22 de abril

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Derek se despertó.

Hoy no había olor a tortitas.

Instantaneamente fue al cuarto de Capricho. Aún faltaba un día, pero "Íbice" podría haberla secuestrado de nuevo.

Por suerte, ella estaba allí. Tumbada y tapada hasta arriba con la manta.

Derek se sentó a su lado y le acarició el pelo que sobresalía con suavidad.

Ella ahogó un sollozo. Estaba llorando.

- Ey... - Derek la destapó y la abrazó- ¿Qué ocurre?

- No puedo seguir con esto...

- ¿Con qué?

- Derek he de contarte algo... y es más que probable que después de esto no quieras saber nada más de mí...

- Eso es imposible.

- Hay cosas que no sabes. Y si las supieras... tendrías que meterme en la cárcel.

- Dímelas, ¿vale? Estaré ahí. Te lo prometo.

Y se inclinó sobre ella para besarla. Su prime beso. Y según las ideas de Capricho, también el último.

Ella suspiró.

- Tengo cargos por prostitución.

- Eras...

- No. Pero viví en un prostíbulo. Mi madre me abandonó allí y en una regada me pillaron. Tenía catorce años...

- Lo siento mucho. Pero jamás te abandonaría por eso.

- ¡Es que aún hay más! -sollozó- Bésame otra vez por favor.

Él lo hizo.

Ella tragó saliva y continuó, con lágrimas en los ojos.

- Comencé a trabajar para una mafia. Me obligaron. Era eso o morir. Y... yo no quería morir Derek...

Él la abrazó. Intentando tranquilizarla. Sabía que tenía que decirlo, pero no soportaba verla así.

- Bésame...

Él así lo hizo.

Ella volvió a tragar saliva.

- Me amenazó con matar a mi hermana si no mataba yo a gente...

- ¿Qué?...

- Derek. Yo... yo soy "Ibice"...

Él no se lo podía creer. Esto tenía que ser alguna broma de mal gusto de Darren. Sí, eso era, seguro.

Pero Capricho parecía realmente afectada. No parecía una broma y... joder que era verdad.

- Por favor sólo te pido que no dejes de sentir esto por mí...

- Te dije que eso sería imposible.

- ¿A pesar de todo?

- A pesar de todo.

- ¿Aunque sea una asesina?

- Fueras lo que fueras, Capricho. Pensaba que "Íbice" era una asesina sin corazón pero eso no es así. He estado investigando mucho y me sorprende que seas tú pero si es así te ayudaré y no dejaré que te pase nada, ¿vale? Sólo eras una niña a la que obligaron a crecer.

Ella asintió y le abrazó. Estaba llorando.

- Deberías detenerme...

- Jamás.

- Debería estar en la cárcel...

- Nunca.

- Deberías delatarme...

- Ni hablar.

- ... Deberías besarme.

- Eso siempre.

Y de nuevo se besaron. Y ese beso llegó a más. Él le quitó la ropa y ella se la quitó a él. Y juntos, hicieron el amor.

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Esa tarde fueron a comisaría a recoger más papeles del caso "Íbice".

- ¿Puede venir un momento? -le dijo el jefe Kron a Capricho.

Ella asintió y fue a su despacho.

Mientras, Darren se acercó a Derek con un bolso en la mano.

- Nuevo cadáver, tío.

- ¿Qué? Eso es imposible...

- Lo sé. Ha sido un día antes. Pero que quieres. Esta vez la nota sólo decía "sorpresa". Me preguntó que hay en la cabeza de esa zorra para hacer todo eso.

- Yo también... -dijo Derek mirando a Capricho a través del cristal del despacho. No daba crédito. Había algún error.

- Bueno. El cuerpo es de una mujer caucásica de unos veinte años. Meey Thompson.

A Derek se le cayó el alma a los pies.

- ¿Co-cómo has dicho?...

- Meey... Meey Thompson. ¿Estás bien, tío?

- Es mi... es mi hermana.

Salió corriendo e irrumpió en el despacho de Kron.

- ¡¿Pero que cojones te pasa?! ¡¿Primero vienes aquí haciéndote la secuestrada, después me cuentas que eres "Íbice" y ahora esto?! ¡¡Eres una puta!!

Se abalanzó sobre ella y varios agentes tuvieron que interponerse.

Derek miraba con furia a Capricho mientras se la llevaban al calabozo.

- ¿Cómo ha podido?...

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