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1 de Marzo de 2016
Era mi primer día de clases, yo iba decidida a empezar todo de 0, mi año anterior había sido un desastre, un año el cual no quería volver a recordar. Había llegado al colegio, estaba igual que siempre, con su gran portón al frente y su pequeña puerta al costado. Decidí entrar muy convencida de que podría volver a empezar todo de nuevo. Subí por las escaleras, para poder entrar a mi nueva sala. Ahí estaba, 1ero medio , me esperaba, ahí estaba mi sala para el resto del año, adentro se encontraban mis mismos compañeros, como siempre haciendo tonteras.
Decidí entrar en silencio, para que nadie me notara mucho, cuando ya me iba a sentar, escucho un grito desde el final de la sala:
-¡Sofi, por fin llegaste, te estaba esperando!-
Era Rocío, mi mejor amiga de primero basico, la mejor sin duda.
-¡Rocío! Ven para acá- Le grité
Al llegar me abrazó muy fuerte y me dijo:
-Te extrañé... Ven te quiero mostrar algo-
Ambas salimos de la sala y nos dirigimos al patio de abajo, estaba nada más y nada menos que Matias sentado con su celular en mano. Al verlo ahí sentado mi corazón se paró, no pude evitar esas ganas de salir corriendo, de repente me llegaron unos recuerdos del pasado, unas imágenes de mi llorando, verlo ahí sentado me hizo recordar todo el daño que él me hizo. Verlo ahí tan inocente, siendo que no era así, él era el culpable de mi corazón roto, era él.
Rocío me quedó mirando con una cara de extrañada, me dijo que si prefería no ir, no íbamos, pero no, yo lo había superado, tenía que mostrarle que ya no sentía rencor hacia él. Nos acercamos lentamente, Matias levanto la cabeza y nos vio dirgiendonos hacia él, me quedó mirando fijamente, como si a él también le hubieran llegado imagenes del pasado. Pero bueno, eso era lo que presentía yo.
Cuando llegamos nos saludamos y nos preguntó cómo habíamos pasado las vacaciones. Rocío empezó a contar sus experiencias en Brasil, mientras yo me quedaba callada, mirando el suelo, pensando en si debería o no irme de ese lugar.
Matias me miró y me dijo:
-¿Y tú Sofi? ¿Qué hiciste en las vacaciones?
-Eh... ¿Yo? Em... No, nada- Contesté
Ambos nos quedamos mirando, se notaba que me iba a decir algo pero justo tocó el timbre, el maldito timbre, el que me hizo darme cuenta que empezaba de nuevo la rutina durante los 10 meses que me quedaban por continuar.

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