7.

71 10 14
                                    

Contemplo, desde la ventanilla de mi asiento, como la Tierra es destruida. El sol, convertido en una gigante roja, colapsa y envuelve a los planetas cercanos. Nos dirigimos al nuevo planeta, el viaje es muy largo. Estoy sola y ocupo el sitio de mi dueña. La butaca de al lado está vacía, supuestamente debería de estar él ahí. Me cubro el rostro con las manos, lloro en silencio. Ningún clon del Dema se salvó aparte de mí, soy el único producto que pudo viajar. Si al menos él me hubiera podido acompañar, sería feliz. Pero el destino ni siquiera me concedió ese deseo.

El mensaje que me dijo antes de morir, no deja de rondar mi mente: «Te amo». Ahora entiendo que el extraño sentimiento que sentía por él era amor. Le respondo con lo mismo e imagino que él me puede escuchar. Recuesto mi cabeza contra la ventanilla y cierro los ojos.

—¿Señorita Morrison? —Una voz pregunta, interrumpiendo mi sueño—. ¿Jane Morrison?

Alzo la vista y veo a una mujer que está frente a mí. Me siento correctamente y recuerdo que es el nombre de mi dueña, solo que ahora soy ella.

—Sí, soy yo —respondo con voz clara.

Comprendo que ya no soy más M-500, ni mucho menos una desconocida. Para la sociedad no soy un clon, al contrario el título de un ser humano se me otorgó. Tengo un nombre y ese es Jane Morrison. Me siento más humana, aunque en el fondo sé que nunca dejaré de ser un clon y tampoco podré olvidar a H-650. Lo amo y deseo que mi logro vaya dedicado a él.

—Esto es por nosotros —susurro.


                                                                                             FIN.


El último día de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora