaba mirando a aslan. Algo estaba mal. El león tenía la cabeza gacha pero cuando la levanto y se topó con mis ojos me sostuvo la mirada y en ese momento supe que algo lo perturbaba, decidida me iba a acercar a él pero la voz de Edmund llamo mi atención.

—¡_______!—me grito soltándose de un fauno que lo abrazaba y corrió hacia mí. Enredo sus manos en mi cintura y me estrujo hasta que me falto el aire pero no me queje pues yo estaba haciendo lo mismo pero en su cuello.

Me separe de él y le sonreí él me sonrió de vuelta y después los demás Pevensie llegaron y nos abrazaron. Mi corazón estaba feliz por el hecho de que Edmund estaba a salvo pero los ojos de Aslan hicieron que otra preocupación llenara mi cabeza.

...

Esta es la ultima parte del maratón.
Perdón por no subirla ayer pero me quede dormida jaja.
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XOXO

[Editada el 21 de mayo del 2017]

Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora