carta

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Querida Sra. Vestil,

Aquel día, mis suplicas no valieron, la iluminación no me dejaba verle el rostro a mi aliada y lamentablemente usted claramente no estaba en posición de ayudarme. Yo sé que la luna con nulos intentos logro al menos que yo me fuera, creo que, a un lugar mejor.

Porque antes de que mi cuerpo se estrellara en el no muy acogedor fondo, ella me susurro un "Pase lo que pase todo estará bien".

Espero la haya escuchado, un alternativo antes lo hizo también y estoy seguro que su apoyo será eterno. Sólo que en aquella ocasión, no me quedaba otra que darle las gracias muriendo con modales básicos. Con un último suspiro, mis ojos se cerraron mientras todos mis pensamientos desaparecían uno por uno, como supongo lo quería.

Antes de saltar 'a mi voluntad' me había equivocado, ya que la luna sí tenía toda la razón, yo hasta intente corregir lo que ya tenía planeado señora Vestil, derroche mi esperanza en ello.

Nada estaba bien, pero si con el bien no podemos alcanzar limites si no traspasarlos.

Entonces, todo estaba bien.

Desde mi nacimiento, hubo un presentimiento de depresión, no obstante existieron los momentos buenos pero yo tenía por seguro que mi vida se encontraba en un limbo de locura y cordura. Aun no entiendo cómo, y espero visitarla para platicarlo.

Sobre mi hermana, también es una confusión, paso tan rápido y Miranda se aprovechó de la situación, o tú lo hiciste sobre ella.

En fin, corregiré todas mis dudas en mi visita prometida.

No sé si me haya liberado en la otra vida que me toque llevar, o si seguirá siendo un holocausto, de todas formas gracias a usted también.

Por las particulares enseñanzas.

Hasta luego O' suprema Vestilinne Záfira,

De un humano nombrado Nicholas André en la penumbra del paraíso.

Relato terco: de NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora