adiós

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Todo era irreal, las palabras resonaban en sus oídos pero su mente no lo procesaba ¿Qué había hecho mal? ¿Era real esta situación? Sin embargo, él estaba allí, frente a ella con lágrimas en sus ojos, a la espera de su reacción. Las lágrimas de ella cayeron silenciosamente, el corazón se trizaba intentando no romperse en mil pedazos. Su mundo se rompía y nadie estaba ahí para ayudarle.
Él la abrazó, dejó que su llanto saliera y terminara de romperse en sus brazos.
¿Dónde estaba? De pronto aquella habitación le parecía desconocida, tuvo miedo, ya nada ahí le pertenecía y la persona que la abrazaba se encontraba distante. Lo había perdido.
Después de un momento él se alejó, sentándose en otro punto de la habitación, muy lejos de ella quien ahora sentía la abrumadora soledad y el nudo en la garganta que le impedía respirar... todo, todo lo había perdido.
Él salió de la habitación y ella vio su teléfono, se levantó de su tristeza e hizo lo que nunca se había planteado hacer: revisar sus conversaciones.
Todo estaba allí, su decisión, su tormento y como ella estaba sufriendo... todo se lo decía a esa... aquella que se lo había arrebatado, aquella que semanas antes decía que no quería irrumpir en su relación... aquella que la había traicionado.
Dejó el móvil donde estaba y se dejó caer nuevamente, ella era la única que no sabía sus intenciones. La única que veía el futuro juntos ¿Cómo podía cambiarle tan pronto?
Su corazón no resistió, una parte de ella se rompió en ese momento y un odio doloroso se apoderó de ella.
Él volvió, su rostro estaba mejor, después de todo, él tenía a otra para consolarlo. Ella se le acercó en silencio, se sentó a sus pies y apoyó ligeramente su cabeza en sus piernas, entonces murmuró:
- ¿y si peleó por ti? -
Él se quedó en silencio, no esperaba aquellas palabras y no quería responder, se veía en sus ojos que sólo quería empezar su nueva relación y olvidarla. Pero ella no se lo dejaría tan fácil, ahora su corazón estaba roto y quería hacerle sufrir un tiempo... quería aferrarse a una esperanza muerta de recuperarlo.
Él acarició su cabello y le dijo:
- está bien, pero también saldré con ella -
Suficiente gritaba su corazón, ya no puedo latir más así, pero ahora ella solo quiso aferrarse a él, no tenía otro lugar donde ir.
Y así, ella intentó asumir el adiós y lastimarse lo más posible para no volver a cometer el mismo error.

Cómo sobreviví a tu adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora