Capítulo 5: "Cincuenta y dos semanas"

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Después de haber bebido de su sangre mi cuerpo se fortaleció notablemente y ya me sentía como nueva. El sabor dulzón de su sangre aun seguía en mi boca y debía admitir que era delicioso y que ansiaba más ¿eso es siquiera normal? No tenía idea

Como prometió, Cameron me trajo ropa, unos pantalones deportivos negros, una camisa sin mangas color blanca y unas zapatillas, También me devolvió mis cuchillos de plata, (la pistola se había quedado sin balas) y una vez vestida y capaz de caminar por mi misma de nuevo, estuve lista para pelear por mi boleto de salida de allí. 

Estábamos por salir de la habitación y cuando Cameron abrió la puerta mi corazón se aceleró ante el pensamiento de salir por fin de allí. Pero antes de que pudiera atravesar la puerta para salir, Cameron paró en seco y me golpeé con su espalda. Maldije y él se volvió para mirarme y dijo:

-Si intentas cualquier cosa, lo que sea, que esté fuera de los términos de nuestro trato, no dudaré en sacarte el corazón y beber de tí hasta que no quede ni una sola gota de sangre en tu sistema, ¿Me has entendido? 

No aparté su mirada de la suya cuando asentí. Cameron se corrió a un lado y me dio una señal de que pasara por delante de él, reí para mis adentros sabiendo que él no confiaba en mí con dos cuchillos de plata en mi poder estando a sus espaldas. Por más que ya se me hallan cruzado mil maneras distintas de atravesarle mis cuchillos por su espalda y cuello, me controlé y pasé por delante de él como me lo pidió. Podía ser muchas cosas pero nunca rompo mi palabra y por más que quiera matar a este vampiro de mil maneras por morderme, no podía ya que habíamos hecho un trato. 

Caminamos por un pasillo largo y poco iluminado, solo con algunas tubos de luz puestos en las paredes, alumbrando el camino con una tenue luz blanca. A lo largo del pasillo pasamos por más puertas de hierro como la de mi pequeña prisión y me pregunté si esas eran más celdas y si abrían más humanos aquí. Agudicé mi oído pero no logré escuchar nada además de las pisadas de Cameron a mis espaldas. 

-Dobla a la izquierda -ordenó a mis espaldas.

Al frente se abrían tres caminos. El del frente daba a unas escaleras que descendían a un nivel inferior, a la derecha se abría otro pasillo similar a el que venimos y a la izquierda era lo mismo, otro pasillo más. Hice lo que me dijo y giré a la izquierda, como supuse un pasillo igual al anterior se abrió ante mí. Este lugar era un maldito laberinto, solo había pasillos y mas pasillos, todos iguales. Me guió por varios pasillos más y hasta que me hizo doblar en uno que por el que ya habíamos pasado antes, estaba segura, el tubo de luz blanca que estaba en esa pared tenía una pequeña mancha oscura en el centro y eso me dijo que estábamos caminando en círculos. Una risa seca se escapó de mis labios, ese maldito vampiro quería marearme, confundirme. Pero para su mala suerte ya era tarde, ya me había memorizado una ruta de escape de emergencia, conté cada giro y vuelta que dimos desde que salí de mi celda, si quisiera, podría volver a ella. 

-Aquí -Cameron abrió una puerta y me indicó que entrara- pasa.

Entré en la habitación esperando encontrarme con una celda similar a la mía, pero para mis sorpresa este lugar no era una celda. Para empezar era un lugar amplió, debe de tener una superficie de diez por diez, las paredes eran de piedra y no había nada en la habitación excepto una silla y un escritorio de madera y un rollo de cadenas en un rincón. Ni siquiera había ventanas.

-¿Lucharemos aquí? -pregunté inspeccionando la habitación. 

-Así es -dijo mientras se dirigía hasta la otra punta del cuarto.

No esperé hasta que llegara o siquiera hasta que se de la vuelta, corrí los más rápido que me dieron las piernas, tomé uno de mis cuchillos de la parte trasera de mis pantalones y estaba por clavárselo en el centro de la espalda cuando Cameron se quitó del camino a una velocidad increíble. Al no estar su cuerpo para frenarme, me estampé contra la pared.

Sed de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora