Cerca de las cuatro y media de la mañana me desperté sin Felicity a mi lado, algo que ni si quiera me sorprendía ya que ella simplemente desaparecía de un momento a otro, pero me encantó el hecho de encontrarme con una nota que me dejó sobre la mesita de noche diciéndome dónde se encontraba y el por qué se había ido.
A un bar para tratar de consolar a Kean porque él no se encontraba bien.
Y se suponía que ya no me sentía celoso de él en lo absoluto y realmente me alegraba que Felicity lo estuviese ayudando en estos momentos difíciles, pero demonios, no podía dejar de molestarme del todo por el hecho de que estén juntos.
Incluso si me sentía miserable por eso.
Sin poder volver a dormir realmente y sin querer esperar a Felicity en la cama, me levanté y me dirigí hacia la puerta de entrada para hacer guardia; descalzo, sin camiseta y con el frío otoñal calándome los huesos.
Dios, me odiaba tanto por eso, pero no podía evitarlo.
Gracias a Dios no pasó mucho tiempo cuando escuché el carro llegar y me fui corriendo a la cocina y solo volví a salir cuando finalmente los escuché abrir la puerta y entrar.
─Oh ─les dije con fingida sorpresa, encontrándome frente a frente con ellos─, ya están aquí.
─Sí ─dijo Kean─. Y te prometo que la traigo sana y salva y solo con un trago encima.
─Cosa que no puedo decir lo mismo sobre él ─bromeó Felicity.
Y en realidad podía ver que Kean había tomado bastante, aunque no para emborracharse del todo.
─ ¿Estás bien? ─le pregunté con real preocupación e interés.
─Sí ─me dio una media sonrisa─. Al igual que ella ─me dijo, refiriéndose a Felicity─. Estuvimos hablando, ya sabes.
Asentí con una sonrisa y esa molestia que sentía de que ellos dos estén juntos desapareció en un instante porque sabía que hablar con él la ayudaba muchísimo y si eso hacía que mi chica estuviese más tranquila realmente no me importaba en absoluto que hablase con él y no conmigo.
Aunque poco a poco he logrado que ella realmente se abra conmigo y sé que incluso aunque tome tiempo, ella terminará diciéndome de qué se trataba.
─Gracias, Kean ─le digo sinceramente agradecido.
─No hay problema, terrorista ─él sonrió en medio de un bostezo─. De acuerdo, creo que me iré a la cama ─regresó a mirar a Felicity─. Piensa en todo lo que te dije.
─Lo haré ─ella le sonrió.
Kean sonrió de regreso, satisfecho.
─Buenas noches.
─Buenas noches ─dijimos ambos al unísono y lo vimos marcharse hacia su habitación.
─Yo también estoy cansada ─dijo ella─. ¿Nos vamos a la cama?
─Por supuesto ─tomé su mano y caminamos juntos hasta nuestra habitación─. Pero no te prometo que iremos a dormir ─formé una media sonrisa maliciosa.
Porque, quizás había dejado de estar celoso, pero aún tenía que marcar mi territorio.
***
Con entrenamientos arduos, los días pasaron y en un abrir y cerrar de ojos había comenzado la cuenta regresiva para enfrentarnos al Dios de la muerte.
En menos de veinticuatro horas estaríamos llegando a su casa y vería frente a frente al hombre que mató a mis padres. Él hombre que arruinó mi vida, pero que me dio lo más maravilloso que alguna vez pude tener además de mi hijo, me dio a mi chica peligrosa.
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Enfrentando Al Destino (Destino #3)
AkčníEsta novela, secuela de Huyendo Del Destino y tercer libro de la trilogía Destino, es narrado desde el punto de Felcity y Aidan. Dos protagonistas que se abrieron el uno al otro y descubrieron sus secretos; y aquello que los amenazaba con separarlos...