7

22 4 0
                                    

Capítulo 7


El sonido de  Chocolate de The 1975 como alarma me despertó a las 8:00 a.m, parecía muy temprano para un sábado pero el motivo valía la pena: el festival.

Me levanté de un tirón para ir al baño, luego de unos minutos salgo secando mi rostro con una toalla caliente, baje las escaleras descalzo haciendo sonar el tacto de la planta del pie con la madera oscura. Ya en la cocina comencé a preparar una tostada de pan con mantequilla de maní y arándanos, serví un vaso de jugo de naranja sentándome en la isla de la cocina.


Hoy era un día muy importante ya que iría a na primera parada del festival de artes, deseaba desde mis adentros poder encontrar a la chica y tener así su nombre aunque me parecía absurdo y extraño a la vez verme intentar encontrarla pero la explicación es fácil: ella es tan diferente.

Al terminar un liviano desayuno subí a mi habitación de nuevo para colocarme algo de ropa fresca y hacer una pequeña valija con ropa extra para los siguientes días que estaría fuera de la ciudad. Me coloque unos pantalones bastante cómodos de lana gris algo holgados en la entrepierna, una camisa holgada gris oscuro con un estampado de el escudo del capitán América, un suéter negro de terciopelo y mis vans con calcetines.

Bajo las escaleras con mi valija en mano, cerré con doble llave mi casa y fui directo a la parada de taxis, uno conocido se estaciona frente a mi haciendo ver al viejo hombre de las donas divorciado, sonrió y me hizo señas para que subiera.
Me adentre en el coche si riendo un poco.


— ¡Niño que busca chicas como buenas para follar! –saludo con un apretón de manos.

— ¡Hombre adicto a las donas! –rei después de darle tres palmadas en el hombro.

— ¿Que tanto llevas allí? –señaló mirando mi valija.

— iré a un festival de artes a unas horas de aqui, ¿Podrias llevarme? –sonrío mirándolo mientras este se acariciaba la papada.

— si tal vez pero...–hizo una pausa colocando sus manos en el timón.– deberás llevarme contigo.

— no hay problemas –rió frotando mis manos contra mis rodillas.— Creo que no nos conocemos, me llamo Collin West.

— Bentryp Hos Huntrem –sonrió dando en marcha el auto–  odio mi nombre pero mi madre era hija de un alemán y un interesante británico, intente cambiar mi nombre en los 70's pero no pude por motivos de familia.

— ¿y qué nombre te hubieses colocado? –pregunte acomodandome en el asiento.

— Armando o Christopher –suspiró.

— Armando Hos Huntrem –dije para probar cómo sonaba en voz alta— no es mala idea –Sonreí.


Bentryp rió sin decir mas nada durante los siguientes minutos, le había pasado el folleto con la dirección del festival. Siendo sincero estaba algo ansioso y un poco dudoso, tal vez ella no estaría en ese lugar o si, era tan misteriosa que no podía comprender que tramaba ni porque yo estaba siguiéndole el juego.
Me gustan las chicas difíciles, aquellas que hacen que tu mente se centre en descubrir cada rincón de ellas, esas que voltean tu mundo con tan solo dos palabras o una frase corta. Ella era así: tan enigmática que me hacía  buscar respuestas de cada cosa que hacía.

Pocas veces chicas me atrapaban de esa manera, podría decir que esta es la primera vez que tomo un taxi hacia las afueras de Amsterdam solo para buscar a una simple chica de ojos claros, cabello castaño y labios carnosos. Pero eso me hacía querer más de su misterio, era tal como imaginaba una verdadera aventura: no era divertida pero si entretenida con suspenso. Nadie sabía si estaría allí solo ella, tal vez no este y deba rendirse pero quedan dos lugares y se que en uno de ellos la encontraré.


         Horas más tardes


El auto de Bentryp paró frente un hotel de menos de dos estrellas en un pequeño pueblo a unos 12 minutos del festival. Aún era de día, el sol brillaba con poca fuerza detrás de las nubes, el clima cálido lluvioso era genial y me hacía sentir cómodo.

Baje del auto para reservar una habitación, entró al edificio de unas cuatro plantas decorado on retratos de viejos cantantes estadounidenses, me dirigí a la recepcionista una chica de cabello rubio y ojos verdes la cual me miro a través de sus gafas negras.


— ¿En qué puedo ayudarte? –pregunta dulce.

— ¿Tienes una habitación para mi y ese amigo? –señale a Bentryp quien mordisqueaba una dona.

— En hora buena –sonríe mirando su ordenador.


Miro a Bentryp un segundo más mientras la chica pasaba mi tarjeta de crédito, me entregó la llave de la habitación y subí con mi valija junto con Ben hasta el último piso en la habitación 23. Al entrar a la habitación mi mirada solo se concentró en el balcón francés con vista a los prados del pueblo, eran hermosos, las siembras de tulipanes eran impresionantes: sus colores, sus variedades, su cantidad. Simplemente increíble.


— tomate esta –interrumpio Bentryp colocando su chaqueta sobre la cama que frente el baño.


Asentí y seguí viendo el prado, saque mi teléfono para tomar una foto del lugar ¡Era una belleza!


...



Nothing Last Forever. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora