Skinny Jeans ➳ Justin Bieber

Capítulo Final.

❝LO SIENTO❞

CASSIE HILL

Ya habíamos llegado al lugar en donde se iba a velar a la mamá de Justin, era un lugar pequeño y con mucha seguridad.

— Vamos Cassie, baja— me dijo Miley ya fuera del taxi que nos había traído.

Yo asentí y baje del taxi rápidamente, estaba nerviosa, muy nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar Justin, no sabía si me iba a votar de ahí o si sólo fingiría que no me conoce. Pero lo que sí sabía era que iba hablar con él, le iba pedir disculpas por agobiarlo cuando él solo quería estar solo, pero le iba a decir mis razones de porque no me fui a su primera petición.

— Él hubiera estado babeando por ti si te hubieras puesto ese vestido negro que te enseñé— me dijo Miley.

Rodé los ojos, los vestidos no eran algo que me fascinaban al contrario, los detestaba. Mire la puerta nerviosamente sabiendo que ahí adentro se iba encontrar Justin, cerré los ojos fuertemente armándole de valor para poder afrontar lo que se venía ahora.

— Todo va a estar bien Cassie— Miley me froto el brazo, le di una calida sonrisa y comenzamos a entrar al lugar.

El lugar estaba decorado con muchas rosas rojas, todo el mundo vestía de negro y eso hacía ver al lugar muy deprimente. Mi mirada se centró en el ataúd, nunca había llegado a conocer a la mamá de Justin, apenas sabía su nombre pero ahora que la veía podía comprobar de donde Justin había sacado su belleza.

— Chaz— habló una voz conocida, era Justin.

Mi mirada se centro en él, que se encontraba saludando a Chaz y a Miley, yo estaba un poco alejada de ellos así que todavía no se daba cuenta de mi presencia. Los nervios se apoderaron de mí y mire todo el lugar sin saber qué hacer, vi el baño de damas a lo lejos y empecé a caminar hacia él, entre rápidamente y me apoye en la puerta suspirando.

— Nunca debí venir— me susurré.

Alguien empujó la puerta haciendo que me sobresalté y me separe de esta rápidamente, era Miley.

— Me has asustado— le dije.

— ¿Pero qué haces acá? Se supone que deberías estar hablando con Justin y arreglando las cosas.

— ¿Si no?— le hable nerviosa— es que no se, los nervios se apoderaron de mí y simplemente no pude— empecé a caminar de un lado al otro.

— Ya, tranquilízate— me tomo del brazo haciendo que parase de caminar— ahora lo que vas hacer es salir de acá, vas hablar con él, vas arreglar las cosas y de una vez por todas vas a ser jodidamente feliz ¿Está bien?— me miró seriamente.