A-ya se despertó con la luz del sol dándole en la cara, estaban cerca del verano y amanecía más temprano los últimos días. Miró el reloj adormilado y con su vista borrosa creyó ver algo así como las ocho de la mañana, no se fijó más, se dio media vuelta en la cama, se acomodó y se volvió a dormir.
Cuando despertó -y esta vez no se volvió a dormir- se levantó y fue hacia el baño, se dio una ducha y lavó los dientes, entonces bajo y tomó su desayuno.
Su celular vibró por un mensaje, A-ya lo tomó aunque ya sabía que era, lo abrió, era de C-ta obviamente
"Buenos días ~"
Una pequeña sonrisa se le formó en los labios la cual borró enseguida y cerró su celular.
¿Cómo un simple mensaje podía hacerle tan feliz?
¿Cómo un simple mensaje podía producirle tantas emociones?
¿Cómo un simple mensaje le daban ganas de ir corriendo a la casa de C-ta a verlo?
No podía evitarlo, le hacía feliz. Le hacía feliz pensar que C-ta estaba pensando en él, que se acordaba de él, aún en estas horas de la mañana.
Era domingo, probablemente otro domingo moriría de aburrimiento, pero había quedado con C-ta por teléfono hace unos días, vendría a su casa a pasar el rato. Cuando C-ta le preguntó si podía ir dudo un poco, no estaba seguro de si se sentiría cómodo, es decir, ahora eran novios! Que fuera a su casa... simplemente le provocaba un increíble hormigueo en su estómago, antes ya había ido a su casa, pero ahora era diferente, eran pareja pero justamente por eso aceptó, supuestamente las parejas tenían que pasar mucho tiempo juntas así que no muy convencido dijo que si.
Y así pasaron la tarde, A-ya le conversaba de ocultismo mientras C-ta escuchaba atentamente, extrañaba poder conversar de eso, se sintió bien de dar a conocer sus conocimientos una vez más con su amigo... cierto, ya no era su amigo, era su novio, se puso a pensar en ello después, no puede ser novio tu amigo? o no puedes ser amigo de tu novio? Amigo había sido desde que tenía recuerdos, novio no. Se sentía más cómodo como su amigo, no lo malinterpreten, A-ya realmente le gustaba C-ta -aunque le costara aceptarlo hasta a él- lo quería, y como su pareja estaba feliz, pero, no seguro, siempre habia sido su amigo, estaba acostumbrado a ello, era comodo, pero ahora como novio de C-ta, se encontraba frente a algo nuevo, que le provocaba inseguridad, pero para bien o para mal, ahora no eran sólo amigos.
El día terminó y se despidieron y dijeron verse mañana en la escuela. No hubo besos, nisiquiera abrazos, tal vez a ambos les costaba admitir que estaba oficialmente en una relación, en especial a A-ya, que trataba de evitar el tema, o el contacto amoroso. Los actos del día anterior fueron simplemente por la emoción del momento, estaban ambos muy emocionados como para pensar claramente las cosas o contenerse, pero ya no. A A-ya le incomodaba, pero estaba en ese momento en que de verdad no sabía si es que le incomodaba o sólo le daba vergüenza hacer cosas de parejas con quien había sido su amigo por tantos años. Y aunque no le importaba mucho sabía que era complicado que fueran hombres, poco le importaba la opinión de los demás, pero, afectaría de todos modos al convivir, el poder estar de la mano o darse un simple beso en un lugar público sería algo complicado. De todos modos, no le apetecía hacer esas cosas aunque fuera en un lugar privado, no, la verdad es que en fondo, si quería, pero su lado racional, le hacía sentirse apenado por querer hacer tales cosas. Se preguntó si a pesar de tantos años conviviendo con C-ta aún no tenía confianza con él como para hacer lo que quería hacer sin estar inseguro de ello. Al parecer, a pesar de conocerlo desde niño, no era suficiente.
Llegó el Lunes, se vieron en los recesos y en el almuerzo, obviamente también en la salida, y de vuelta a casa, fueron tomados de las manos como hicieron un tiempo cuando A-ya ... en realidad nisiquiera quería recordarlo.
