30 de abril

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Cuando Derek abrió los ojos, no podía ver nada. Hasta casi pensó que se había quedado ciego.

Pero, cuando se acostumbró a la poca claridad, pudo ver dónde se encontraba.

Era una vieja habitación de paredes grises y mohosas. El suelo, de balsosas amarillas; estaba cubierto de agua.

Derek se encontraba atado en un mugriento colchón. Muy parecido al que se encontró cuando fue a rescatar a Capricho.

Capricho... ¿dónde estaba?

Derek intentó soltarse. Sin éxito.

La puerta de madera que había en una esquina se abrió, y entró Carly.

- ¡¿Dónde está Capricho?! ¡¿Qué habéis hecho con ella?!

- Calma, fiera. -dijo divertida ella- Tu querida "novia" ahora trabaja con nosotros. Está en nuestro bando. ¿Por qué si no crees que no está aquí? -suelta una risa.

- Eso es mentira. -respondió el otro con furia y rencor.

- Bueno. Puedes creerme o no. Eso no me importa. La cosa aquí -se acerca a él sacando un cuchillo de la bota- Es que nos digas qué sabe la policía sobre Delito.

- No diré nada. -dice él apretando los dientes- Y me da igual que me hagas. No pienso hablar.

- Sí. Eso lo sé. Pero no querrás que le hagamos daño a tu hermana. -responde ella. Le encantaba esa situación.

- Mi hermana está muerta. ¡¡Tú la mataste!!

- Error. Tú, pensaste que había muerto. Pero ella simplemente quería... bueno, desaparecer. -vuelve a reír- ¿Aún no sabes de qué va todo esto? ¡Nosotros no matamos! Sólo fingimos muertes para aquellas personas que quieren cambiar de vida. ¡Estamos todos compinchados! Hasta tu querido forense. ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, sí! Darren -dijo con maldad.

Derek no se lo podía creer. Todo era un engaño. Y él había caído hasta el fondo. Pero aún había algo que no encajaba en toda esta historia.

Podía entender que los cadáveres fueran falsos. Que, de alguna forma, nadie hubiera muerto. Pero, ¿qué pasaba con Capricho? Si esto era así, ¿por qué se había unido a ellos?

Carly pareció adivinar su pregunta, y siguió hablando.

- ¿Sabes lo qué es el cianuro de potasio? Con esta pastilla, pareces estar muerto. Pero luego, con la "revival", pues eso, que revives. -juega con el cichillo en sus manos y sigue hablando- Curiosa la ciencia, ¿no crees? Un poco de cianuro, y aparecen miles de cadáveres. Un poco de inhibidor HDAC2 modificado, y tu hermana cree que lleva trabajando contigo toda la vida.

Derek aprieta los puños.

- Sois repugnantes.

- Si... bueno. Una pena que no puedas contarlo por ahí. -dice ella levantando el cuchillo.

- No vas a matarme. No eres una asesina. Ahora lo sé.

- Puede que no lo sea pero, ¿sabes? Siempre me he preguntado qué se sentiría al matar. Al ver la sangre brotar de una herida y cubrir la palida piel -cierra los ojos y se relame- Al sentir el frío helador de un cuerpo sin vida. -continúa mientras se acerca a él, cuchillo en alto.

Una puñalada. Otra. Otra.

No podía parar. Simplemente no podía. Y no dejaba de sonreír mientras manejaba con soltura ese cuchillo, hundiéndolo en las carnes del joven.

Entonces el sonido de una sirena.

Ella alza la vista, dejando a un malherido Derek en el colchón.

- He de irme, cielo. Pero volveré luego. -le lanza un beso y sale por la puerta.

Derek cae sobre sí mismo.

Estaba desangrandose. Y no había nadie allí para ayudarle.

Cerró los ojos. Iba a morir. Y a él le parecía bien. Capricho había olvidado quién era y por qué estaban luchando. Ya nada merecía la pena.

Así que, simplemente, se dejó llevar.

Sentía como la vida iba abandonando poco a poco su cuerpo. Se estaba quedando frío. La sangre fluía por las sábanas. Tal y como había dicho Carly.

Para algunos, quizás ese era un momento artístico. Pero, para Derek, era su perdición.

Y lo último que alcanzó a ver antes de desmayarse, fue la silueta de alguien que se acercaba a él.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2016 ⏰

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