Camila POV
Había regresado, no me había tardado ni diez minutos. ¿Acaso uno no puede ir al baño en paz? Bueno, pues no. Ya que había encontrado a Lauren esculcando mis cosas y tenía un papel entre sus manos, su cara al verme fue de espanto, fue así que arrugo el papel y lo metió a mi bolsa de manera rápida. Sus ojos estaban muy abiertos y desde aquel momento hasta que aterrizamos ella no me dirigió ninguna palabra y ninguna mirada.
No tenía nada que ocultar pero aún así, esas cosas son personales pero al parecer ella no entiende ese término ¿acaso su madre no le enseñó a respetar las cosas ajenas de los demás?
Después de aquel momento tan incomodo por fin se había anunciado que habíamos llegado a nuestro destino, así que me levante de mi lugar pero inmediatamente Lauren me detuvo poniendo su mano en mi pierna, al parecer esperaba a que todos bajaran para poder bajar nosotras. No tuve ningún problema con eso, pasaron alrededor de diez minutos, nos levantamos y tomamos nuestras respectivas mochilas.
Bajamos del avión y caminamos hasta llegar al aeropuerto.
Miraba como era el lugar y debía admitir que trataba de entender algunos letreros pero estos estaban escritos en alemán, en fin, salimos del aeropuerto y nos quedamos mirando la calle.
—Supongo que sabes cómo llegar ¿verdad?—pregunte rompiendo aquel molesto silencio. Ella dejó salir un suspiro y afirmó con la cabeza.
Teníamos que caminas unas calles más para poder así tomar un autobús. Lo tomamos y vimos que este estaba solo, éramos las únicas pasajeras.
—Grossmünster geht , nicht wahr?
Al escuchar eso gire mi cabeza y se trataba de Lauren, ¿Lauren habla alemán? Me extrañó mucho eso, así que mejor me senté alado de la ventana, después de unos segundos llegó ella y se sentó a mi lado.
—¿Hablas alemán?—le pregunte un tanto extrañada.
—Cuando lleguemos a mi casa, ya no tendrás ninguna pregunta sobre mi...—dicho eso me dirigió una sonrisa.
—Bueno, ¿por qué estabas esculcando mis cosas?—cambie de tema, pero ella rodó los ojos.—Podemos omitir eso, no me someto muy bien...—exclamó un poco molesta, así que yo solo baje la mirada y le di su propio espacio.
No fue muy largo el viaje, llegamos a una residencia que era muy sofisticada como para mí. Salimos del autobús y nos posicionamos enfrente de aquella reja negra. Lauren sacó unas llaves y abrió la reja.
Miraba con detalle aquel lugar, pues era un gran patio con áreas verdes. Se sentía muy solo pues no había flores o alguna estatua o fuente.
Abrió la puerta de manera rápida, mi boca formó una gran "O", si esa era su casa... Lauren de seguro era de esas hijas de papi que eran millonarios.
La puerta era de madera, los piso también lo eran de aquel material. Había una gran sala muy espaciosa, techos altos con candelabros, una escalera muy amplia que te llevaba a la segunda etapa de la casa.
Los muebles se veían finos y se escuchaba un profundo silencio, las ventanas estaban cerradas y unas enormes cortinas no permitían que los rayos del sol entra a la casa.
Nos adentramos más, subimos las escaleras y podía apostar que había más de diez salones.
Había un largo pasillo en forma de cuadrado, había pinturas y pequeñas esculturas. Pasamos por un cuarto que tenía un gran piano, pasamos por otro cuarto que tenía pinta de galería de arte, pasamos por otro cuarto y parecía como un gimnasio o algo así.
Ver aquella casa me hizo sentir mal pues mi casa no es muy grande y no tiene sofisticados muebles.
Lauren se detuvo enfrente de un apueste que tenía un número y una letra.
"1756 M "
Dejó salir un suspiro y abrió la puerta, era una recámara muy amplia y está por fin tenía las cortinas abiertas, había una cama con hartos peluches de animales sobre ella, una pequeña mesa que tenía varios libros, un estantes de libros, un tocador y una mesa que estaba alado de la cama y tenía un teléfono sobre ella.
—Perdón pero lo mejor será que te quedes aquí hasta que vuelva—abrí la boca pero Lauren inmediatamente puso se dedo índice en mis labios.—Dejame hablar con mis padres, luego te los presentaré pero por el momento quédate aquí, puedes tocar lo que quieras, si tienes hambre solo llama al *12, duerme, desempaca, toma una ducha, has lo que quieras pero no salgas ¡Ok!— no me negué pues ella tenía sus razones así que asentí con la mirada.
—Ok, tratare de no tardar—dicho eso se dio la media vuelta y cerró la puerta.
Me había quedado sola en aquel cuarto, así que di un ligero paseo. Caminaba lentamente viendo cómo eran las paredes, tenían unos dibujos muy retocados, había partes que estaba alfombrado, los techos estaban pintados de un color rosa, pase mami manos por el librero y leí algunos títulos, eran cuentos de princesas, mire los peluches que por cierto eran muy tiernos y esponjosos, llegue al tocador y vi que había varios artículos de maquillaje y había perfumes, llegue a un ropero donde descubrí harta ropa de coleo rosa o colores cálidos, vestidos, zapatos, abrigos, blusas, etc. Ese cuarto era sinónimo de mi cuarto de lao sueños.
Pero lo que más me llamó la atención fue aquella mesa que tenía los libros, que por cierto no eran libros sino álbumes fotográficos. Los tome y me centré en la cama, abrí uno y mis ojos se llenaron de ternura.
Eran fotos de la misma niña, tenía ojos verdes y piel blanca, usaba vestidos, coronas, posaba en cada foto, sonreía. Eran fotos muy variadas, unas eran de Navidad, otros de la playa, otros en parques, etc.
Esa niña por lo que veía había pasado muy bien su infancia, pasaba las páginas y sonreía pues me llenaba de ternura aquella niña.
En una foto la pequeña niña estaba sentada en su cama, mire la foto y vi que se trataba del mismo cuarto en donde estaba yo. Era la misma cama, los mimos peluches, la misma decoración así que supuse que estas fotos eran recientes, tal vez la niña vive aquí y este es su cuarto.
Pase otra página y descubrí que el nombre de ella era Michelle, me gustaba ese nombre.
Tome otro álbum y era la misma niña, pasaba las páginas y de vez en cuando lanzaba una risa, las caras que hacía Michelle eran muy graciosas y únicas, así que fue hasta que encontré una foto de ella un poco más grande, tenía un vestido rojo, su pelo estaba suelto y muy bien acomodado, sonreía levemente y tenía un poco inclinada la cabeza, esa foto me gusto así que la desprendí lentamente para no romperla.
La tome y la guarde en mi bolsa.
Tome el otro álbum que por cierto no era un álbum sino un diario. Tenía escrito en crayón rojo "Michelle J."
Era su diario personal, sabía que no es bueno leerlo pero me moría de curiosidad así que empecé aquella lectura.
"Día 1
Hola diario! Me llamo Michelle y yo te quiero mucho.
Hoy mi papi me compro un vestido rosa, me gusta mucho el color rosa y estoy pensando en llevarlo mañana a la escuela"
Las notas eran muy cortas, las leía muy rápido.
"Día 67
El vestido que lleve hoy a la graduación me hizo sentir mal, todos los niños empezaron a decirme gorda"
"Día 104
Mi papi me llevó a un lugar muy extraño, estuvo callado por varias horas mientras conducía y veía que sus ojos se humedecían"
"Día 130
Mi mami está algo extraña"
"Día 137
Mi mami tose mucho en la cena y mi padre se molesto por ello"
"Día 140
Mi mami ya no sonríe igual"
"Día 145
¿Por qué mi mami me dijo que me iba a ver en el cielo? ¿Acaso vamos a viajar?
"Día 148
Mi mami me hizo una promesa, dijo que ella y yo seríamos las mejores amigas y que nada nos separaría"
"Día 150
Mi mami tiene los ojos cerrados y no responde a mis besos"
"Día 155
Mi papi y yo nos vestimos de negro y fuimos a un entierro, mi mami murió"
Seguía leyendo más y más, cada vez me enteraba de cómo era la vida de la pequeña Michelle, por cómo describía su vida, desde que su madre murió todo fue mierda.
Su padre se ausentó mucho, dejó de enfocarse en la escuela, perdió a sus amigos y así fue hasta que llegue a la última página.
"Esto no es un hasta luego sino un adiós pues si digo adiós olvidare y eso quiero hacer"
Eso fue lo último que estaba escrito, cerré el diario y lo deje en su lugar.
No sabía qué hacer así que empecé a jugar con mis pulgares mientras veía toda la habitación.N/A
Hola! Perdón por si hay alguna falta de ortografía o algo mal redactado.
Los amo!

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Infinity (Camren)
RomanceLa única manera de expresarle su amor era mediante una novela. Sus palabras eran suaves y lindas, mientras sus acciones le hacían daño. Camila al entrar a la universidad se obsesiona con una novela, cada palabra que leía hacia que se enamorara de la...