Eran las dos de la mañana y aún no había llegado. Las personas normales trabajan por el día, por la noche está lo peor de la sociedad. Sería imposible encontrarlo.
Sonó el despertador. Eran las 7.35. Me quedé en la cama quince minutos y bajé a desayunar. Normalmente a estas horas mis padres están durmiendo. ¡Por fin! Hoy no llegaría tarde a clase.
Entré en la cocina. No tenía mucha hambre así que solo me tomé un vaso de zumo de piña. ¿Habría llegado a casa Derek? No lo sabía, y como buena cotilla que soy iría a su cuarto. Pero antes me ducharía, así que cogí ropa. Había un pequeño problema, mi ropa interior estaba en la habitación de Derek. No me había dado cuenta... Sí, mi madre tenía la manía de guardarme la ropa interior en esa habitación para darle uso. En fin, tendría que entrar en su cuarto y llevármelo todo de allí, pero si se despertara y me viera... Me arriesgaría, no tenía otra opción. Con un poco de suerte no estaría en la habitación y seguriría "trabajando". Dejé la ropa en el cuarto de baño y abrí la puerta de Derek convencida de que no se encontraría dentro, pero con la mala suerte que tengo allí estaba, sorprendido. Se estaba cambiando.
— H-hola—dije —. Vengo a coger unas cosas, tranquilo que no miro.— Me tapé los ojos con la mano.
— Por cosas como estas hay que llamar a la puerta hermanita.
Me dirigí a su mesilla, abrí el primer cajón donde guardaba mi ropa interior. No había rastro de ella, solo había bóxers.
— ¿Buscas esto?— Me señaló toda la ropa interior que estaba encima del escritorio.
— S-s-si— lo miré perpleja.
Cogió una braga de encaje y la miró con detalle.
— Uf, te debe sentar...
— ¡Cállate!— lo interrumpí.
Cogí toda la ropa y la tiré en mi cama, mi conjunto favorito no estaba. Se me habría caído por el camino, salí de prisa de mi cuarto y allí estaba Derek, riéndose, con mi sujetador en una mano y mi braga en la otra.
— ¡Dámelos!— grité.
— Eh, no grites, vas a despertarlos— se acercó a mí y se agachó para estar a mi altura— ¿Quieres este precioso conjunto? Pues gánatelo— se acercó a mis labios— tú y yo una noche solos.
No me dio tiempo a responder, dio media vuelta y entró en su habitación cerrando con llave. Este tío era estúpido, ¿un polvo a cambio de un conjunto? ja,ja.
Cogí la ropa interior y me dirigí a la ducha. Me duché con agua fría para despertarme y me vestí. Salí del cuarto de baño y miré la habitación de Derek. Cogí la mochila y bajé al salón, aún quedaban veinte minutos para que Brandon pasara a recogerme.
Mis padres estaban en la cocina desayunando, no tardarían mucho en venir a despedirse. Cogí el móvil y entré en facebook. Tenía una solicitud de amistad: Derek Smith quiere ser tu amigo. Ignoré la solicitud y bloquee el móvil.
— Buenos días, cielo. Me voy a trabajar, hoy te lleva Derek a clase ya he avisado a Brandon.— me dió un beso en la mejilla—. Me voy corriendo, te quiero.
¿Qué? Joder mi madre siempre hacía lo mismo. Me decía una noticia que sabía que no me gustaría y se iba corriendo sin escuchar mi respuesta.
— Cariño, me voy a trabajar. Sé amable con Derek— dijo mi padre.
No respondí. Me quedé sentada en el sofá esperando a que bajara mi hermanito . ¿Lo aceptaba en facebook o no? Vivía en mi casa... que más da. Le di a aceptar y una voz interrumpió el silencio.
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La atenta mirada del cielo
Teen FictionBecca está apunto de acabar el último curso del instituto. Vivirá el verano de sus dieciocho y se encontrará con varias sorpresas que harán que la vida de Becca Hardword cambie, entre ellas la aparición de Derek en su vida.