Estigmas que elegimos adoptar...

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''El Andante'' al parecer es este tipo de urbanizaciones donde si no conoces más de cinco idiomas y tienes más de dos carros, eres un imbécil que vive de los cupones. Puede denotarse por el constante ruido de cámaras, alarmas, y por la señora que prácticamente me está pasando por al frente con un perrito que no pesa ni cinco libras y tiene más ropa y prendas puestas que tú y yo ahora mismo. Acostumbrarme a este lugar no va a ser difícil. Razonamiento analítico que me lleva a concluir que si existen razones para no detestar a IJP. Estaciono el auto que me ha acompañado hace varios meses, pero que entregaré las llaves muy prontamente... para bajarme en la casa más amplia que he tenido. Es hermosa. Tiene dos pisos, pero a la vez es reservada. Madera rústica y un estacionamiento increíble. Varios comandos hacen que las puertas se abran y quedan a mi completa vista mis nuevos bebés. Un Ferrari La Ferrari color azul marino, y un Mercedes Benz negro. Escuchar rugir esos motores me llena de vida. Pero estoy tan cansado que prefiero y muero por ver los interiores de mi nueva casa. Las puertas son en cristal anti-balas, entrar nubla mis sentires. Huele todo tan nuevo. La cocina es sumamente amplia, y pienso que IJP lo hace con toda la intención, pues nosotros apenas cocinamos. Hay algunos aromatizadores que empañan el sentir de que todo prácticamente es nuevo. Probablemente el contrato dice que no me vuelven a mudar por el resto de mi vida, pues esta casa tiene que pasar de los dos millones de dólares. Acercarme al enorme balcón con vista a un hermoso lago, despierta el interés de ver como es mi cuarto, el lugar donde paso más tiempo claro, después de IJP. Me detiene el baño. Tiene un enorme jacuzzi que se conecta a una pequeñita alberca dentro de una sala que pareciera ser un pequeño SPA. No sé si es el nuevo ambiente, las emociones o el lugar en sí, pero me da mucho calor. Parto de la presunción que el cuarto que me queda por ver, es el mío. Abrirlo confirma más allá de mis sospechas. El piso es todo en alfombra. Hay cuadros de famosos pintores adornando las paredes. La vista es hermosa, pero hay un sistema electrónico para cerrar las cortinas. Hay una butaca, una esquina con un escritorio y muchos libros..... y el último detalle que me queda por ver es el que más disfruto.... Una enorme y acojinada cama llena de sales de baño... adornada por las curvas exquisitas de una mujer semidesnuda, mojada, y gritándome con la mirada que quiere ser devorada.

- Puñeta, Rebecca Sué. No sabes cuánto te extrañé.

Suelto todos los paquetes que traigo entre mis brazos y me lanzo a conseguir una de las mejores sensaciones de la vida.

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Sin duda alguna, lo peor de salir a estas horas con mi hermano, es tener que lidiar con todas las miradas sensuales que le persiguen. Desde que tengo memoria, Fernando ha sido bello. De pequeña, solía decir que él sería todo mío. Mis ilusiones desvanecieron cuando se enamoró por primera vez, en la escuela elemental... de esa chica que nunca llegué a ver, pero que siempre supe que existía.

Caminamos entre murmullos de hombres y mujeres. Llevo puesto un traje que quiere hacer que mis senos se salgan. Termina donde me terminan las nalgas y no disimula la pequeña pistola que sujeta mi ropa interior. Todas mis piernas al descubierto hacen que reciba cinco visitas a bailar en menos de cinco minutos. Me encanta el ambiente, la música es exquisita. Las reglas del juego, al contrario, no lo son. No podemos beber nada que no sea agua. Busco con la mirada asesinos del gobierno para desviar la mirada de la mujer que le está pidiendo un baile a Fer. Ver entre tanta gente a Nicholás con Héctor, me alivia toda la sensación que está causándome la demora de Fernando en negarse a esta mujer. Me retiro, dirigiéndome a los muchachos.

Fríos dedos sobre mis desnudos hombros me detienen.

- ¿Te conozco?

Me volteo a la mirada de un hombre, cuyos ojos son tan negros como la perdición.

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