Descubierto.

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A partir de esa tarde, los días que siguieron fueron gloriosos. Porque la verdad es que ni en sus mejores sueños Nick hubiese imaginado que a Zac le iba a gustar tanto hacerle el amor, ni que iba a buscar siempre la oportunidad para llevar su presencia varonil a su cuerpo en niveles abundantes. Y Nick. . . bueno, se volvió adicto a su cuñado, y esperaba casi con desesperación todas las tardes en que lo llevaba a casa. . .

Pero . . . Siempre hay un pero.

Anastasia regresó y aunque eso no fue un impedimento para que Zac y Nick se siguieran viendo a escondidas, una tarde Nick repasaba sus apuntes para un examen cuando sintió las voces de Anastasia y Nick aproximándose.

Alzó la vista justo para verlos entrar al comedor, y al verlo allí, el novio de su hermana le guiñó un ojo y le regaló una de esas sonrisas suyas que le ponían a mil. Pero su disimulada excitación desapareció drásticamente cuando escuchó la voz de su hermana sonando desde la puerta de la cocina.

Anastasia: Nick ¿No ha llamado Martin? Quedó en llamarme.

Alarmado, miré a Zac, justo para registrar la expresión de sorpresa de su bello rostro por lo que acababa de oír. Con una ceja levantada, el chico se acercó a su hermana y la tomó suavemente del brazo.

Zac: Pero ¿tu ex te llama todavía?

"¡No respondas, no respondas!", suplicaba Nick internamente.

Anastasia: ¿Ex? ¿Qué ex? Martín es mi primo. Me acaba de conseguir trabajo en la empresa donde él está y quedó en llamarme para darme algunas indicaciones.

Qué mala suerte, pero allí Nick se dio cuenta que habría sido mejor usar el nombre de unos de los tantos tipos que habían pasado por la casa y no la de un familiar.

Por unos segundos Anastasia miró a Zac con expresión de incertidumbre, y luego rió divertida ante el gesto de su novio.

Anastasia: ¡Ay, tontito! Estabas celoso!

Jocosa y halagada por el infundado ataque de celos, la hermana de Nick le obsequió un beso a su novio y luego se regresó a la cocina para buscar unos refrescos.

Fue entonces cuando Zac le clavó la mirada, y Nick supo que estaba en problemas.

Lentamente se acercó hasta su silla. Sus ojos llameaban, y no hacía falta ser adivino para comprender que estaba muy enojado.

Zac: Me mentiste. Murmuró entonces mientras le sonreía con cara de pocos amigos.

Nick: Yo . . . bueno . . . pero no me vas a decir que no valió la pena . . .

El rostro de Zac se suavizó un poco, y una sonrisa tensa salió de sus labios.

Zac: No . . . pero no me gusta que me mientan.

Nick: Bueno, no es para tanto, te pido perdón, además ¿Qué vas a hacer? ¿Le vas a contar a mis hermana?

Zac apoyó su mano sobre la cabeza de Nick, apretándola suavemente. Un escalofrío recorrió su espalda . . .

Nick: ¿Me . . . me vas a pegar?

Zac: No. ¿Cómo se ocurre? Jamás te haría daño.

Nick: Bueno ¿Y entonces?

Zac lo miró en silencio por unos segundos con los ojazos verdes y luego fue su turno de sonreír triunfante. Se acercó más a él, envolviéndolo con su perfume, y susurrándole al oído sentenció.

Zac: Entonces . . . te voy a dejar sin sexo . . . por un mes.

Nick quedó mudo, y con la boca abierta vio alejarse a Zac sonriendo en dirección a la cocina, llevándose entre las piernas el preciado tesoro que le acababa de ser vetado.

Nick estuvo un mes sufriendo, después de eso sus encuentros con Zac siguieron siendo tan fogosos como la primera vez.

El novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora