Al ataque.

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Zac lo miró sorprendido, seguramente no esperaba oír semejante cosa. Luego se agitó en su asiento, y sonriendo satisfecho se acarició la nuca.

Zac: ¿Ah sí?

El cuñado de Nick tenía puestas unas bermudas de tela liviana, tan ligera que dejaba ver claramente como su verga se iba endureciendo segundo a segundo. Ya sin ningún disimulo, Nick miró hacia su entrepierna, y sonriendo agregó:

Nick: A Martín también se le ponía así de dura cuando le hacía algún comentario sobre el tamaño de su verga.

Por fin Zac decidió arriesgarse, porque después de tragar duro para tomar coraje, clavó sus ojazos verdes y murmuró:

Zac: Y . . . ¿y qué hacías en esos casos?

Nick: ¿Te muestro?

Agitado, sin decir una palabra, el novio de su hermana asintió con un leve movimiento de cabeza. Entonces Nick se inclinó hacia su regazo, y muy lentamente, comenzó a desabrocharle la bragueta. El pene del hombre estaba tan endurecido que le costaba trabajo desprender los botones, pero cuando lo logró, descubrió con deleite que no llevaba ropa interior. Liberado de su encierro, la verga saltó como disparada por un resorte, irguiéndose enorme y durísimo por la abertura del pantalón. Entonces Nick se acercó más, hasta casi rozar con sus labios la cabezota de la verga. Luego abrió la boca, completamente hecha agua ante ese bocado largamente esperado.

Como si hubiese recibido una descarga eléctrica, Zac se sacudió arqueándose hacia arriba al tiempo que un gemido apagado escapaba de sus labios. Nick se mantuvo así durante unos cuantos segundos, alojando toda la verga en su boca y su garganta, mientras sus oídos se endulzaban con los quejidos de gozo de su cuñado. Después, muy despacio, fue sacando el vergón dejándolo completamente ensalivado y duro como la piedra.

Nick: Eso hacía.

Zac: ¿Estás ... muy apurado?

Nick: No ¿por?

Zac: ¿Pasamos un rato por mi casa?

Quince minutos más tarde, después de un viaje hecho en tiempo record, Nick estaba sentado en el sillón de la sala de Zac. El novio de su hermana estaba parado frente a él y con gestos torpes por la ansiedad intentaba desabotonar la abultadísima bragueta. "Déjame a mí", dijo Nick poniendo su mano sobre aquella entrepierna. Entonces Zac sacó sus manos cuando con expresión anhelante y la respiración acelerada, por fin, el último de los botones se desprendió no sin cierta dificultad, la durísima y ahora babeante verga volvió a salir disparado por la abertura del pantalón.

Sonriendo con malicia, Nick acercó su lengua a la cabezota rosada, y con toda delicadeza lamió las gotas cristalinas que brillaban en el extremo. Zac largó un ronco gemido y un estremecimiento lo sacudió de pies a cabeza.

Zac: Ya, no me hagas sufrir más. Gruñó con tono suplicante.

Entonces Nick lo miró a los ojos, volvió a sonreír con malicia, y abriendo enorme la boca volvió a introducir el pollón hasta la garganta. Un "Ahh!" prolongado y brutal escapó del pecho de su cuñado al tiempo que él le tomaba su cabeza con fuerza y la apretaba contra su parte. Cuando aflojó la presión, Nick se afirmó aferrándose a los poderosos muslos de ese macho, alineó su garganta y con la baba escurriéndole retomó la ansiada mamada que había iniciado en el carro. Su boca se deslizaba una y otra vez sobre esa masa de carne caliente, poniéndola más dura y satinada segundo a segundo. Cada tanto apretaba con fuerza las nalgas duras del bombón y aguantando el ahogo se comía el pollón hasta el fondo, succionándolo con movimientos cortos que lo hacían delirar de gozo. Repitió ese movimiento varias veces, hasta que en un momento dado Zac lo jaló de los cabellos separándolo suave pero decididamente de su verga.

Nick: ¿Qué... qué pasa?. Preguntó con ansiedad.

Zac: Nada, TE VOY A FOLLAR.

Casi se corre Nick al escuchar esas ansiadas palabras por tanto tiempo. Zac estaba tan excitado que apoyó uno de sus duros brazos en la espalda de Nick y empujando casi con brusquedad lo hizo poner en cuatro patas sobre la alfombra de la sala.

El novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora