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Todo empezó aquella noche.

Estaba aburrida en casa, el viernes, y ya no sabía qué hacer para entretenerme.

Después de ver la tele, leer, darme una ducha... no sabía qué hacer. Hasta había cocinado unas horribles tortitas que tuve que tirar porque estaban malísimas.

Pero nada. Ya no se me ocurrían más cosas, y no tenía sueño, no iba a irme a dormir a las nueve de la noche. Alba y Elena se habían ido a una fiesta en casa de Alex, mi mejor amigo. Pero a mí no me gustaban mucho las fiestas.

La gente solo iba allí a beber y a bailar. Bailar. Sonaba mejor de lo que era, porque yo era pésima bailando. Mi madre me obligaba a bailar ballet de pequeña y creo que aún me duraba el trauma.

Estuve pensando en ir a la fiesta. Igual era divertida. Pero nada de alcohol. Podría llamar a alguna otra amiga que también hubiera ido, porque Alba y Elena seguro que ya estaban borrachas.

Rápidamente me vestí con un vestido negro ajustado y me maquillé con un poco de colorete. Cogí mi bolso y salí de casa.

La casa de Alex estaba en las afueras de la ciudad, era una mansión enorme, y las luces de la fiesta se veían desde lo lejos. Recordé cuando se mudó de casa, y me invitó a cenar con su familia el primer día.

Pagué al taxista y bajé del coche.

Me abrió un amigo de Alex.

-Pasa, bienvenida.

Nada más entrar, Alex vino a saludarme.

-Hombre, mi chica favorita ha llegado- Alex es mi mejor amigo, sé que nunca me va a fallar, aunque a veces haga estupideces, como montar estas fiestas sin que sus padres lo sepan.

-Hola, Alex.

- ¿Cómo es que te has dignado a aparecer por aquí?

Me conocía, y sabía que no iba a ninguna de sus fiestas.

-Me aburría, nada especial.

-Ya me extrañaba que te separaras de tu ordenador. Pero tenemos que celebrarlo, creo que es la primera vez que pisas esta casa cuando organizo una fiesta.

-Si todas las navidades, cumpleaños, comuniones, bautizos y bodas no cuentan, sí, sí que es la primera- dije, recordando todos los eventos a los que fuimos cuando vivía con su familia.

-No cuentan. Me refiero a una fiesta de verdad.

-Alex, supéralo, solo he venido por la comida. Me voy a comer algo.

- ¡No te creas que te escapas de bailar conmigo! - gritó mientras me alejaba, riendo- ¡Y deja algo en la cocina!

-Sí...

Después de picar algo y servirme un vaso de Coca-Cola, salí de la cocina. Y ... Se me cayó el vaso de la mano; gotitas de Coca-Cola me salpicaron en las piernas.

Alex se estaba besando con una chica. Sí, besando a una chica. Más bien, comiéndose la boca de una chica. Lo que me dolió no fue el beso, sino que al girarse, vi que la chica era Elena, mi mejor amiga.

Se suponía que era mi mejor amiga. ¿Cómo era capaz de aprovecharse de que Alex estaba borracho para besarle, si a ella le gustaba Peter?

En ese momento Alex la cogió de la mano, y sin mirar a su alrededor, subieron escaleras arriba, donde estaban las habitaciones de la casa.

Una de las reglas que teníamos era: nada de ligar, besar o hacer cualquier otra cosa con los hermanos de ninguna de nosotras.

Era una regla de nuestro panel de normas; Elena, Alba y yo lo habíamos escrito años atrás.

Alex no era mi hermano, pero era mucho más que eso. Después de vivir con una persona más de dos años, te une algo más que una simple amistad.

Se me nubló la vista, no me lo podía creer. No tendría que haber venido a la fiesta, pensé. Me tendría que haber quedado en casa, aburrida, viendo vídeos con mi ordenador tumbada en el sofá.

Me precipité a la salida, pero en ese momento choqué contra algo. Caí al suelo, alguien se precipitó sobre mí.

- Pero, ¿qué te crees que haces? - pregunté cabreada al chico que me miraba sin disimulo.

-Perdona, preciosa, pero eres tú la que ibas corriendo llorando hacia la puerta y me has empujado.

¿Iba llorando?

¡Ay dios!. Espera. ¿Me ha llamado preciosa? ¿Este qué se cree?

Lo miré. El chico era muy apuesto, de facciones alargadas. Sus ojos de un color marrón claro, tirando a miel, me miraban fijamente con una mirada un tanto burlona.

-Cierra la boca que se te cae la baba- dijo con una sonrisa arrogante.

Lo que me faltaba, un chulo encantado de haberse conocido.

-No te estaba mirando...

-Marc- completó.

-Marc, solo estaba admirando tu horrible cara. Y ahora, si me dejas, me gustaría levantarme y que dejaras de aplastarme.

-Vamos, si te encanta, no lo niegues. ¿Qué te ha pasado para que estés así en una fiesta como esta?

En ese momento me acordé. Alex besándose con Elena. Mientras hablaba con el desconocido me había olvidado de todo. Y se me deslizó una lágrima por la mejilla.

-Oh, vamos, no llores, lo siento. Ven, vamos fuera a que te dé el aire.

Marc©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora