Capítulo 13: "Tate"

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-Segura que va a estar bien?  Sigo creyendo que lo mejor seria llevarla a un hospital

-Estoy bien -le aseguré al hombre por décima vez- no tengo ningún rasguño

Habíamos llegado al fin a una estación de servicio la cual estaba poca iluminada y tan oxidada q daba el aspecto a que el lugar no había sido visitado en años. Si no hubiera sido por el pequeño sector de café con una chica sentada leyendo dentro se podría dar  por abandonada.
Con esfuerzo me bajé del auto y en cuanto apoyé mi pie derecho sobre el asfalto, un látigo de dolor se dispara desde mi pierna hasta el estomago y me obliga a doblarme sobre el techo del auto.

-Tu pierna no parece pensar lo mismo -señaló hacia ella con su cabeza. 

Me mordí mi antebrazo con fuerza para no gritar antes de reincorporarme y cerrar la puerta del auto.

-Estaré bien. Mi amigo estará aquí en cualquier momento. Gracias por todo.

Y con eso me alejé del auto y comencé a caminar hacia la pequeña cafetería al otro lado del estacionamiento. Antes de llegar a la puerta del lugar pude oir al auto arrancar y alejarse y fui ahí que me di cuenta que no sabía el nombre del hombre que me había ayudado. 

Abrí la puerta del lugar y un olor a encierro junto a humedad se filtró en mi nariz. La chica que había visto desde afuera apenas levantó la mirada en mi dirección antes de volver los ojos a la revista que estaba leyendo. Aun rengueando, me las arreglé para llegar a una de las mesas y tomar asiento. La pierna aun me dolía y cuando levanté mi pie derecho para apoyarlo sobre mi rodilla izquierda y me saqué la zapatilla pude ver la razón. Ya no era más una simple torcedura, el haber caminado por horas con mi tobillo lastimado hizo que éste empeorara. Mi tobillo estaba completamente violeta con distintos tonos de rojo y en el centro se notaba el hueso quebrado empujando contra mi piel. Era un milagro que el hueso no hubiera roto ya mi piel y haya comenzado a desangrarme. 

Pude notar, mientras que me inspeccionaba el tobillo, la mirada de la chica sobre mí. Lentamente, levanté la mirada y la entrelacé con la de ella. Nos miramos fijamente lo que parecieron largos minutos cuando en realidad de seguro fueron un par de segundos, en los cuales no paré de pensar una y otra vez en la palabra "ayúdame". Entonces la chica dejó la revista sobre el mostrador y fue hacia el refrigerador junto a ella. Pude ver como sacaba una botella de agua y luego se giraba en mi dirección para acercarse a mí y entregármela cuando lo oí. Un arma siendo cargada en la distancia.

Con mayor rapidez que creí posible que mi pierna me permitiría tiré la mesa al suelo y luego me cubrí tras de ella. 

-¿Que demonios? 

Le eché un vistaso a la chica que aun seguía para en su lugar, observándome con la botella de agua aun en sus manos. Le hice señas de que se agachara pero ella aun seguía sin moverse, solo se quedó allí, observándome

-Agáchate! -grité, medio susurré.

Pero antes que ella pudiera reaccionar a mis palabras,  un disparo llegó desde la ventana abierta junto al mostrador y le pegó justo en el cuello. Los ojos de la chica no alcanzaron a cerrarse antes de que cayera al suelo. No podía decir si estaba muerta o no, ya habían pasado muchas horas desde que bebí sangre de Cameron y ya fui perdiendo las increíbles capacidades auditivas que su sangre me dio. 

Con desesperación, me puse a registrar el lugar con mis ojos, buscando de alguna manera encontrar algo que me sirviera como arma, aunque sabía que mis posibilidades contra estas personas en un combate cuerpo a cuerpo eran pocas en mis circunstancias, pero el instinto es el instinto.

De todas formas, antes de poder siquiera encontrar algo lo suficientemente útil, alguien entró por la puerta. 

-¿Por qué no me sorprende? Le dije al Teniente Tylor que esto no funcionaria 

Sed de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora