Abrí la puerta de su departamento, cerrándola lentamente detrás de mí. Me desplomé sobre ella mientras soltaba un suspiro cansado. Miré el techo color cereza y cerré los ojos. "¿En qué diablos estabas pensando?", me pregunté, regañándome a mi mismo, "eres un idiota". Masajeé mis sienes con suavidad y volví a suspirar.
Esto no era nada como lo había planeado. Yo esperaba una cena romántica, un paseo por medio del parque mientras conversábamos de cosas triviales, e ir al cine a ver la nueva película de Liam Neeson. ¡Ya había comprado las entradas!
Me pasé las manos por la cara por última vez y avancé rumbo a las escaleras. Había un ascensor, el cual me llamaba para evitar los cuatro pisos hasta la salida, pero realmente quería caminar para aclarar mi cabeza y olvidar lo sucedido durante la noche.
En cuanto llegué al hall principal, miré hacia atrás con tristeza. En lo más profundo de mi corazón, estaba esperando que me siguiera y me impidiera irme. Pero estaba equivocado. Ella no vendría porque yo no le importaba.
Afuera, el clima estaba templado y algo húmedo, lo que indicaba que en cualquier momento comenzaría a llover. Inclusive algunos rayos ya comenzaban a iluminar las negras nubes. No se veía a ninguna persona a no ser de las personas haciendo fila para entrar a un bar llamado "Drinks" del que resonaba música electrónica.
Mientras caminaba al auto, algunas gotas comenzaron a golpear mi cabello. Primero fueron una pocas que caían sin fuerza; luego se transformaron en millones que incrementaban de velocidad a cada segundo. Corrí hasta llegar al Ford mientras buscaba las llaves para refugiarme dentro de él, pero en cuanto estuve junto a la puerta de metal, no pude encontrarlas.
-Mierda -murmuré con amargura, recordando haber dejado el llavero sobre la mesa ratona del departamento de Leigh-Anne.
Volví a emprender carrera y me refugié bajo el techo de un negocio de historietas. Mientras maldecía en voz baja sobre la peor noche de mi vida, me crucé de brazos para intentar recuperar algo de calor.
Estaba lloviendo ferozmente y el frío se filtraba cada vez más por la tela de mi camisa. Mis manos habian comenzado a temblar seguidas por el resto de mi cuerpo y me resultaba cada vez más difícil mantener el control. Bien podria entrar al edificio de Leigh, pero tendría que tocar el timbre eléctrico para que me dejara entrar. Mi orgullo ya estaba por los suelos y no iba a permitir que siguiera cayendo.
Pero por otra parte, no quería morir de hipotermia. Tomando coraje, me encaminé hacia la construcción de 6 pisos. Toqué el timbre y esperé a que contestara.
-¿Quién es? -preguntó a través del parlante.
-Sé que hay una cámara. No quiero seguir aquí afuera, me olvidé las llaves en tu apartamento -admití-. Por favor, déjame entrar.Unos segundos después, el pitido de la puerta siendo abierta sonó. Agradecido por dejar atrás el frío, sonreí. El interior del edificio era cálido gracias a la pequeña chimenea del centro de la recepción. Me froté las manos y les lancé algo de aliento para ayudar a calentarlas.
El botón del ascensor comenzó a parpadear indicando que las puertas se estaban abriendo. La figura de Leigh-Anne salió de la caja de metal con las llaves balanceándose en sus dedos. Me las alcanzó en cuanto estuvo frente a mí. El perfume seguía vigente en su cuerpo.
-Veo que está lloviendo -dijo al ver el estado de mi ropa. Su voz había sonado dura, pero con un pequeño rastro de diversión. Asentí para seguirle la broma.
-Llueve fuerte -aseguré, siguiendo con la mirada una pequeña gota que resbalaba por mi camisa. Resoplé-. Bien -le mostré las llaves-, debo irme.
Me di la vuelta y volví a caminar hacia la puerta principal para finalmente largarme. Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza los cristales para luego descender por ellos hasta el suelo. Tomé la perilla y la giré lentamente. La esperanza de que me detuviera seguía en mí. Pero nada sucedió.
Salí al exterior y me dirigí a mi auto rápidamente. Coloqué la llave en la cerradura y, luego de girarla, me senté frente al volante. Encendí el motor.
-Niall.
Me detuve. La voz había salido de la nada, rompiendo el sereno sonido de las gotas caer contra el suelo. Los faros del auto iluminaban levemente la oscuridad, pero tuve que usar al máximo mi visión nocturna para distinguir la figura de una mujer.
-¡Niall!
Salí del auto con rapidez y me acerqué a ella, ignorando las gotas que caían sobre mi rostro y me impedían ver bien.
Leigh-Anne estaba parada frente a mí, respirando con fuerza al tiempo que la lluvia y el viento destrozaban su vestido negro. Su cuerpo temblaba y los rizos le caían sobre la cara, pero su belleza era imposible de evitar.
-¿Qué estás haciendo? -le pregunté, preocupado al ver su estado-. Vas a congelarte, vuelve adentro.
-No -contestó, negando con la cabeza para acentuar su respuesta.
Fruncí el ceño. ¿Qué intenta hacer?, me pregunté sin apartar la mirada de la suya.
Cuando estaba decidiendo entre llevarla al apartamento o dejarla afuera, comenzó a moverse. Primero caminando; luego a grandes zancadas. La distancia entre los dos disminuía a cada paso. En tan sólo unos segundos, ya la tenía frente a mi.
Y me abrazó.
Sus brazos rodearon mi cuerpo a la altura de mi abdomen, apretándolo contra el suyo. Su cabeza descansaba en mi pecho y el aire de su respiración chocaba contra él. Mi primer pensamiento fue preguntarle que estaba ocurriendo y pedirle que se apartara. Sin embargo, terminé devolviéndole el abrazo.
-Estoy mojado -le dije, colocando mi mentón sobre su cabello.
-No me importa, yo también.
Permanecimos así durante unos minutos, sintiendo la lluvia, ahora más ligera, caer sobre nuestros cuerpos. Ninguno hablaba o se movía, ambos permaneciamos estáticos como estatuas disfrutando del calor que el otro le brindaba.
Me incliné un poco, bajando la cabeza, y la besé. Sus labios aceptaron los míos sin espera, acariciándolos y saboreándolos con lentitud para disfutarlos. Ya no me importaba que lo pensara sobre mí, lo que pensaba sobre el amor. Yo la quería a ella, y de cualquier manera la conseguiría.
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One Shoots » LOTD
FanfictionCualquier historia necesita un final para cerrar finalmente el libro. Incluso el brillante amanecer ilumina la oscura noche. Historias cortas sobre lo que sucede a continuación en Ladies of the Darkness.