Capítulo 6: Baile

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Aquella noche, Gray no pudo pegar ojo. Pensaba en todo lo que había ocurrido en su vida, cómo se deterioraba lentamente hasta lo que quedaba hoy en día. Una vida destruida y sumida en la desesperación por salvar a su hermana. Ni siquiera pensó jamás que el amor pudiera ser para él. Ahora se encontraba entre la espada y la pared. Podía abandonar a su hermana o abandonar a la chica de la que se había enamorado, la decisión era difícil.

Cuando los rayos del sol comenzaron a brillar entrando por su ventana, se resignó y tomó una decisión. Quizá acertada o quizá errónea, pero al menos era una decisión como podía haber sido cualquier otra. Ya no había vuelta atrás, iba a hacer lo que tenía que haber hecho desde hacía un tiempo y que no había podido. Hoy era el día perfecto.

Se incorporó de la cama y caminó descalzo hacia el armario del fondo abriendo sus puertas. Allí en una de las perchas tenía un viejo uniforme de gala de la marina del Reino del hielo. Nunca se lo contó a nadie, ni siquiera a su mejor amigo Natsu, pero él había servido durante un par de años a su país. Tras la muerte de sus padres creyó que era una buena vida, mejor que pescar. Fueron buenos años, pero la tragedia siempre golpeaba una y otra vez a su familia. Cuando su hermana fue arrestada, dejó la vida militar por la de un simple pirata que disfrutaba robando las pertenencias a los demás. Le habría gustado volver a su anterior vida, pero ya no podía, sólo era un pirata cuya cabeza tenía precio en su país.

Cogió la ropa de al lado, sólo por la noche utilizaría una última vez aquella ropa militar para aparentar ser lo que ya no era, un respetado militar al servicio de la defensa de su país. Natsu al verle salir tan temprano se extrañó pero no quiso comentar nada, sabía que algo estaba afectando al carácter de su amigo.

- Movamos el barco - comentó Gray - no quiero que ni siquiera Juvia pueda pensar que aún estamos aquí. Fingiremos habernos marchado.

- De acuerdo, Capitán.

- Izad el velamen y el ancla. Nos vamos de aquí.

Natsu vio en la mirada de Gray aquella intensa melancolía que siempre trataba de ocultar. Sabía desde hacía mucho tiempo que su mejor amigo ocultaba un triste pasado tras aquella máscara de incansable ladrón en los mares. Nunca se atrevió a preguntarle. Lo único que sabía era que había sido pescador y que algo malo ocurrió con su hermana. Jamás quiso importunarle con sus preguntas, así que mantuvo el silencio y no contó nada a la tripulación. Quizá Gray sólo quería mantener a su hermana lejos de esta vida de delincuencia, de esta vida de huida constante.

- Gray... ¿De verdad vas a hacerlo? - le preguntó Natsu al acercarse a él.

- No tengo más remedio.

- Sabes que nunca me he metido en tus asuntos pero... piénsalo, esa chica te importa de verdad. No sé en qué anda metida tu hermana pero... tú no tienes que responsabilizarte por sus acciones.

- No entiendes nada, Natsu. Tengo que hacerlo, créeme que si tuviera otra opción la utilizaría, pero no la tengo. Es herir el corazón de Juvia o perder a mi hermana. Ultear siempre es y será de mi familia, no puedo dejarla abandonada a su suerte. Es la única familia que me queda.

- Si estás tan decidido, entonces te ayudaré.

- Gracias, Natsu.

Al caer la noche, el barco empezó a moverse con lentitud hacia la playa privada escondiéndose entre las sombras. Una gran tormenta se acercaba a costa, las nubes cubrían la poca luz que la luna y las estrellas pudieran ofrecer y Gray suspiró aliviado de que al menos el tiempo estuviera también a su favor.

Se cambió de ropa en su camerino y cuando Natsu le vio salir, supo al momento que Gray siempre le había ocultado un gran secreto, ni siquiera sabía por qué tenía esa ropa, pero empezaba a imaginárselo.

El pirata de hielo (Fairy Tail, Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora