Capitulo 9

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Capitulo 9

Después de casi cuarentaicinco horas de viaje en escala para llegar a Nueva Zelanda llego a su casa y dejo la maleta. Estuvo todo el viaje con un hipo muy molesto. Se sentó en el sofá cuando sintió un agudo dolor en su bulto y chillo sin aire. Se retorció en el sofá roja de agonía, debía hacerse un estudio urgente para saber qué pasaba. Después de casi cinco minutos de dolor se levanto, dio de comer a su perra, bebió agua, recogió su bolso y se monto en el auto.

Estaba tan tensa que le dolía la columna vertebral, sus manos sudaban de nervios al acercarse a su destino. Se estaciono frente a unos de los grandes condominios más lujosos de la ciudad, se bajo del auto y se dirigió al ascensor. Entro y era color azul marino y dorado que detrás de ella había un gran espejo, se miro comprobando su aspecto. No le agrado mucho al ver las ojeras que, gracias a Dios no eran tan notables, arreglo su cabello largo ondulado sobre sus hombros y plancho su traje largo color morado con las manos. Su embarazo era más que notable, su vientre era tan grande como un planeta.

«Herencia» pensó.

Cuando el ascensor se detuvo en la exclusiva planta ocho dudo, paso por su mente volver a casa pero no debía. Se paro frente la única puerta y toco suavemente. Toco dos y tres veces y nada. Pensando que no estaba se giro y escucho su voz:

-¡Ya voy!

Se tenso como una estatua y cuando trato de huir él abrió la puerta. Se quedaron mirando largo rato y ella no respiro hasta que el hablo. Estaba vestido únicamente con un pantalón de chándal gris, sin camiseta y descalzo. No pudo evitar fijar su mirada en su cuello, tenía una cadena de oro, su cadena perdida.

-Que haces aquí-.no era una pregunta.

-Yo…yo…

Él la miro sorprendido, claro que no sabía que ella hablaba.

-¿Puedo pasar?

Él dudo pero al final se hizo a un lado. Tenía los ojos puestos en ella sorprendido, incrédulo.

-¿Desde cuándo hablas?

-Hace una semana más o menos.

-Siéntate-.tomo aire- ¿Qué quieres Sahara? Me echaste de tu vida hace unas semanas.

-Yo…lo sé. Vine a disculparme, no debí hablarte ni tratarte así. Perdóname Liam.

Se puso tenso al escuchar su nombre, su corazón se encogió ante su disculpa, pero el dolor seguía presente. Le dolía.

-Si a eso viniste, pues te perdono.

-Espera, Liam.-lo detuvo-. Yo cometí un error, nunca debí irme de esa manera. Por favor perdóname.

El rugió frustrado mientras pasaba las manos por su cabello.

-Yo trato Sahara. ¡Te fuiste, me despreciaste, me dijiste que me odiabas, que te daba asco! Y lo peor es que pisoteaste mi corazón, mi amor.

Ella tembló al ver la ira en sus ojos, se veía imponente y grande. Ella se planto frente a él y poso su mano en su pecho, en su corazón agitado. Estaba dispuesta a recuperarlo, aunque ella no lo amaba lo quería y sentía aprecio por él, se esforzaría en amarlo con todo su corazón. Lo merecía todo de ella.

Se quedo muy quieto ante su contacto, sus ojos cálidos lo miraban de esa manera que tanto le gustaba. Odiaba que aun después de todo siguiera teniendo el control sobre él.

-Por favor, por favor, perdóname Liam. Nunca quise hacerte daño. Te e extrañado mucho, he pensado en ti en todo este tiempo. Quédate, quédate conmigo.

Oportunidades del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora