••9••

21 0 0
                                    

10 de Marzo de 2016
Era miércoles, ya había comenzado el día y me dirigía al colegio. Iba entrando, cuando veo que de una camioneta roja se baja Joaquín. Me quedé en la puerta esperándolo para entrar juntos y conversar unos minutos. Cuando me vio se acercó y me saludó correctamente, yo le seguí el saludo y le pregunté como estaba.

-Em... Si, bien, supongo.- Me contestó un tanto triste.
-¿Y por que esa cara?
-No es nada, solo que me siento un poco desanimado, eso es todo.

Bueno, no le creí, pero simule hacerlo, de todos modos me alegraba haber tenido una pequeña conversación con él. Subimos lentamente mientras conversábamos un poco.
Al entrar vi a Rocío sentada en la última mesa de la sala llorando. Dejé mi mochila y me acerqué a ella, en ese momento me dejó de importar Joaquín, estaba concentrada en el llanto de mi amiga.
-¿¡Pero que pasó Rocío por dios!?
-Ayer... Me junté con el Fabrizzio para conversar acerca de los comportamientos que había tenido conmigo últimamente, pero él no se los tomó del todo bien y me dijo que si no me gustaba como era no iba a seguir conmigo. No me quedó otra que dejar la relación de 6 meses que teníamos hasta aquí.- Me contó Rocío en lágrimas.
-¡¡Oh amiga lo siento!! Ya encontrarás a alguien mejor.
-¡Qué está pasando aquí!- Gritó Catalina entrando rápidamente a la sala.
Decidí contarle con el permiso de Rocío, pero sinceramente no quería contarle porque encuentro que a veces es un poco cahuinera. Pero bueno, era mi amiga.

Tocaron el timbre para comenzar la clase y me fui a sentar a mi puesto. De repente vi que se acercó Joaquín, pensé que se sentaría a mi lado como siempre, pero no, se acercó a decirme que no se sentaría ahí hoy.
Tomó sus cuadernos y se fue a sentar al lado de Martina. No lo podía creer, primero se sentó con Matias y no hizo nada, y ahora se sentaría con MI Joaquín y se notaba que no tenia ganas de que se fuera.

Yo tuve que ver toda la clase como se coqueteaban, se reían... ¿y la forma en que se miraban? PEOR.

Salimos a recreo y me senté en mi banca de siempre, esta vez me senté sola, saqué mis audífonos y escuché música. Creo que fue mi mejor recreo, nadie llegó a molestarme, nadie gritaba tanto como usualmente, estaba todo tranquilo. Tocaron el timbre para volver a entrar y subí lentamente aún con los audífonos, escuchando la música.

Cuando llegué me saqué los audífonos y me senté. Nos tocaba orientación así que conversábamos libremente. De repente se acerca Andres y se sienta en el puesto que supuestamente era de Joaquín.

-Que haces aquí...- Le dije.
-Necesito ayuda.
-¿Necesitas mas consejos con tu amor? No gracias, paso.
-Bueno, y después te preguntas porque los hombres no te quieren.- Me contestó y se fue.

Me dio tanta rabia, que se creía ese infeliz... como si a él lo quisieran muchas mujeres, de hecho a penas lo quiere una, como se atrevía a tratarme así.

-¡¿Qué?! Repitelo infeliz.- Grité furiosa.

En cuestión de segundos ya estaba sentada al frente de la directora. Pasé así sentada como 30 minutos, mirando los cuadros que habían en la sala. De repente escuche que se acercaba la directora con alguien.

-Buenas tardes señora Sandra, porfavor pase por acá.

No lo podía creer, estaba mi mamá, esto no podía estar pasando, me esperaban 3 meses de castigo. Entró mi mamá y me miró con una cara de decepción. Me sentía avergonzada. ¿Tan grave era gritarle infeliz a un compañero en la sala? Bueno, capaz me pasé los límites, pero era mi primera vez, yo no era una alumna desordenada.

-Bueno, primero su hija estaba con audífonos en la clase, yo misma la vi subiendo las escaleras. Y segundo, se puso a gritar en la clase, sin olvidar que le grito infeliz a un compañero suyo. Si no me cree tenemos todo grabado.
-No se preocupe le creo cada palabra.- Dijo mi mamá.

Mi mamá no era de esas que venia a dar la cara, así que estuvo 3 minutos ahí, se paró y se fue. Se acercó a mí, me dio un beso en la frente y me dijo "última vez pequeña".
Nunca pensé que se lo tomaría así pero bueno.

Subí a la sala un tanto avergonzada. Cuando entré nadie lo notó, solo Andres.

-Y? Como te fue?- Con un tono burlesco.

No lo soportaba, tenía unas ganas de pegarle pero me guardé las ganas. Lo peor era que estaba sentado en mi puesto,así que no iría para allá.
Por desgracia el único puesto tranquilo era al lado de Matias, no me quedó mar opción así que fui.

-Hola, ¿Puedo?- Le dije.
-Si, por supuesto.
-Gracias.

Estuve ahí sentada sin hacer nada, solo pensaba lo incómoda que me sentía a su lado. No hablamos por un rato hasta que el decidió hacer algo.

-Bueno, hablemos de algo, estamos muy callados y nosotros no somos así.
-Jajajaja, tu no eres así, yo si.
-Vamos, tu no eres así, yo te conozco.

Ambos nos miramos con cara de enamorados, y fue una gran coincidencia que justo nos sonreímos al mismo tiempo. Conversamos todo el resto de clase que quedaba. Nos reímos, nos molestamos, jugamos como niños de 5 años, nunca me había sentido tan bien a su lado.
Capaz él realmente estaba arrepentido. Estaba dispuesta a darle una ultima oportunidad.

El diario de SofiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora