nueve

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Capitulo nueve.

Repugnancia.

Mis planos para la casa del árbol de Miranda están en la repisa verde de mi habitación, si es que todavía existe. Habría quedado fantástica. De no haber sido por todas esas acusaciones falsas e ingratas, yo mismo me apuntaría a jugar ajedrez sentado en sillas incomodas y bebiendo un jugo de manzana.

Extraño el jugo de manzana. Acá no hay más que refrescos de papaya, latas de sardina, cosas repugnantes para el paladar de un supuesto loco, incluso para cualquier humano.

Relato terco: de NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora