- ¡Héctor Raúl! ¡Mírame como un hombre!
La realidad, es que temía de mis impulsos masculinos ante ella. El mero hecho de su olor ya me traía medio ligero. Y es que la verdad, si la veo no la veré como ella desea que la vea. Me reúso a alzar mi vista para llegar a apreciar sexualmente a la mujer de mi mejor amigo.
No. No. No. Siento sus manos frías alzando mi barbilla. Es toda una diosa. Lleva puestas unas bragas color blancas y doradas, parece una princesa.
- ¡No! No es la reacción que me satisface como mujer. Intentaré nuevamente.
Sale del probador dándome chance de respirar profundo y analizar lo que hago. Pienso mayormente en los rumores que se formarían si IJP se entera de que andamos en una tienda sexual en horas de entrenamiento. Me llega un aroma conocido. Bastante conocido, diría.
Se nublan mis pensares. Recuerdo que tenía entrenamiento hoy y lo olvidé. Entrenamiento en mi especialidad, tiro al blanco. Joder. Tenemos que reportarnos lo antes posible. ¿Dónde estarás, Kendra Liz?
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No suena el celular más de tres veces cuando logro escuchar su voz.
- ¡Kendra Liz! ¿Sucede algo?
- No he cambiado de opinión, Bec.
- No pregunté eso... Es algo que sé. Cuando se te mete algo en la cabeza no hay quien te lo quite.
- ¿Qué hacías en IJP?
- Procrastinando.
- ¿De verdad?
- Enm....s...si.
- Ok, creo que es entendible cuando te ordenan a realizar 345 abdominales en cinco minutos.
- O cuando tu novio está celoso sin razones...
- ¿Nicholás celoso sin razones? Extraño.
- Ay ven. ¡Dame amor!
- ¡Qué bella! Pero, me lo pides cuando no puedo.
- Mi mejor amiga no está disponible cuando quiero que me de amor.
- Porque voy a seguir los consejos de Bec.
- ¿Cuál de todos? Tenemos que estar seguros de que no estaba borracha cuando sugerí.
- Me tengo que ir.... Llegué al apartamento de David y la pila está agotada. ¡Muero por verlo! ¡Besos Bec!
- ¡Kendra! ¡Kendra!
*Se cae la llamada*
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Si algo me ha enseñado la vida es a aceptar el destino que tengo aunque no esté de acuerdo con él. Es algo que he tenido que aprender a la fuerza. Y la verdad es que extraño a mi hombre. Ya no temo a que lo elijan para la misión, ya sé que será él. Que se me va mi hombre por un mes. No lo quiero pensar más. He venido a verlo aunque sea por última vez.
Y... desde que abre la puerta, imponente. Como tanto me gusta. Brillan mis ojos de verte, cielo. Pienso por varios segundos en la melancolía de que se me va por primera vez, un mes entero. En el vacío que voy a sentir, en la falta que me hará. Por otro lado mi hombre está bien bueno y lo amo. Y no lo pienso más. No lo dejo hablar. Entro, tiro la puerta. Lo callo con un beso. Lo beso con furia, como nunca nadie le ha besado. Está atónito, lo siento. Como si tuviera idea de lo que va a venir. Se sienta en el sofá, me voy arriba de él. No puedo dejarlo hablar sin antes drenar todo lo que le extraño. Lo beso con más furia, lo muerdo... Hago mi lengua jugar con la de él... Dejo mis manos correr su pelo, sus orejas. Le beso las mejillas, muerdo sus orejas, le susurro que lo amo. Toco su pecho, sus abdominales... agarro firmemente su miembro incapaz de caberme en mi mano que a su lado se queda pequeña. Gruño. Y finalmente cae en tiempo. Se quita la camisa de golpe y queda ese cuerpo tan marcado y fuerte al descubierto. Me quita el vestido que traigo para descubrir que he vestido en atrevidísimas bragas color negra y roja para él. Mis pechos al descubierto. Me vuelve a aproximar a él. Sus manos recaen sobre mis caderas y me impulsa a su erección mientras me besa todo el rostro. Es definitivo. Quiero ser suya.
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Enigma
Teen FictionAnte el aviso de aumento en los robos cibernéticos, El Gobierno de Federal decide invadir todos los lugares de mayor riesgo con ''asesinos gubernamentales'' para la supervición y protección social. Los elegidos a ser asesinos gubernamentales, son...