Eleven

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Las chicas me dejaron hablar, hablar y hablar, hasta que llegue al final.
Entonces Camila dijo. --El te ama.
No le respondí nada, me senté hasta atrás de la silla, quería hundirme, salir corriendo, a un lugar donde nadie me conociera, donde solo yo estuviera. No sabía qué demonios pasaba en mi vida.
--Claro que no lo hace. Le dije.
--Claro que si, toda la escuela lo sabe. Dijo Samantha
--¿Qué sabe toda la escuela? Pregunté. --¿Toda la escuela sabe que nos besamos? Empecé a hablar muy rápido.
--Te dije que solo lo sabíamos nosotras, y claro, el. Me dijo Samantha
--Perdón, si lo recuerdo. Le dije a Samantha para que no siguiera regañándome.
--Lo que dijo es que toda la escuela sabe que Aldair le gustas. Es imposible ignorar eso últimamente. Dijo Camila
Si las cosas no podían estar peor, lo estuvieron en ese momento, justo cuando llegó Aldair, se sentó a mi lado, con su charola de comida, y en ese momento, cuando más las necesitaba, Camila y Samantha, se fueron, sin siquiera decir adiós.
--Tengo que decirte algo. Me dijo.
--Yo también.
--Bueno, pero yo primero, juro que no puedo aguantar. Me estaba mirando, tenía una enorme sonrisa, y no paraba de verme. --Tengo una sensación de que lo que haré, puede que lo haga peor, tal vez mejor, pero no puedo no hacerlo, simplemente. Me tomó la cara, me miró a los ojos, y ahí fue cuando noté que aunque sus ojos eran color café claro, eran los más hermosos que había visto. Miro mis labios, sabía lo que haría, pero estaba esperando que no hiciera algún tipo de negación, o algo para impedirlo. No lo hice, simplemente no hice nada, no me acerqué a él, no me moví ni un milímetro, y entonces fue cuando dijo.
--Por Favor no lo hagas más complicado.  No dije nada, pero el giro un poco su cara, para que nuestras narices no chocarán. Entonces paso, el me beso, y yo deje que el lo hiciera, y continúe en su juego, pero solo permití que me besara una vez. No mas, aunque no  quería parar, pero teníamos muchas cosas que platicar.
--Basta. Le dije cuando nos separamos, él se alejó, y apoyo sus codos  en la mesa, y con las manos toco cada lado de su cabeza, parecía preocupado ahora. El cuerpo humano tenía la facilidad de cambiar de animo en tan solo un segundo, pero él me impresionaba.
--Lo siento, sé que no podemos ir por ahí, haciendo esto.
Gire hacia el para verlo. Y luego mire hacia al rededor, teníamos unos cuantos espectadores, odiaba eso, así que solo tome mi mochila, y le dije. 
--Te veré en la puerta C a las 4. Entonces me fui.
Entre a todas mis clases, quise dejar de pensar en eso, el mayor tiempo posible que pudiera, pero era casi inevitable, no podía saber que era lo que sentía por él, antes de este fin de semana, solamente lo veía como un simple amigo, pero sabía que ese viaje, me cambiaría en muchos aspectos. No quería tener un novio en estos momentos, no estaba completamente, simplemente era eso, no me encontraba completa, algo faltaba en mi, y tenía que descubrirlo antes de empezar algo.

A las 4 en punto, deje mis cosas en mi casillero, lo cerré y tome mi mochila del piso, camine y vi la puerta A, luego vi la B, y al fin vi la C. El ya estaba ahí, estaba sentado en una banca, al lado de un farol enorme. Camine hacia el, volteo a verme y se levanto de inmediato. Pensé en hacer un tipo de acordeón de lo que le diría, pero no era un examen del cual te puedes librar, era un tema completamente diferente, sin pies ni cabeza, así que solo tome valor, y fui acercándome a él.
Me senté en la banca del lado izquierdo y el del lado derecho, yo no lo miraba y el tampoco lo hacía.
--Bueno... Quería empezar a hablar. Pero me interrumpió.
--Lo siento. Se disculpó.
--¿Por qué lo sientes? Le pregunté
--Siento haber arruinado la fiesta el fin de semana, siento haber sido el culpable de que te quedaras conmigo a cuidarme esa noche, siento haberte obligado a besarme, siento haberte besado todas las veces que lo hice. Lo siento por todo. Enserio... Hablaba muy rápido. Pero lo quise interrumpir.
--Si no hubiera querido hacer todo eso, simplemente no lo hubiera hecho, pero lo hice. Así que yo también tengo que disculparme contigo. No sé porque había dicho todo eso, no se suponía que diría eso. Pero lo hice. Sabía que tenía que llevar algo preparado para decirle.
--Solamente quería decir lo siento, tú no tienes por qué hacerlo, yo fui el tonto por emborracharme y por obligarte a besarme.
--Deja de decir eso, no eres tú el único culpable. Me senté "de chinito" y lo voltee a ver. El también lo hizo. Un silencio nos abarcó, y entonces él dijo.
--¿Por qué te fuiste de la cafetería esta mañana? Me pregunto.
--¿No te diste cuenta de todos los espectadores que teníamos al rededor?, es impresionante  como empezarán a correr los chismes acerca de mi. Era ilógico que no lo hubiera notado.
--¿Y si no hubieran estado todos ellos ahí? Me dijo, su sonrisa empezaba a regresar a su cara.
--No lo sé, igual me hubiera ido, tenía que ir a clases.
--¡Dios mío, siempre pones esto muy difícil! ¡Que se supone que tengo que hacer! ¡Me estás volviendo loco! Me dijo alterado.
--No me gusta que la gente me mire cuando estoy haciendo mi vida.
--Yo lo hago
--Es distinto.
--Lo es, por qué yo te quiero.
--Tu no me quieres, tú solo me besas. No era lo que pensaba decir hace unas horas.
--Lo hago, la gente demuestra su afecto
--Yo no lo hago, no me gusta.
--Lo haces, solo que no te gusta que la gente te mire cuando estás haciendo cosas. No te gusta que te observen, pero a mí me encanta hacerlo. Habíamos cortado la distancia entre nosotros.
--Buen punto. Le dije
Me tomó la mano, recogió mi mochila y la suya del suelo. Me llevo corriendo entre el edificio de la escuela, cuando lo rodeamos, me pego a la pared y me dijo.
--¿Crees que alguien aquí nos vea?
--No lo puedo asegurar.
Mire sus manos, en cada una tenía las mochilas, así que fui yo quien lo tome de la camisa blanca que llevaba y lo bese, trate de hacer lo mejor posible, por qué eso beso fuera inolvidable. Oí las mochilas caer, y me tomó de la barbilla, me siguió besando, y lo siguió haciendo durante un buen tiempo, parecía que nuestra respiración era infinita, pero como no lo era realmente, lo trate de alejar, pero el no quería, yo tampoco podía hacerlo, pues estaba pegada a la pared, parecía una conexión irrompible  entre nosotros, así que simplemente pare de besarlo, y así fue la única manera de lograr separarnos.
--Por favor no me mates. Le dije, tomando una gran respiración.
--No me molestaría hacerlo así. Me dijo de una manera tan tranquila, el no necesitaba aire. De seguro el había besado a miles de chicas. No podía evitarlo, pues si era impresionantemente guapo.
--No haré esto de nuevo, se acabo. Me estaba dando la mochila.
--¿Qué no harás que? Me pregunto.
--No volveré a besarte. Le respondí.
Me acerqué a él, y le di un pequeño beso en la mejilla, y corrí lo más lejos que pude.

4 chicas, 3 chicos, una escuela, 3 parejas, un deastre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora