Capítulo 7: " Caído en tu propio juego"

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Sentía el sudor caer por mi frente, por mi espalda, entre mis pechos; sentía los músculos de mis brazos tensarse con cada flexión, arriba y abajo, arriba y abajo. Estaba recostada sobre la camilla de cuero negro levantando una enorme pesa de ciento ochenta libras, dos placas de cuarenta y cinco libras de cada lado de una barra metálica.

Cuando me levanté por la mañana la casa estaba en completo silencio, sin ningún rastro de movimiento; no me sorprendió en realidad, es lógico que en una casa de vampiros se duerma de día y se salga de noche, el sol los debilita, mientras que en la noche son fuertes.

Al tener la casa para mi sola, decidí explorar hasta el último sector de ésta, al fin y al cabo yo estaría viviendo aquí todo el siguiente año. Cuando encontré el gimnasio súper completo, equipado con máquinas de último modelo y de todo tipo, subí corriendo las escaleras hasta el cuarto que se me fue asignado y me cambié mi ropa de dormir por un top deportivo blanco y unos shorts elásticos negros. Até mi pelo en una coleta alta y tome mi IPhone junto a mis auriculares antes de bajar de vuelta al gimnasio.

Ayer por la noche habíamos ido a por mis cosas a mi casa, por supuesto Cameron se había quedado fuera, de ninguna manera un vampiro entraría en mi casa. En treinta minutos había logrado empacar dos valijas con mi ropa y cosas personales necesarias.

Conecté los auriculares al móvil y puse a reproducir la primer canción de mi lista a todo volumen.

Había empezado mi rutina con un poco de caminadora y luego con la bicicleta fija. La primera hora y media se las dediqué completamente a mis piernas, debía procurar tenerlas fuertes, ambas estaban libres de cualquier rastro de grasa, eran pura masa muscular y quería que seguirán así.

Una vez terminado con eso pasé a los estiramientos y flexiones. Hice varios abdominales, lagartijas y todo tipo de estiramientos. Después me enfoqué en lo brazos y levanté todo tipo de pesas, pesas de diferentes tamaños y pesos.

Arriba y abajo, arriba y abajo.

Repetía ese movimiento una y otra vez, sin dejar lugar a una pausa, sentía mis manos resbaladizas por el sudor, pero no dejé de levantar la pesa. Cerré los ojos, poniendo toda mi atención en la canción que sonaba ahora en mi cabeza, distrayendo me así de las ardientes llamas creciendo en mi pecho por el gran esfuerzo que me producía levantar la enorme pesa.

Sentí el reloj en mi muñeca vibrar, lo que significaba que el contador había llegado a cien. Una sonrisa se formó en mí rostro y levanté la pesa una última vez para dejarla en el soporte, pero cuando levanté los brazos una vez más, algo me lo impidió. Abrí los ojos, la música aún sonando en mi cabeza, y casi dejé caer la pesa y que me aplaste el pecho al soltar un respingo al encontrarme con el bello rostro de Cameron.

Estaba inclinado sobre mí, con una mano sobre la barra de la pesa, sosteniéndola, mientras que con la otra se apoyaba en el soporte detrás de mi cabeza. Su rostro estaba a escasos centímetros del mío, esos ojos verdes posados sobre los míos, un cabello rebelde oscuro caía sobre ellos y sus labios estaban curvados en una media sonrísa.

Una vez más intenté levantár la pesa, pero él se mantuvo firme y no logré levantarla ni un solo centímetro.

-Aléjate -le dije, pero él solo permaneció allí, sin quitar su mano.

Mis brazos ya no podían soportar más le peso, comenzé a temblar levemente por el esfuerzo y mi respiración se aceleró. Pensé en aflojar el agarre en ella, ya que de todos modos él la estaba agarrando y no caería sobre mí y me aplastaría, pero cuando apenas había aflojado el agarre en la barra metálica y bajado apenas los brazos, la pesa se vino conmigo.

Jadeé y Cameron solo sonrió. Él no la sostuvo, si yo hubiera soltado de una la pesa me habría aplastado el pecho. Mis brazos quedaron demasiados flexionados y la barra metálica había quedado a unos treinta centímetor de mí. Una vez más intenté levantarla, sin quitar mis ojos de los de Cameron, pero esta vez él hizo fuerza hacia abajo hasta que el frío metal tocó mi pecho. Ahora si era imposible que logrará levantarla, mis brazos estaban demasiado flexionados como para hacer la suficiente fuerza y levantar la pesa y el peso extra de la mano de Cameron no ayudaba.

Sed de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora