Capítulo 6 "Extrañas Actitudes"

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—Odio tomarme el autobús.

Lucy no había dejado de quejarse desde que salimos de casa, ni en todo el trayecto hasta la parada, ni en el viaje en colectivo. Y ahora, parada entre adolescentes sudorosos, no tenía ganas de escuchar sus berrinches.

—Consíguete un auto.

—Si pudiera lo haría, pero sabes que no está dentro de mi presupuesto.

—Entonces no te quejes.

Lo peor es que ella era la única de los tres que iba sentada. Jason y yo accedimos a quedarnos parados los treinta minutos de viaje, solo para no tener que escuchar sus lamentos, pero ni eso bastó para callarla.

—Claro que me quejo, ¿tu hermano no podría habernos pasado a buscar?

—Lucy, creo que el poco oxígeno te está afectando el cerebro, ¿en serio crees que Frank haría algo así?

—Podría. Es tu hermano.

—Eso solo nos hace compartir padres, nada más, la relación termina ahí.

Suspiró sonoramente, claramente disconforme con mi hermosa relación fraternal. Por Dios, nos conocía desde que usábamos pañales, ¿en qué momento le habíamos dado la impresión de unos dulces y cariñosos hermanos? Que me lo diga, así puedo corregir el error.

—Muy bien Jason, entonces tendrás que conseguirte un auto —el castaño salió de su ensoñación y frunció el ceño hacia la pelirroja.

—¿Y por qué no puedo usar el auto de mi hermana?

—Porque se va a la universidad el próxima semestre, y nos dejará, de nuevo, caminando.

—Podemos aprovechar estos meses.

—¡Por Dios! ¿Acaso soy la única a la que le molesta viajar en transporte público? —prácticamente sollozó, y la chica a su lado la miró sorprendida.

—Si tuviera dinero te apoyaría, pero como soy pobre no puedo quejarme. Además, ¿qué pasó con tu chico y su auto?

—No me podía buscar hoy —bajó la vista, claramente incómoda hablando de ese tema.

—Entonces no te quejes, es solo un día.

Hizo un mohín, pero por fin se calló. Para expresar su descontento con el tema, se puso los auriculares y mantuvo fija la vista al frente.

—Esta chica tiene serios problemas —pensé en voz alta.

—¿Recién ahora te das cuenta?

—Siempre lo sospeché, y ahora lo compruebo.

—Yo lo comprobé cuando vi su habitación llena de zanahorias.

—No la juzgues, sabes que ama las zanahorias.

—No la juzgo, pero hay que admitir que es una rara obsesión.

Mire a mi amiga de pelo naranja. Como lo imaginé, ya había comenzado a cabecear sobre el asiento, y la chica a su lado se alejaba cada vez más, intentando que la baba no llegara a su camiseta.

—¿Al final qué pasó con Trish Anderson? —el brusco cambio de conversación lo desconcertó totalmente.

—Ehh...La invité a cenar esta noche, todavía estamos viendo cómo va todo.

—Que raro, nunca me habías comentado nada de ella, ¿de dónde salió el repentino interés? —se encogió de hombros.

—No lo sé, es linda, y creo que ya es tiempo de que busque algo serio.

That girl (SUSPENDIDA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora