Una vida mas. (Editando. )

Recuerdos de una nevada. (parte final)

Los pensamientos del kwami fueron interrumpidos por los balbuceos que daba la pelinegra entre sueños. Esta voló cubriéndola con la manta hasta los hombros.

—Pronto llegará el invierno, solo espero que puedas encontrar otra alma que te de calor —susurro a la chica mientras se acomodaba junto a ella para seguir recordando.

------------Flashback-----------

*Pov. Tikki*

Algunos días pasaron desde la visita de aquella familia, ahora las calles estaban cubiertas por completos de nieve. Según escuche de 2 humanos que pasaron frente a la tienda, al día siguiente sería la tan afamada festividad de navidad.

Imagine por un momento cómo sería celebrar aquello con los otros kwami, supongo que todos éramos algo así como hermanos, lo más cercano a una familia.

«Sería divertido» reí

Casi podía escuchar a todos riendo mientras compartíamos con nuestros elegidos, seguramente Plagg terminaría comiendo todo el queso que hubiese en la celebración. Plagg hace mucho no pensaba en él ¿Dónde estaría en aquel momento? No quería admitir que le extrañaba aquello solo me haría sentir más soledad.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por alguien que tomaba los aretes colocándolos en el mostrador.

—¿Son estos? —hablo el vendedor.

—Si. —asintió el otro tomándolos para observarlos mejor.

Era el padre de aquella pequeña estaba de regreso ¿Acaso pensaba comprar los aretes?

—Mi pequeña no dejo de hablar de ellos desde que les vio.

—Ya veo, a hecho berrinche como cualquier niño —río el dependiente.

—No —hablo el padre con algo de molestia —Ella es una buena niña, ni siquiera me exigió un regalo para navidad, en lugar de eso me entrego las pocas monedas que ganó ayudando a la vecina.

—Una jovencita muy extraña, igual que sus gusto, estos aretes han estado tanto tiempo en ese estante que ya olvide quien les trajo —decía aquel hombre rascando su cabeza, como queriendo recordar. —Le diré que se los daré, solo debe olvidarse de regresar por ese reloj que ha dejado empeñado.

El más alto se paró unos momentos a pensarlo, años después me enteré que ese reloj había pertenecido a varias generaciones de su familia, Mea era afortunada pues el renuncio a él, para llevar aquellos aretes en los que me encontraba.

La negociación finalizó, los aretes fueron puesto en una pequeña caja, cuando le cerraron me quedé en completa oscuridad, sin poder ver o escuchar lo que sucedía fuera. Aquello no me gustaba para alguien cuya vida es eterna el estar de esa manera es lo peor, no sabes donde te encuentras ni que esperar. Sentía algo de desesperación por salir y regresar a la luz, odio la oscuridad siempre lo he hecho mas estando sola.

Cuando la caja comenzó a moverse sacudiendo los aretes dentro de ella el miedo se apodero de mi, con que me encontraría ahora. Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por la apertura de la caja, intensificándose de apoco, la felicidad me embargo. Felicidad que solo aumentando al escuchar aquella dulce voz.

—¡Gracias papi! —gritaba la pequeña de 10 años depositando un beso en la mejilla del mayor, su padre rió tomándole en brazos le levanto para mecerla.

—Siento que deba ser tu único regalo esta navidad Mea. —suspiro con algo de tristeza. La niña negó con la cabeza.

—Son el mejor regalo de todos, no necesito mas —le dio otro pequeño beso en la mejilla, para luego ser depositada en el suelo.

Con ayuda de su madre se colocó los aretes corriendo a un espejo para observarlos. Quería salir a jugar con ella de inmediato, pero aún no era el momento, hasta que ella no demostrara tener el valor para aceptar nuestra misión no podía salir. Al menos ahora podía ver el mundo junto a esa alegre pequeña.

----------- Fin Flashback-----------

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De nuevo para los que leen mis 2 fic, me disculpo por el horrible horror de enredar las historias. En compensación subo este otro cap.

Imagen cortesía de Alexia Fuentes ;-; la amo <3 , el concurso del apellido terminara la otra semana c:

Gracias por leer aun que su autora sea una patosa que todo le sale mal XD, los jamo a todos.