CAPÍTULO 5

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Brooke's POV.

Edward estacionó la camioneta a unas calles del casino Bellagio y nos dejó utilizar la parte trasera para arreglarnos para poder entrar presentables a éste, no sin antes advirtiéndonos que si, aunque por error, le hacíamos algo a las computadoras que tenía dentro, no podría entrar a los controles y maquinarlas para ganar lo que nosotras llamamos “dinero fácil”.

Esperen... eso es ilegal, ¿no?

Afirmando que es uno de los mejores casinos de Las Vegas, según él, nos teníamos que lucir perfectamente “sofisticadas” acorde a la situación.

-Maldita seas, Alexa, ten cuidado con las computadoras.

-Joder tía, no es mi culpa que estemos tan apretadas- otra vez utilizado su mala imitación de un acento español.

-No sigas con tu complejo de española. No lo eres. Supéralo.

-Si tu hablas como mexicana yo puedo expresarme como española- antes de poder decir media palabra para continuar la discusión; Sky nos  interrumpió.

-¡Ya paren las dos!- gritó rodando los ojos.

-Niñas- Edward abrió las puertas dejándo salir a Grace y Chanel-, tomen esto y no los pierdan, porque valen lo que podrían ganar las prostitutas en cinco años- tendió unos mini micrófonos a cada una de ellas. Seguido de explicar como se utilizan y que serían de mucha ayuda allá dentro.

-Hagamos dinero, bebés. Y luego a ganar carreras.

Nos dividimos por juegos: Alex y Sky a los dados; Chanel a la ruleta; y Grace y yo a la mesa de póker.

Comenzamos los juegos,  y por lo que comentaba Edward animosamente, Chanel ganaba dinero rápidamente.

En la mesa de póker se encontraba un señor anciano, pero no lo suficiente como para no ser parte del juego, y a mi derecha un hombre muy apuesto con traje color negro con un semblante monótono que agregaba un toque de aún más seriedad al asunto.

-Muy bien, Brooke, casi tienes una escala real. Deja que el enano que tienes a tu lado pida una carta más y luego tú. El de tu derecha necesita As de corazón- oí claramente cada una de sus instrucciones, siguiendolas tal y como decía-. Teniendo la escala completa ya ganas- oír eso era música a mis delicados oídos-. Grace, tu pide una carta y tendremos un cóctel de dinero aguardando. Tienes la escala real de color, sólo te falta la A de trébol- un ruido precedente de su auricular nos alertó, hasta que volvió a conectarse-. Señoritas, tienen que salir de ahí creo que fuimos descubiertos.

No bastó que dijera otra cosa

-Me retiro de la jugada- recogí mis fichas para cambiarlas y me alejé de la mesa.

De camino pasé junto la mesa de los dados. Pude observar que un sujeto gritaba acusando a alguien de hacer trampas en em juego. Me acerqué para divisar a Alex gritarle a tal hombre.

-Si usted tiene mala suerte para perder sus jugadas no es mi culpa- recriminó con voz tranquila.

-Están haciendo trampa- continuó el sujeto- Son mujeres; no pueden ganar tantas jugadas seguidas.

¿Qué dije una vez? Ofensivo. Patéticos neandertales.

-Chicas, vámonos. No sigan discutiendo con este idiota que no puede admitir que perdió ante unas mujeres- las palabras salieron como un cántico a lo recriminatorio, especialmente para aquel bueno para nada.

-Para vestir bien, cualquiera diría que es toda una señorita, pero ya veo que las apariencias engañan- el tono sarcástico en su voz cruda lo hizo sonar aún más duro.

-No juzgues un libro por su portada, idota- sin decir más, nos alejamos de la situación como si nada hubiese alterado el orden del espacio.

Logré que cambiaran nuestras fichas, consiguiendo un total de cincuenta millones. Al llegar a la camioneta nos propusimos cambiarnos, guardar nuestras armas discretamente en las prendas e ir a ganar las carreras donde Edward solía competir.

Como dijimos lo hicimos. Las primeras mujeres en ganar en estas carreras.
Circulaban ciertos rumores sobre los "reyes de las carreras". Un grupo de hombres un poco mayores, machistas, mujeriegos, arrogante que nunca perdían en todas las pistas que corrían.
                                                                                    Eso sería hasta que compitieran contra nosotras.

Con el dinero en nuestras manos, Edward nos llevó al bar de las carreras.

Pasada una hora nos encontramos en medio de la pista bailando entre nosotras, aguardando a que Alex regrese con nuestros tragos.

-Está tardando mucho. Ve a ver que no esté en problemas.

-Sky, estamos aquí de vacaciones no para ser niñera de ella- sus labios pasaron de una sonrisa a ser una fina línea-, está bien- suspiré resingnada. Intentaba darme paso entre tantos adolecentes borrachos, unos metros más allá distingui una chica gritándole a alguien. Por su manera de tambalearse supe que era Alex y me dirigí hacia allí.

-¿Por qué no tuviste más cuidado, imbécil?- estaba tan furiosa de que derribara el único trago que le quedaba.

-Pero si eres tú la estúpida que no se fijó por donde iba y que ahora parece una loca arrojándonos tragos a Brittany y a mí- chistó el chico con malhumor.

-Soy Camile, Brittany era mi amiga- renegó la pelirroja con la que estaba.

Una pequeña risita salió de mis labios.

-¿Cuál más estúpido?- susurré.

-¿Dijiste algo, zorra?- se acercó a mi queriendo aparentar amenaza.

-Apártate, perra. No queras meterte con nosotras- por más sorprendente que me parezca; Sky irrumpió en la conversación posicionandose a mi lado.

¡Se suponía que ella estaba sobria!

-¿No te puedes defender sola y llamas a tu perra guardiana?

-No temo a lo quiseras hacer, estupida- la pobre chica no sabe en qué lio se acaba de meter. Sobre todo borracha.

-¡¿A QUIEN LLAMAS PERRA?!- en un rápido movimiento, la mano de Sky se dirigía hacia su mejilla. Pero soy tan “buena persona” que la detuve.

-¿Skyler, qué bebiste? ¡Dame un poco!- por fin la verdadera Skyler está saliendo a flote.

-¡¿No tienes las agallas de golpearme? ¡Vamos, golpeame!- no aguanté su maldita vos chillona. Sólo deje libre la mano de Sky para que hiciera lo que tenia planeado en un principio.

Solo se escucharon tres bofetadas.
Dorso. Mejilla derecha.
Palma. Mejilla izquierda.
Dorso. Mejilla derecha.

La tal Camile calló rendida, sollozando. Una pequeña gran risa salió de mis labios atrayendo las miradas de los demás.

-Ahora a lo que verdaderamente nos interesa. Nos deben una carrera por habernos insultado- hablé hacia los estúpidos que en un momento habían llegado al lado del chico con el que a inició la pelea. No podíamos tener ua noche tranquila.- Vámonos. A por cierto, Sky, tu correrás esta vez.-me voltee para poder ver su expresión y estaba sorprendida por lo que había dicho-. Sin discusiones- terminé.

En la pista nos encontramos con Edward a quien le pareció una magnífica idea la carrera. Por supuesto depositaba su plena confianza en nosotras.

Algo cambio en su mirada al ver a los contrincantes. Pero sobre todo observo detenidamente a uno.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2016 ⏰

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