IV

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Sonó el despertador. Era lunes.

Odiaba los lunes, y después de la fiesta había estado todo el fin de semana durmiendo, comiendo, viendo la tele, durmiendo, leyendo, comiendo y otra vez durmiendo.

Caminé como un zombie al baño y me metí en la ducha. Dejé que el agua me relajara y pensé en Elena.

Esperaba que después de lo que había pasado con Alex, ni se acercara a mí.
Salí de la ducha y me vestí.

Fui a la cocina tranquilamente y miré el reloj. ¡Las ocho y cuarto! Y mi primera clase empezaba a y media.

No tenía tiempo de desayunar, corrí a mi cuarto, cogí la mochila y salí de casa rápidamente.

Iba a llegar tarde. Y lo peor era que llegaba tarde por quinta vez en lo que llevábamos de trimestre.

Prácticamente corrí la maratón hasta el instituto. Para cuando llegué, ya hacía tiempo que había sonado el timbre.

La profesora de Biología no me dejaría entrar. Ya me había pasado más veces. Esa mujer se pensaba que lo único importante en la vida eran las células y la reproducción de las plantas.

Me quedé en la puerta esperando. De pie. Pero una voz a mis espaldas me sobresaltó.

-Perdona, ¿sabes dónde está el aula de Biología?

Me giré. Era Marc. Estaba apoyado en la pared, con una sonrisa y su flequillo cayendo por su frente.

-Uh...Sí, es esta, pero llegamos tarde. No nos van a dejar entrar. ¿Desde cuándo vas a este instituto?-bien, unas pocas palabras coherentes es mejor que nada.

-Desde hoy. Me he mudado a este barrio y era el mejor instituto de la zona.

-Ah, qué bien- estaba siendo un momento un poco incómodo. Me empecé a arrepentir de haber confiado tanto en él.

-Oye...- me dijo.

-¿Sí?

-¿Te gustaría que saliéramos algún día? Ya sabes, a dar un paseo o algo.

-Yo...- Eli, di algo normal.

En ese momento se acercó y me recogió un mechón de pelo detrás de la oreja. Y se quedó ahí, a tres centímetros de mi cara.

Y justo sonó el timbre. Marc se apartó apresurado, me dirigió una sonrisa y se fue a la siguiente clase.

Me quedé en shock.

¿Qué acababa de pasar?

***

-¿Por qué no has venido a la primera clase? 

Era la hora del almuerzo. Estaba sentada con Alba en la cafetería.

-Me he entretenido duchándome y cuando me he enterado ya eran y cuarto- resoplé.

-Tú siempre llegas tarde- rió.

-Ya, y luego me he quedado en el pasillo hablando con...Marc.

-¿Marc? ¿Ese chico que es guapísimo? Tendrías que haber estado en mi clase de gimnasia, todas hablaban de él. ¿De qué le conoces?

Alba era una ametralladora hablando. Parecía un loro.

-Esto...le conocí en la fiesta del otro día.

-No me digas que pasó algo.

-¡Qué va!, solo le he visto dos veces, en la fiesta y esta mañana.

-Mira, justo ahora está entrando por la puerta.

Marc entraba en la cafetería serio, pero entonces me miró y me dirigió una sonrisa. Se sentó solo en una mesa solo, y comía en silencio.

-Eli, no te gires ahora, pero Marc no ha parado de mirarte desde que ha entrado. Bueno, solo ha dejado de mirarte para servirse la comida, porque si no la habría puesto fuera del plato, y sería bastante gracioso porque...

-Vale, ya lo he pillado, pero no creo que me mire a mí.

-Que sí, que te lo digo yo, te está mirando fijamente. Tiene los ojos color miel.

-Ya sé que tiene los ojos miel, Alba. Son preciosos.

-Yo creo que te gusta Marc.

-¿Qué? No me gusta Marc, de hecho voy a girarme y verás como no me mira a mí.

Nuestros ojos se encontraron y nos miramos fijamente. Me guiñó un ojo y siguió comiendo.

-En realidad puede que...

- ¡Hola chicas! Eli, no te vi en la fiesta, ¿al final no fuiste?

Era Elena.

- ¿Te pasa algo? ¿Por qué no me hablas? -preguntó.

-No te habló por la sencilla razón de que no hablo con falsas amigas- le solté.

Me levanté, furiosa, con toda la cafetería mirándome y me dirigí a la puerta.

Estaba tan airada que no vi el charco de zumo; me resbalé y me habría caído de no ser por alguien que me sostuvo en el último momento.

Me mareé, y lo último que escuché antes de perder el conocimiento fue:

-Te tengo Eli, no dejaré que caigas.

Marc©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora