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"Mis galletas de nuez"

Hice el súper rápido, regrese a casa y Vanessa estaba esperándome ahí

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Hice el súper rápido, regrese a casa y Vanessa estaba esperándome ahí. Sentada en las escaleras de mi casa.

—¿Qué haces aquí tan temprano?

—Es el penúltimo día del verano, quiero hacer algo ... entretenido —se paró viéndome como si estuviera planeando algo.

—No puedo, haré galletas —mostré feliz las bolsas del super.

—¡Oh vamos! Deberíamos ir a la playa a beber algo o incluso ir a meter los pies al mar.

—Me encantaría, de verdad —saqué como pude las llaves de una de las bolsas —, pero las galletas son más importantes.

Entramos a casa y Vane cerró la puerta por detrás.

Era obvio para quien eran, no sé por qué me hacía esa pregunta.

—Oh no ... no, no, no ...

—¿Qué?

—¿Hermanos Molloey?

No respondí.

Vane me ayudo a sacar los ingredientes, solo porque sabía la respuesta.

Mis galletas de nuez eran la sensación del vecindario. Cuando era pequeña, vendía las galletas en tiempo de verano, o en navidad, o para festividades. A todo mundo le encantaban y se vendían muy muy bien.

Convencí a Vane de que me ayudara al menos a batir, eran muchas manos, pero solo así pude convencerla de que fuéramos hasta la noche al bar de la playa.

—De verdad que te traen mal estos hermanos.

—¿De qué hablas? —Me miro, señalando todo el desastre de la cocina —. Okey, para empezar, a Matt le gustan mis galletas, y a Aleix le gusta algo... que les agrego.

—Aja, y ... ¿por qué les cocinas?

—Dios Vanessa, regresan de México. Solo es eso.

—Aja, y yo soy color verde.

Torcí los ojos.

Otra de las razones por las que mis galletas de nuez eran la sensación, era porque les ponía un toque, pero solo un toque de ron. Eso era lo que le gustaba a Aleix.

Se me había ocurrido hacerlas solo para darles una bolsita a cada quien y como muestra de que estaba acabando el verano, para relajarme. Tal vez Vanessa no lo entendería, ya que ella siempre estuvo enamorada de Matt, y pensaba que todas lo estábamos.

—No puedo creer que ninguno te haya gustado, digo, son los Molloey, guapísimos, por cierto.

—Claro que se me hacen guapos, pero ...

Entre dos corazones [Re editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora