Chapter 7. The Dragon

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Llegó la primera prueba.
Todos los concursantes estábamos en una tienda. Harry vestía unos pants negros con rojo, igual que su sudadera. Yo, por el otro lado, usaba lo mismo que Harry, pero del color de mi Casa.
Estaba muy nerviosa, hasta que escuche que me hablaban. Era Nagini, se escondió en mi bolsillo y me susurró que tuviera suerte.

— Muy bien campeones, acérquense —nos llamó Crouch y todos formamos un círculo—. Bien, hemos puesto unos dragones que custodian un huevo. Deben conseguirlo para poder pasar a la siguiente prueba. Señorita Delacour —la llamó—, saque del bolsillo a su dragón.

Fleur sacó un Gales Verde, Viktor una bola de fuego China y Harry el colacuerno Húngaro.

— Bien, señorita Swan, falta usted —acercó la bolsa y yo agarré sin pensar mi dragón. Estaba sumamente nerviosa.

Me toco un dragón de cobre.

— Estos representan a los dragones en miniatura. Serán clasificados de acuerdo a tiempo y forma —explicaba—. Bien, al sonar el cañón...—no pudo decir más porque el cañón sonó sin más.

— Señorita Delacour, es su turno.

Fleur enfrentó al dragón. Ella lo puso en un trance, lo durmió pero cuando el dragón roncó, le quemó la falda y sufrió grandes quemaduras.
Viktor hizo que a su dragón le diera conjuntivitis y una ves que agarró el huevo de oro, el dragón pisó los verdaderos huevos y lo descalificaron.
Estaba muy nerviosa por Harry. Antes de salir, le desee suerte. Harry derrotó al dragón con valentía pero tardó demasiado tiempo. Sufrió quemaduras y golpes enormes.

Llegó mi turno.

— Estaré contigo —siseó Nagini.

Salí a la arena y mucha gente gritaba mi nombre.
No me di cuenta y el dragón se apareció y me atacó lanzándome sobre una roca y me pegue en la cabeza.

— Que ingenua —habló el dragón.

— ¿Puedes hablar? —pregunté sorprendida.

— Y puedo hacerte más lenta —y de repente mis pasos se hicieron como tortuga y el dragón aprovechó para quemarme el brazo y la pierna.

Aguanté un grito de dolor y escuchaba la voz de mis amigos. Seguramente estaban más que preocupados mi ella.

— Es hora, Hydrus —siseó Nagini de mi bolsillo.

— Ven a mi —llamamos ambas en parsel.

La espada se apareció alado del dragón y todos parecían de estar sorprendidos. Yo no sabia por qué, pero aun así, me armé de valor y deshice el hechizo, tomando un paso normal.

Agarré la espada y me elevé por los aires.

Me subí a la espalda del dragón.

— ¿Y ahora qué vas a hacerme, niña tonta? —dijo amargo el dragón.

— No soy una tonta. Basta de charla –me paré en su espalda tomando equilibrio.

— ¿Que me harás? ¿cortar las pezuñas—se burló.

¡Tu puedes Hydrus! —se escuchó resonando la voz de Pansy.

— ¡Te cortaré la cabeza! —saltó desde su espada, usando la espada.

Lo degollé y tomé el huevo.

Todos estaban impactados. Vieron la cabeza del dragón evaporarse.

Soltaba quejidos por las quemaduras del dragón y me adentré a la tienda.
Todos gritaban mi nombre aclamándome y dándome ánimos.

— Lo hiciste muy bien, Hydrus —Krum me felicitó.

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