C a p í t u l o 22

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Efectivamente era él, concentrado y familiarizado con aquel instrumento, se veía realmente encantador. El brillo que emitían sus ojos podían asegurar que amaba tocar, y yo amaba escucharlo; aunque para ser sinceros no sabía de su magnífico don.

Minutos más tarde Suga notó mi presencia, me regaló una sonrisa ladeada pero la borró casi de inmediato.

- _________.- pronunció sereno, me miraba tierno y con cierta confusión.- ¿Cómo supiste de esta casa?

- Hablé con Rapmón y él me dijo que te habías mudado.- sonreí encantada, verlo ahí con el pelo alborotado y focalizado en mí me volvía loca.

- Pero... ¿qué haces aquí?- preguntó esta vez ¿nervioso?

- Vine a verte, creo que yo...- no pude terminar la oración debido a una voz chillona que nos interrumpió.

Me giré instantáneamente y pude apreciar otra más de las sorpresas que se cargaba el don Juan este, puedo asegurar que toda mi sangre fue directo a la cabeza.

- ¿Cómo me queda esto?- le preguntó descaradamente la chica de pelo negro y rasgos asiáticos, al notar mi presencia se quedó paralizada sin articular ninguna otra palabra. La muy facilita llevaba mi pasmina color damasco, no tenía ni idea que Suga aún lo conservara.

Era suficiente para mí, caminé como alma que lleva al diablo hacia mi bolso y lo tomé con una fuerza brutal, sentía todo mi rencor y enojo acumulado, algo de ¿celos? también. Suga saltó rápidamente encima del sofá abriendo paso para llegar hasta mí, me sujetó del brazo para que no siguiera avanzando y esa fue la acción que detonó la bomba; agarré mi bolso y le pegué cuantas veces fueran necesarias, olvidé por completo mi embarazo, estaba solamente focalizada en pegarle.

- ¡Para, _______, para!- exclamaba Suga exasperado, arrebató el bolso de mis manos y cambié mi acción para pegarle fuertes cachetadas, enrolló sus brazos en mi espalda y me pegó a él ejerciendo mucha fuerza, trataba de hacer que dejara de pegarle pero eso no iba a pasar; me calmé un poco mientras normalizaba mi respiración.

- ¿Quién es ella?- volvió a interrumpir la muy zorra, me solté del agarre de Suga a como dio lugar e iba directo a enseñarle a esa bastarda con quién se estaba metiendo, Suga me agarró esta vez por la cintura obligándome a detener.

- ¡Suéltame mal parido!- grité furiosa refiriéndome a Suga.- Eres una maldita zorra prostituta.- solté seňalando con el dedo sin pudor esta vez a la chica.

- Kelly, vete.- dijo Suga casi gritando hacia la chica, ella rodó los ojos y se metió a la habitación.

Cuando Suga se aseguró que estaba más calmada me fue soltando lentamente pero la adrenalina seguía recorriendo mis venas, esto recién está comenzando.

- Tenía mi pasmina, Suga, ¡mi maldita pasmina!- exclamé tratando de sonar calmada.

- Ya lo sé, amor, pero yo no se la di, te lo juro.- se excusó seguro de sus palabras.

- No me digas amor porque no soy tu amor.- corregí.- ¿Qué hacía esa ramera aquí?

- No, sí lo eres.- rectificó.- Es una chica que conocí en un bar, no es nadie importante.- aseguró.

- ¿Nadie importante?- repetí irónica a lo que él asintió.- ¡Si no fuera importante no la hubieras metido en tu maldita cama!- grité pegándole una fuerte cachetada.

- ¿Por qué me reclamas si tú fuiste la que dijo que iba atender a su hombre?- preguntó indignado.

- ¿Sabes a lo que vine, bastardo?- articulé sarcástica.- Vine porque pensé que habías cambiado, ¡porque por un maldito segundo pensé que no te ibas a revolcar con cualquiera! Vine porque tuve la estúpida idea de disculparme por mi comentario desmedido de ayer, pensé que realmente había cometido un error pero estaba en lo cierto, ¡nunca debí haber venido!- finalicé con los ojos cristalizados, pero no iba a llorar, debía mantenerme fuerte.

- Amor, lo siento.- pronunció consternado acercando sus mano hacia mí para abrazarme, o eso intentó.

- ¡Ni se te ocurra tocarme!- lo detuve a medio camino fulminándolo con la mirada.

Rodé los ojos y fui directo a la habitación donde se encontraba la muy zorra, la visualicé poniéndose su vestido de ramera de quinta que apenas le tapaba el trasero y con una cara totalmente angelical. No dejé que se colocara los tacos y enrollé su cabello en mis dedos, limpié literalmente el piso con ella y la fui arrastrando hacia la puerta como lo que es, una puta.

Suplicaba que la dejara, que no tenía ni idea que Suga estaba comprometido y esto hizo que estuviera más enfurecida. La empujé al pavimento y me devolví hacia la habitación para recoger las pocas prendas y el bolso que había dejado allí, se lo tiré con cierto desprecio y azoté la puerta con una agresividad inimaginable no sin antes dejarle varias cosas en claro.

- Y que no se te olvide que ese es mi hombre, ramera.- sentencié.

- Estás loca.- afirmaba Suga con asombroso en su rostro, trató de intervenir para que no lastimara a la chica pero bastó con fulminarlo con la mirada para que entendiera el mensaje.

- Y tú eres un maldito bastardo.- concluí y tomé mi bolso para irme de una buena vez de allí.- Ni se te ocurra.- dije al notar que Suga buscaba las llave de su auto para llevarme a casa, tremendo descarado.

Una vez en el taxi rompí en llanto, lo había contenido por mucho tiempo y ya no aguantaba más, estaba consternada con las acciones de Suga, me resultaba tan irreal pero no sé por qué me sorprendía si siempre fue un don Juan.

Llegué a la casa y fui directo a la ducha, necesitaba llorar sin apuros, sin vergüenza. Simplemente sacar todo el dolor que sentía.

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¡Vaya, vaya! Un episodio a otro nivel, otra intensidad.

Gracias por el apoyo. #RegaloPorSanValentín♥

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Enamorada del chico equivocado. [Suga&Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora