→ 11

143K 8.1K 10.4K
                                    


Puedes seguirme en twitter: @milanolivar 😁🤍


Lauren's POV

Aquél día debería ser uno de los más especiales del año, debería.

Guardé los libros en la maleta, me puse la chaqueta y bajé a la cocina, escuchando el frecuente jaleo del desayuno por las mañanas. El olor a pan tostado y café inundaba la casa, pero yo decidía tomar casi siempre un zumo de naranja envasada, porque la natural ya se la habían tomado mis hermanos.

—¡Ay Chris, déjame el último buche! —Chris se retiró bebiéndose el vaso, y yo me senté en una de las esquinas, observando lo que ocurría desde allí.

—¿Tenéis exámenes hoy? —Mi madre les puso por delante un plato de tortitas con sirope, mientras que yo observaba mi vaso ya casi vacío de zumo.

—De física y biología. —Respondieron los dos a la vez. Yo no tenía ni exámenes ni ganas de hablar, así que permanecí en silencio.

—Sólo queda una tostada, Lauren. ¿La quieres? —Me encogí de hombros y mi padre casi la tiró en el plato con desgana. Era básicamente una metáfora de lo que pasaba en mi casa, a mí me dejaban las migajas.

Me levanté de la mesa colgándome la mochila al hombro, escuchando la voz de mi madre decir:

—Acuérdate que al salir de clases tienes que limpiar la caseta del perro de tu abuela.

Perdí el autobús esa mañana, era lo peor que podía pasarme, porque para más inri mi móvil hacía unas semanas que había decidido no reproducir música, así que me esperaba un camino aburrido y frío hasta el instituto.

El césped del pario principal estaba cubierto de escarcha helada, que pisoteaban los distintos estudiantes, entre ellos, Camila.

Fui tras ella, aunque ya entraba en el pasillo. Lo bueno del instituto, es que dentro se estaba caliente, recogido del frío del exterior. Llevaba el pelo suelto, que caía sobre un jersey azul de lana, unos jeans negros y unas converse blancas. Tan sencilla y tan preciosa a la vez, ni siquiera sabía cómo lo hacía. Pero lo extraño era lo que estaba haciendo.

Camila puso las manos sobre mi taquilla, casi parecía que me miraba a mí, apretó los dedos sobre el metal hasta que se volvieron blancos. Me acerqué a ella despacio, sin querer asustarla, porque los sobresaltos le causaban ansiedad. Sin decir nada, ella giró la cabeza para mirarme y se tiró a mi cuello para abrazarme. Mis brazos la rodearon de una forma reconfortante, escondiendo la cabeza en su cuello.

—Feliz cumpleaños Lauren. Creí que no vendrías hoy y... —Me separé, y Camila tenía la vista fija en el suelo. Odiaba aquello, era la única cosa de la que podía sentirse insegura y lo hacía.

Levanté su barbilla haciendo que me mirase a los ojos, aunque ella no quería abrirlos.

—Quería escribirte algo y meterlo en tu taquilla, pero tampoco sé escribir y... —La abracé, porque sin duda tenerla a ella era más que suficiente. Nunca pensé que alguien podría quererme, y Camila lo hacía de la manera más pura, porque no podía ver cómo era, veía lo que era.

—Eres el mejor regalo que alguien podría tener. —Camila negó, y bajó su mano por mi brazo hasta apretar la mía.

—Tengo regalos para ti, Lauren. Vamos.

Llegamos hasta la cafetería, que en aquellos momentos estaba totalmente vacía. Al sentarnos, Camila se puso la maleta en el regazo, mirando al frente.

coldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora