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Imagen multimedia: Brandon

A la mañana siguiente Brandon entró en mi cuarto. Tenía ojeras y los ojos rojos. En serio, esa chica lo estaba cambiando.

— ¡¡¡Buenos díasssssss!!! —gritó.

Tardé unos segundos en reaccionar. Abrí los ojos y allí estaba, de pie, apoyado en el marco de la puerta.

— Estás cogiendo una costumbre muy mala de gritar — prostesté —. Son las 10.13 de la mañana, es sábado. ¿Cómo te atreves a despetarme? —Lo miré desafiante —. Fuera de aquí.

Se rió mientras se sentaba en mi cama. Me empezó a vacilar.

— ¿Qué pasa Becca? ¿Hoy no te pones cariñosa conmigo con la típica frase << Ay Brandon déjame... Cinco minutos más...>>? — Dijo mientras me destapaba.

— Es sábado, ya te lo he dicho —volví a taparme.

— Bueno te cuento. Como ya sabes ayer hubo una pelea y Alison (la novia del portero) terminó en el hospital. Si, la pelea fue en el río y Amanda (la animadora) en un ataque de ira la empujó al agua. Alison entró con un principio de hipotermia al hospital, y bueno, tenemos que ir a verla.

— ¿Tenemos? ¿Por qué nosotros? — Repliqué —. Apenas la conozco, me niego a ir a verla. Que no se hubiera peleado.

Brandon se levantó y encendió mi ordenador. Se le notaba en la cara que estaba molesto. Seguramente tendría que ir solo al hospital.

— Quiero ver el vídeo que te iba a mandar Angel. —Dijo.

— No sé si lo habrá mandado aún. — Me levanté y cogí ropa para cambiarme —. Seguramente estará durmiendo, así que lo mandará a la tarde.

Me desvestí. En verdad no me importaba cambiarme delante de él, teníamos mucha confianza y no sería la primera vez que me viese desnuda. Terminé de cambiarme y me senté en el borde de la cama, al lado del ordenador. Brandon le estaba escribiendo a Angel.

BHardword_: Soy Brandon, pásame el vídeo de la pelea.

— ¿Para que lo quieres? — Pregunté.

— Quiero saber que ha pasado y poder defender a Alison en todo lo que pueda. La culpa no es suya, es de Amanda por meter mierda entre su relación con James.

Brandon estaba muy cabreado. Me pregunto porqué le importa tanto Alison de repente. Lo dejé sentado enfrente el ordenador esperando el vídeo, mientras bajé a desayunar.

Mi padre me había preparado el desayuno: zumo de piña, leche y tortitas.

— Buenos días. — Saludé.

— Tenemos una buena noticia. Aunque tu madre no está, me pidió que te la contara según te despertaras. — Hizo una pausa — ¡Vas a tener un hermano!

— ¿¿¿Qué???

Mis padres ya habían pensado darme un hermano como regalo, cosa que a mí nunca me ha hecho gracia. Pero nunca pensara que iba en serio. No me gusta compartir, lo que es mío es mío y punto. Pero esto significaba que todo lo que me dieran tendría que ser compartido con él o ella.

Mis padres no podían tener más hijos. Mi madre se hizo una ligadura de trompas cuando tenía tres años, no quería más hijos. Pero mi padre la convenció hace unos seis meses para adoptar, así que sí, voy a tener un hermano o una hermana.

— El otro día tu madre y yo fuimos al centro de acogida de menores sin que te enteraras y nos han concedido la adopción — dijo con una sonrisa de oreja a oreja —. Es un chico de diecisiete años, en un mes hará los dieciocho, pero no pasa nada porque él está dispuesto a que seamos su familia. Ya ha estado en diferentes familias de acogida, pero le solían dar la espalda por como era. Así que como soy psicólogo lo puedo ayudar a llevar una nueva vida.

— ¿Me estás diciendo que un tío de diecisiete casi dieciocho años que no conoces de nada y que puede que sea un violador o un ladrón empiece a vivir en nuestra casa? — Lo miré muy seria —. ¿Estáis locos o que os pasa?

Me levanté de la silla muy cabreada y me fui a mi cuarto. Se lo conté a Brandon y tampoco le hizo mucha gracia. Puede que no quiera un hermano porque siempre he sido la niña de papá, porque quiera para mi sola su cariño o porque no me da la gana de meter a un gilipollas, que otras familias no lo hayan querido, en mi casa. Me niego. Aunque lo harán. Pero voy a hacer todo lo posible para que se vaya, me da igual que sea un santo o un demonio. No es rival para mí.

Brandon consiguió el vídeo y se fue a casa a inspeccionarlo detalle a detalle. Había dejado la ventana abierta por si necesitaba algo yo lo pudiera ayudar. Que conste que lo ayudo por ser mi mejor amigo y por saber que trama.

Empecé a investigar sobre mi supuesto hermano aunque no sabía ni su nombre ni en que centro de acogida estaba. Solo tenía su edad, ni si quiera exacta. No encontré nada y decidí bajar a preguntarle a mi padre cuándo irian a recogerlo. Bajé lo más rápido que pude y fui directa.

— ¿Qué día vendrá?

Mi padre tardó un rato en darse cuenta de lo que hablaba.

— Si todo va bien... hoy.

— ¿Hoy? ¿Tan rápido? — Lo miré sorprendida.

— Sí, cariño. Los papeles de adopción ya estaban listos, así que tu madre quería que estuviese aquí el mismo día que te lo contáramos. A las cuatro estará aquí, así que vete haciendo un hueco en tu habitación para que se pueda instalar.

— No no. Me niego. En mi habitación no va a dormir nadie excepto yo. Él es un invitado desconocido así que al cuarto de invitados.

— Vamos Becca, que va a ser tu hermano mayor. Sé simpática.

Eso me molestó.

— Me saca un mes, no es tan mayor. Habrá que comprobar su edad mental a ver si es tan mayor.

Me fui a mi cuarto dejando a mi padre con la palabra en la boca. Abrí la ventana y grité por Brandon.

— Tú. Hoy a las 15.50 te quiero en mi casa. — Le dije.

— Luego el que grita soy yo... ¿Qué ha pasado?

— El desconocido se instala hoy a las cuatro. Trae la pistola de agua por si acaso. Mi padre quiere que duerma con él y eso no va a pasar.

— Te va a violar. — Rió.

— ¿Cómo Brenda a ti? — Vacilé.

También lo deje con la palabra en la boca, cerré la ventana y me puse a ordenar mi cuarto. No lo ordenaba para que pareciese impecable, si no para esconder todo lo valioso que había en él por si el tipo era un ladrón. Saqué de mi bolso el espray de pimienta y lo puse encima de mi mesilla, a plena vista, para que cuando lo viera se acojonara. También tendría que hacerle alguna putada para que se acostumbrara: un cubo de agua con insectos varios dentro del armario. Según abriera el armario ¡zas! bienvenido a tu nueva casa. Cogí un cubo y lo llené de agua. Le eché hormigas, gusanos, arañas, cucarachas y un líquido verde para que el agua quedara viscosa. Abrí su supuesto armario, coloqué una cuerda para que cuando abriera la puerta se le cayera encima.

Miré el reloj, eran las 15.50. Así a lo tonto me pasé media mañana preparando una "broma". Me hice un bocadillo y lo comí lo más rápido que pude. Brandon llamó a la puerta, venía con dos pistolas de agua. Las llenamos con el líquido verde para que fuera más asqueroso y nos sentamos en el sofá a esperarlo.

 




La atenta mirada del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora